Los problemas internos de CC OO
Por otro lado, sintom¨¢ticamente, hay una modificaci¨®n total en los estatutos que permite afirmar que nos hallamos ante una verdadera refundaci¨®n de CC OO. Su caracter¨ªstica es eliminar obst¨¢culos para obtener una mayor facilidad sancionadora de afiliados, de ¨®rganos y de organizaciones intermedias; prop¨®sitos de centralizaci¨®n m¨¢s bien administrativa, e intervenci¨®n sobre las organizaciones confederadas tendente a restarles autonom¨ªa en la acci¨®n sindical.A su vez es patente que en algunas importantes organizaciones de CC OO se reverdece el deseo de llevarse bien con el Gobierno. Es ilustrativo que s¨®lo hace cuatro meses la direcci¨®n estatal desautorizara el acuerdo que por unanimidad hab¨ªa adoptado el secretariado de CC OO de Andaluc¨ªa de firmar el acuerdo de concertaci¨®n negociado con la Junta, presidida por Rodr¨ªguez de la Borbolla.
No es previsible que, por las caracter¨ªsticas del sector de trabajadores en que se apoya y sostiene CC OO, sea f¨¢cil dar un progresivo giro hacia el pragmatismo y reformismo sindicales. Pero tampoco son simple propaganda los frecuentes comentarios que diversos medios de comunicaci¨®n vienen haciendo en el sentido de que la modernizaci¨®n en que se entrar¨ªa tras el IV Congreso podr¨ªa producir la paradoja de que CC OO se socialdemocratizara, en tanto UGT retroced¨ªa hacia el tradeunionismo.
Si retenemos lo dicho al principio sobre el deseo de conseguir un pacto con el Gobierno all¨¢ por 1984; si sabemos que uno de los m¨¢s destacados dirigentes de CC OO coment¨® que el AES no pod¨ªa firmarse "para no dejar que los carrillistas aparecieran como la ¨²nica oposici¨®n al Gobierno"; si no minimizamos un extra?o ah¨ªnco en descomunistizar CC OO, cuyo s¨ªmbolo podr¨ªa ser las alianzas en el congreso de Euskadi, donde para desplazar al secretario general y su equipo, cuya reelecci¨®n est¨¢ respaldada por el 42% de los delegados, se han coligado los afines al PCE (22%), PCPE (2%) y Euskadiko Ezkerra (26%), colocando de hecho a los afines a EE como verdaderos dominantes de la situaci¨®n, pese a s¨®lo representar su corriente la cuarta parte de los delegados (por cierto, como tambi¨¦n existe otra corriente afirma LKI -8%-, la coalici¨®n de las tres corrientes antes citadas tiene problemas para conseguir la mayor¨ªa absoluta en el futuro ¨®rgano de direcci¨®n, raz¨®n de fondo por la que decidieron abandonar, sin concluir, el congreso de Euskadi). En definitiva, si se tiene presente el freno que los sindicalistas afines al PTE-UC han representado en el pasado y pueden representar en el futuro a ciertas veleidades y pr¨¢cticas que podr¨ªan desnaturalizar elementos esenciales del sindicalismo que desde su origen ha impregnado CC OO, se entender¨¢ mejor la conjunci¨®n de intereses que existen para disminuirlos.
Y por puro rigor hay que decir que esa ala o corriente pragm¨¢tica y acusadamente reformista es minoritaria, pero tiene important¨ªsimas posiciones de poder dentro del sindicato.
Estos grandes trazos intentan destacar las dos cuestiones clave que algunos quer¨ªamos y queremos dar soluci¨®n. La primera de ellas es dotar a CC OO de una pol¨ªtica sindical coherente y n¨ªtidamente de clase que, entre otras cosas, evite el ir a rastras de una serie de acontecimientos, algunos de ellos ajenos al sindicalismo. La segunda, buscar una nueva s¨ªntesis unitaria en el interior de CC OO. donde todos Podamos estar y representar al sindicato, aceptando unas reglas de juego iguales para todos, huyendo de actitudes excluyentes, respetando la letra y el esp¨ªritu de sus originales estatutos, preservando a CC OO de batallas partidarias, defendiendo a toda costa su unidad en el pluralismo y, en suma, procurando que el pluralismo sea una multiplicaci¨®n, y no una resta.
