Fabricar im¨¢genes
Cuando se le pregunta a Alan Parker si ha querido hermanar en su pel¨ªcula a Edgar Allan Poe y Raymond Chandler, ¨¦l contesta que prefiere compararla con un cruce entre Chinatown y El exorcista. L¨¢stima. Los referentes literarios daban pie a otra cosa, algo que no fuera un grand guignol intelectualizado y de lujo.Alan Parker, que tiene tras de s¨ª ¨¦xitos de taquilla o prestigio como El expreso de medianoche, Birdy, El muro o Fama, es, t¨¦cnicamente hablando, uno de los m¨¢s deslumbrantes cineastas contempor¨¢neos. Sus im¨¢genes son distintas, personales, impactantes; su montaje es de aut¨¦ntico virtuoso, y siempre aparece rodeado de profesionales espl¨¦ndidos. Pero tambi¨¦n es uno de los cineastas m¨¢s falsos y vac¨ªos, pues todo ese dominio de la mec¨¢nica aparece como superpuesto a las historias, hasta el punto de hacer imp¨²dica tanta pretensi¨®n y tanta sabidur¨ªa profesional.
Angel Heart
Director: Alan Parker. Int¨¦rpretes: Mickey Rourke, Robert de Niro, Lisa Bonet, Charlotte Rampling, Stoker Fonbelieu. Gui¨®n: Alan Parker, basado en la novela Fall¨ªng Angel, de William Hjortsberg. Fotograria: Michael Seresin. M¨²sica: Trevor Jones. Estadounidense, 1987. Estreno en Madrid: Callao, Vergara, La Vaguada, Regio, Rosales (V.O)
Angel Heart es un policiaco f¨¢ustico, con Robert de Niro como Mefist¨®feles y Mickey Rourke como Fausto desmemoriado. Transcurre en el Nueva York sucio y pobre de principios de los cincuenta, retoma un tema cl¨¢sico en el cine norteamericano -las secuelas psicol¨®gicas de la experiencia b¨¦lica- y acaba en Nueva Orleans -la segunda parte es un invento de Parker- entre ritos vud¨²,jazz, secuencias on¨ªricas,mucha sangre y un descenso a los infiernos. El arranque del filme es muy bueno; la ciudad tiene el clima adecuado, y Mickey Rourke, aunque resulta algo joven para el papel, es un convincente detective de tres al cuarto. De Niro hace una aparici¨®n inquietante, pero pronto, yo dir¨ªa que a partir de la truculenta muerte del doctor adicto a las drogas, forma y fondo empiezan a caminar cada uno por su lado. Y la sordidez se convierte en decorado; el ritmo acelerado, en agitaci¨®n, y los momentos calmosos, en pausas mortecinas. De cuando en cuando se nos sacude con alguna sorpresa desagradable, se zarandean ante nuestros ojos algunas v¨ªsceras sangrientas, pero ya s¨®lo la presencia de Lisa Bonet, que por cierto irrit¨® a los censores norteamericanos, mantiene viva nuestra atenci¨®n. Ella es aut¨¦ntica en un contexto en el que todo se ha vuelto falso.
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