La baja de las bolsas
Comparando la crisis de 1929 y lo que est¨¢ ocurriendo ahora. creo que hay diferencias sustanciales: mayor peso del Estado en las econom¨ªas, mejor conocimiento de los mecanismos monetarios, y el propio recuerdo de una experiencia hist¨®rica traum¨¢tica, asociado, un tanto superficialmente, a la ca¨ªda de la bolsa, pero que, en cualquier caso, forzar¨ªa a la intervenci¨®n del Estado si las circunstancias lo requirieran.Los an¨¢lisis que se est¨¢n realizando sobre la raz¨®n de la baja burs¨¢til centran su atenci¨®n en fen¨®menos econ¨®micos. La explicaci¨®n m¨¢s divulgada hace referencia a los d¨¦ficit de la balanza de pagos y del sector p¨²blico en EE UU o a la situaci¨®n en el golfo P¨¦rsico. Sin duda son factores que han debido influir, pero, a mi juicio, quiz¨¢ m¨¢s como detonante que como elemento que justifique una baja tan s¨²bita y espectacular.
En mi opini¨®n, es preciso situar la din¨¢mica propia de los mercados de valores como el centro de atenci¨®n. La secuencia normal es que unas expectativas econ¨®micas positivas se traduzcan en una elevaci¨®n de las cotizaciones, pero si el alza tiene una duraci¨®n suficiente se generan expectativas de subidas en el propio mercado, porque el movimiento positivo y sostenido atrae nuevos compradores, y un ¨¦xito tiene un amplio eco que refuerza la t¨®nica alcista. De manera que progresivamente se pierde de vista el hecho positivo originario y se centran las expectativas sobre ese propio mercado. Esto explica que incluso con tipos de inter¨¦s elevado, escasa rentabilidad por dividendo y buenas oportunidades alternativas se mantenga una tendencia alcista si el mercado de acciones ha alcanzado una temperatura especulativa suficiente.
Esta din¨¢mica propia del mercado explica, asimismo, que se produzca una divergencia creciente entre las expectativas del mercado y cualquier esperanza razonable de rendimiento de las empresas a largo plazo.
Cuando una situaci¨®n de este tipo se prolonga, se genera una burbuja especulativa que tiene siempre como elemento clave el hallazgo colectivo de que es f¨¢cil el enriquecimiento r¨¢pido si se tiene la audacia suficiente para participar en el gran juego.
Transacciones r¨¢pidas
Cuando se proclama la conveniencia de unos mercados de valores activos y fluidos que permitan transacciones r¨¢pidas con bajo coste, se parte de la idea b¨¢sica de que se facilita con ello la financiaci¨®n de las empresas y, por tanto, la inversi¨®n. No podemos entrar en el an¨¢lisis de lo relevante que es en la realidad esa afirmaci¨®n general, aunque hagamos constar de pasada que cuanto m¨¢s desarrollados est¨¦n los mercados secundarios y, por tanto, sean mayores las posibilidades potenciales de nuevas emisiones, menos se utiliza esa capacidad. En cuanto a operaciones como las de futuros ligadas a la evoluci¨®n de un ¨ªndice burs¨¢til, es precisa una capacidad de an¨¢lisis y abstracci¨®n fuera de lo com¨²n para percibir la tenue relaci¨®n que puede existir entre los masivos intercambios y sus efectos sobre las unidades productivas.
Lo que es, a mi juicio, incuestionable es que los mercados de valores tienden, al menos en ¨¦pocas de auge burs¨¢til, a la generaci¨®n de una tupida red de transacciones, intermediarios y mercados que se superpone al potencial productivo existente, que adquiere vida propia y que impulsa actividades del sector terciario en una de sus r¨²bricas con crecimiento m¨¢s espectacular, como es la de prestaci¨®n de servicios financieros. Dicho de otra manera, los pa¨ªses con mercados de valores m¨¢s desarrollados est¨¢n apoyando una parte del crecimiento de los ¨²ltimos a?os en una serie de servicios que se basan en la transmisi¨®n de los activos productivos existentes, y aunque, por supuesto, generen producto interior bruto (PIB) y empleo en el sector servicios, dichos servicios aparecen, sin embargo, s¨®lo lejanamente conectados con la producci¨®n de bienes y su distribuci¨®n. En este marco de razonamiento hay que situar el desasosiego de J. Tobin cuando se?ala: "Confieso un inc¨®modo recelo fisiocr¨¢tico, quiz¨¢ inadecuado en un acad¨¦mico, de que estamos dedicando una progresiva parte de nuestros recursos, incluido lo mejor de nuestra juventud, a actividades financieras alejadas de la producci¨®n de bienes y servicios, a actividades que generan altas remuneraciones desproporcionadas con respecto a su productividad social".
Los factores de inestabilidad que se derivan de la respuesta amplificada de los mercados ante las modificaciones del entorno econ¨®mico adquieren una mayor dimensi¨®n con la internacionalizaci¨®n de las bolsas, que es un paso m¨¢s en la direcci¨®n de intensificar los flujos financieros internacionales cada vez m¨¢s aut¨®nomos, es decir, m¨¢s independientes de las corrientes comerciales. A la moda de la inversi¨®n burs¨¢til, o a la preferencia por un sector concreto, se une la del pa¨ªs objeto de atenci¨®n en un momento determinado. La interconexi¨®n de los mercados aumenta los efectos de simpat¨ªa, de forma que un suceso positivo o negativo en un mercado no se limita al mismo, sino que ejerce una influencia inmediata sobre los dem¨¢s.
En este marco de progresiva internacionalizaci¨®n se incentiva la competencia entre pa¨ªses por atraer inversiones y transacciones hacia sus propios mercados, lo que conlleva la relajaci¨®n de las normas cautelares establecidas como instrumentos de control de los propios sistemas financieros nacionales.
Los interrogantes
Hay una serie de cuestiones sobre las que convendr¨ªa meditar y no dar por sentadas las respuestas basadas en principios generales. ?Las ventajas que se atribuyen a la proliferaci¨®n de operaciones, desde el punto de vista de la financiaci¨®n empresarial, compensan el riesgo de inestabilidad? ?Hasta qu¨¦ punto esa funci¨®n no se cumplir¨ªa sensiblemente igual desanimando el exceso de transacciones? Creo que ser¨ªa bueno distinguir los aspectos estrictamente financieros de la actividad econ¨®mica real, y si se adoptara una perspectiva a largo plazo habr¨ªa que intentar facilitar ¨¦sta y desanimar la formaci¨®n de burbujas especulativas que ejercen un efecto positivo sobre el ritmo de actividad econ¨®mica en el corto plazo, pero que desembocan en un final traum¨¢tico.
es catedr¨¢tico de Estructura Econ¨®mica de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares.
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