Nos consta que un sector de la actual mayor¨ªa -que es sindicalmente heterog¨¦nea- comparte, aun por otras razones, inquietudes equivalentes a las nuestras. Est¨¢n interesados, como los dem¨¢s, en reducirnos al m¨ªnimo, pero temen que el sectarismo excluyente de algunos de sus compa?eros provoque una crisis abierta en el sindicato. Pero ese sector tiene muy limitado el margen de maniobra.
Han ocurrido cosas tan graves como las que reflejan el m¨¢s de un centenar de impugnaciones al desarrollo de congresos intermedios y asambleas congresuales. Desde el punto y hora en que el sector mayoritario en la comisi¨®n ejecutiva se autootorg¨® la potestad de decidir, "con car¨¢cter definitivo y ejecutivo", qu¨¦ era o no v¨¢lido, se ha llegado a anular congresos y asambleas congresuales por la simple raz¨®n de que sus afines quedaban en minor¨ªa, a aceptar en multitud de casos que una minor¨ªa de afiliados tuviera m¨¢s delegados a un congreso que la mayor¨ªa -en la federaci¨®n de sanidad de Andaluc¨ªa, y es s¨®lo uno de los montones de eiemplos, el 60% de afiliados s¨®lo ha podido elegir el 23% de los delegados- y a intervenir con todo el aparato en el metal y en Euskadi. Aunque en estos dos ¨²ltimos casos se lleg¨®, in extremis, a una soluci¨®n excepcional para evitar rupturas, es sintom¨¢tico que en estas dos organizaciones, las m¨¢s fuertes, en que sus m¨¢s caracterizados dirigentes son afines al PTE-UC, sea precisamente en las ¨²nicas donde la elecci¨®n de delegados es directa desde la base y cada delegado equivale al mismo n¨²mero de afiliados.
Si a todo lo anterior le a?adimos el ins¨®lito comportamiento de la comisi¨®n de garant¨ªas, te¨®ricamente encargada de velar por el respeto a los derechos estatutarios de afiliados y organizaciones, que acuerda inhibirse en una impugnaci¨®n -sindicato de la construcci¨®n de Huelva- y, cuando remite la resoluci¨®n, falsea lo acordado por ella misma, impidiendo que los delegados de aquel sindicato participen en los congresos de ¨¢mbito superior, nos daremos una mejor idea de c¨®mo anda la democracia sindical en el interior de CC OO.
Lo que pasa en CC OO
S¨¦ perfectamente que al relatarlas habr¨¢ quienes se rasguen las vestiduras y acusen de que airear estas cosas hace da?o al sindicato. Quien as¨ª piense, y lo haga de buena fe, se equivoca. A la larga puede, por el contrario, robustecer a CC OO.
La unidad de CC OO no est¨¢ en cuesti¨®n. El peligro real es el deterioro irreversible de la democracia interna. No hay empresa importante donde los afiliados, con mayor o menor detalle, no conozcan lo que est¨¢ pasando. Lo peor que un dirigente puede hacer es dejar que los problemas se pudran y se hagan irresolubles. Como estoy convencido que pueden d¨¢rseles soluci¨®n, lo mejor es empezar por se?alarlos, que los conozcan todos y cada uno de los afiliados.
Con vistas al IV Congreso, cerca de 50 miembros del consejo confederal se han adherido a un proyecto de informe general cuyo enfoque de los problemas del sindicalismo es distinto al que presentar¨¢ la direcci¨®n saliente.
En dicho informe alternativo se habla muy poco de estos problemas. Su intenci¨®n es definir una pol¨ªtica sindical para lo que aguarda a los traba adores y al sindicalismo en el pr¨®ximo futuro. Pero tambi¨¦n se proponen medidas concretas para aliviar hasta donde es posible las tensiones internas en CC OO.
De momento es imposible evitar los efectos profundamente negativos que ha supuesto el proceso hacia el IV Congreso, como deterioro de la convivencia entre las principales corrientes que est¨¢n en CC OO. La confrontaci¨®n que se ha buscado para reducir una de ellas es lo que va a caracterizar este IV Congreso. Pero despu¨¦s de que ¨¦ste se celebre vamos a seguir teni¨¦ndonos que enfrentar, como sindicato, a los mil y un problemas de los trabajadores y el sindicalismo. Para buscarles soluci¨®n, lo seguro es que nos falten -y no nos sobren- fuerzas. Por eso hay que conseguir una nueva s¨ªntesis unitaria.
Est¨¢ por ver qu¨¦ reflexi¨®n sea la que prime. Por cada paso que se d¨¦ en una direcci¨®n integradora, algunos estar¨ªamos dispuestos a dar dos.
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