?R¨ªndanse, est¨¢n rodeados!
Creo que pocas pel¨ªculas espa?olas han conseguido recrear con tanta exactitud el clima de una ¨¦poca como El Lute. Y, sin embargo, se trata de una obra que no presta protagonismo al decorado, que centra casi toda su atenci¨®n en el rostro de felino acosado de Imanol Arias, en las siluetas coronadas por tricornios de la Guardia Civil y en la figura de Victoria Abril.El poder, las fuerzas del orden, en el centro, separando a los amantes; siempre presentes, incluso en sue?os, sus uniformes y rifles. Basta con eso para que el espectador sepa que se encuentra en la Espa?a de la primera mitad de los sesenta, para que ¨¦l tambi¨¦n se sienta acorralado sin necesidad de identificarse con Eleuterio S¨¢nchez.
El Lute (camina o revienta)
Director: Vicente Aranda. Int¨¦rpretes: Imanol Arias, Victoria Abril, Antonio Valero, Carlos Tristancho, Jos¨¦ Miguel Cervino, Margarita Calahorra, Manuel de Blas, Rafael Hern¨¢ndez, Diana Pe?alver, Ra¨²l Fraire, Manolo Zarzo, Jos¨¦ Viv¨®. Gui¨®n: Joaqu¨ªn Joid¨¢, V. Aranda y Eleuterio S¨¢nchez, basado en su propia obra autobiogr¨¢fica. Fotograf¨ªa: Jos¨¦ Luis Alcaine. M¨²sica: Jos¨¦ Nieto. Decorados: Josep Rosell. Montaje: Teresa Font. Espa?ola, 1987. Estreno en Madrid: Lope de Vega, Cartago, Nevedades y Aluche.
Porque la cr¨®nica de Aranda no pretende, al menos en esa primera entrega, convertir a El Lute en un bandido generoso, a la manera de los que lograron popularidad en siglos anteriores y simbolizaron los anhelos de rebeli¨®n y cambio de los humildes.
En El Lute (camina o revienta) apenas se dibuja el mito, pues ¨¦l no es otra cosa que un vulgar ladr¨®n de gallinas que asalta a ladrillazos una joyer¨ªa y se ve enviuelto, sin casi tener culpa, en un caso de homicidio. Pero, en realidad, su ¨²nico deseo, expresado en alguna ocasi¨®n, no es otro que vivir como los payos, lograr ser uno m¨¢s en el mundo de los no marginados.
Exactitud
La pel¨ªcula de Aranda impresiona por su exactitud. Desde el gui¨®n hasta los m¨ªnimos detalles de realizaci¨®n, todo est¨¢ controlado y responde a una idea, a un mismo objetivo que nunca se pierde de vista. Esto confiere al relato una intensidad y concisi¨®n infrecuentes, a¨²n m¨¢s extra?as cuando la epopeya policial del protagonista no es de corte hollywoodense, sino siniestramente espa?ola.Adem¨¢s, la historia encaja inuy bien -¨¦l lo ha logrado- con la trayectoria del cineasta, cuya filmograf¨ªa gira siempre sobre el sexo y la muerte como temas centrales.
En El Lute (camina o revienta) cuenta adem¨¢s como aliados inestimables con Victoria Abril e lmanol Arias. Ella est¨¢ magn¨ªfica, transmite esa vitalidad m¨¢gica que es patrimonio de pocos; ¨¦l realiza un trabajo de composici¨®n muy esforzado e inteligente, que le aparta de su repetida imagen de gal¨¢n. Ya en Tiempo de silencio supimos que ¨¦se era un encuentro feliz, y ahora se confirma.
A Vicente Aranda le gusta -a ¨¦l le gusta decirlo- trabajar en situaciones de pie forzado, quiz¨¢ porque se siente a disgusto ante tanta pel¨ªcula que s¨®lo interesa por las palabras y explicaciones que la rodean. El apenas habla; deja que sean las im¨¢genes las que vayan dibujando un mundo coherente.
Hasta ahora hab¨ªa rodado buenas pel¨ªculas -algunas, excelentes-, pero siempre -habr¨ªa que exceptuar la tambi¨¦n espl¨¦ndida El crimen del capit¨¢n S¨¢nchez, en la que la Guardia Civil tambi¨¦n desempe?a un gran papel- exist¨ªa algo que fallaba: en Cambio de sexo, la obligaci¨®n did¨¢ctica; en Clara es el precio, la insensatez misma de la historia; en La novia ensangrentada, los cambios impuestos por la censura; en Tiempo de silencio, la imposibilidad de traducir el peso estil¨ªstico del texto de Mart¨ªn Santos, etc¨¦tera.
En El Lute (camina o revienta) nos hallamos ante un director que atraviesa un momento de plenitud, que es capaz de enganchamos con una narraci¨®n que a priori no nos -me- resultaba especialmente atractiva. Hacer cine, saber hacer cine, no es otra cosa.
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