Cuesti¨®n de energ¨ªa
En la etapa probablemente m¨¢s f¨¦rtil de su filmograf¨ªa, tras esa monumental tragedia del ciudadano de nuestro siglo que es El apartamento, Billy Wilder realiz¨®, en 1961, Uno, dos, tres, que pasa por ser una de sus comedias menores y tal vez lo sea si a su lado le ponemos el t¨ªtulo m¨¢s arriba citado o Con faldas y a lo loco, o B¨¦same, tonto, o Avanti, pero que no por ello deja de ser una comedia admirable, corrosiva, efervescente, de todo punto memorable.Siguiendo el noble esp¨ªritu de su herencia lubitschiana -que ¨¦l mismo fecund¨® con varios de los mejores guiones de Lubitsch-, es decir, el de la comedia endiabladamente dialogada, sard¨®nicamente alusiva y fren¨¦ticamente ritmada, -al son mismo de ese chasquear los dedos de James Cagney-, siguiendo ese esp¨ªritu, dec¨ªamos, Wilder arremete aqu¨ª no s¨®lo contra la loca vida americana, sino tambi¨¦n contra su env¨¦s, el comunismo, en una descacharrante historia ubicada en Berl¨ªn y alimentada por la coca-cola, el leninismo, la expansi¨®n comercial, el capitalismo y la familia americana unida, feliz e idiota de ese Juan Todos m¨¢s que Juan Nadie que ya lleva la intenci¨®n en su nombre: C. R. MacNamara.
El feliz resultado de esa s¨¢tira feroz es cuesti¨®n de energ¨ªa: una pel¨ªcula perdonablemente larga que quita la respiraci¨®n, el hipo y el tedio gracias a un milagroso, letal y gozoso brebaje de gui¨®n, interpretaci¨®n, tempo y puesta en escena sobresalientes, expuestos a toda velocidad.
Sesi¨®n de noche se emite hoy, a las 22.20, en TVE-1. Radiocadena Espa?ola emitir¨¢ simult¨¢neamente la banda sonora original.
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