D¨ªas negros para el plan de paz Esquipulas 2
Un alto funcionario de la ONU sugiere que los plazos de alto el fuego pueden extenderse
La afiebrada tarea de alcanzar un alto el fuego en Centroam¨¦rica se ha complicado en las ¨²ltimas 48 horas, a menos de una semana de que se cumpla el plazo del 5 de noviembre establecido en el acuerdo Esquipulas 2. Los di¨¢logos iniciados entre las guerrillas y los Gobiernos de Guatemala y El Salvador han quedado ya rotos y el Gobierno de Nicaragua reiter¨® el jueves su negativa a hablar con la contra. Ante este panorama, la guerra podr¨ªa recrudecerse justo mientras el premio Nobel de la Paz, el presidente de Costa Rica, ?scar Arias, reciba su galard¨®n.
La tercera ronda del di¨¢logo establecido entre el Gobierno y la guerrilla de El Salvador, que deb¨ªa comenzar ayer en M¨¦xico, fracas¨® debido a la inasistencia de los rebeldes, que acusan al Gobierno del asesinato del presidente de la Comisi¨®n de Derechos Humanos salvadore?a, Herbert Anaya.Al mismo tiempo, el Gobierno de Nicaragua emiti¨® un comunicado anunciando que no tomar¨¢ nuevas medidas democratizadoras mientras Washington no suspenda su ayuda a la contra. "No seguiremos actuando unilateralmente", afirm¨® el comunicado, que agreg¨®: "De ninguna manera, en ning¨²n lugar y con ning¨²n mediador habr¨¢ di¨¢logo, directo o indirecto, con los l¨ªderes de la contrarrevoluci¨®n".
Posible aplazamiento
La Casa Blanca insiste en mantener su ayuda a la contra nicarag¨¹ense, y afirma que no est¨¢ obligada a cumplir nada, porque Estados Unidos no firm¨® el compromiso Esquipulas 2. ?ste s¨®lo impone "el di¨¢logo con todos los grupos desarmados de oposici¨®n pol¨ªtica interna y con aquellos que se hayan acogido a la amnist¨ªa"; pero es dif¨ªcil imaginar la paz sin que se sienten a la mesa los bandos que se enfrentan directamente con las armas.[En la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, Alvado de Soto, asistente del secretario general y jefe de una misi¨®n de observaci¨®n de la ONU y la OEA realizada a Centro am¨¦rica esta semana, dijo el jueves en una conferencia de prensa que la fecha l¨ªmite del 5 de noviembre puede ser aplazada, informa Reuter. De Soto afirm¨® que "enero es probablemente una fecha m¨¢s clave que noviembre", y a?adi¨® que los presidentes de la regi¨®n est¨¢n de acuerdo en que el plazo del 5 de noviembre no es una camisa de fuerza o una guillotina".]
La piedra de toque para valorar el ¨¦xito o el fracaso de Esquipulas 2 ser¨¢ el fin de la guerra que ya dura siete a?os y que ha causado ya 60.000 muertos en El Salvador y 45.000 en Nicaragua. El resto, las amnist¨ªas m¨¢s o menos generosas, los di¨¢logos con la oposici¨®n interna y las democratizaciones, sinceras o puramente t¨¢cticas, pueden quedarse en adornos cosm¨¦ticos ante la realidad terrible de la guerra.
"?Que hablen con quien sea, pero que se acabe esto!", dec¨ªa hace pocos d¨ªas una campesina de Chontales, en Nicaragua. La mujer ni siquiera sab¨ªa si el morterazo que destruy¨® su casa era de los sandinistas o de la contra. Para aquella mujer y su familia, lo ¨²nico importante era que su casa hab¨ªa sido destrozada y todos sus enseres estaban amontonados sobre una renqueante furgoneta, que los alejaba de sus tierras.
Los campesinos salvadore?os de Copapay¨¢n que regresan a las casas que tuvieron que abandonar hace a?os no las encontraron en pie, porque los bombardeos las destruyeron. Las volver¨¢n a levantar, pero ahora quieren plantar, en paz, frijol, arroz y ma¨ªz para comer y alimentar a sus hijos. El Ej¨¦rcito salvadore?o los mira con desconfianza y piensa que esos 4.313 que han regresado ahora pueden ser el agua en la que el pez de la guerrilla nade con m¨¢s libertad.
En Washington se buscan los resquicios que permitan a EEUU recuperar la iniciativa perdida con la firma de Esquipulas 2, mientras los dirigentes de los bandos enfrentados quieren consolidar las posibles ventajas t¨¢cticas alcanzadas. Unos piden, para armar a la contra, una suma en d¨®lares que supera todo lo que Nicaragua exporta en un a?o. Otros, no se sabe si por cinismo o desvar¨ªo, se atreven a llamar tierra prometida al pa¨ªs que en ocho a?os han sumido en la miseria. Mientras unos ponen las armas y otros las ideas, la gran mayor¨ªa de centroamericanos se ve obligada a contribuir con sus muertos y su hambre.
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