La identidad como problema esquizofr¨¦nico
En este texto, eminentemente esot¨¦rico, el autor reflexiona, desde una perspectiva psicoanal¨ªtica, sobre el car¨¢cter din¨¢mico del yo y de sus afecciones. La locura aparece as¨ª como algo que ni es ni no es, sino como un hacerse, como una obra de arte que debe ser objeto de una creaci¨®n verdadera. Sobre ese concepto basa su trabajo, en el que mezcla la consideraci¨®n psicoanal¨ªtica con su propia apreciaci¨®n.
" Wo es war s?ll Ich werden"Sigmund Freud
La palabra latina persona significa, como es sabido, m¨¢scara. Tras ella no hay nada: como dijo la zorra, "cerebrum non habet", tras de la escena teatral parece ser que no hay nada. Ello quiere decir que la locura, creadora de la ¨²nica identidad que hacer puede, ni es ni no es, sino que es un hacerse, un devenir y ninguna mismidad. Es as¨ª que el psiquiatra busca en vano el contenido de la locura y deja en su recorrido de una ausencia un triste reguero de nosogramas.
Tales nosogramas aluden s¨®lo a una muy c¨¦lebre censura, a la prohibici¨®n de lo que de otro modo ser¨ªa un hacerse a partir de la nada. Sin embargo, tal parece que exista una cierta esencia, por m¨¢s que prohibida, ya que la presencia de lo prohibido se repite, bajo la forma de tales nosogramas, de una manera que puede ser significativa.
Pero para descubrir una tal mismidad es preciso prescindir de la noci¨®n de cogito o conciencia y acudir, tras de la barrera de la identidad, a la noci¨®n de alma como la de un hacerse, a la noci¨®n de un esp¨ªritu artaudiano, de un bello Pesanervios, m¨¢s all¨¢ de cualquier reificaci¨®n del esp¨ªritu, ll¨¢mese ¨¦sta mente o aparato ps¨ªquico, que son nociones derivadas de la m¨¢quina m¨¦dica.
Contra lo que tal m¨¢quina opina, ni siquiera el cuerpo es objetivo, como supiera la fenomenolog¨ªa husserliana. El cuerpo es tambi¨¦n un hacerse, un cuerpo subjetivo o fenomenol¨®gico, y tras de la gestualidad amanerada del sujeto est¨¢ la payasada del loco, inventora de la ¨²nica posible identidad. ?sta es aquella en la que el hombre r¨ªe de s¨ª mismo, y baila fuera de lugar y de espacio, en ese terreno de la locura que fuera hasta hoy terreno de nadie.
Neur¨®tico
O¨², tis, o¨² tis, ninguno, dijo Ulises, es el nombre de lo m¨ªo y el de mis amigos, y del mismo modo Otto Rank opina que la identidad del neur¨®tico es una obra de arte, y que ¨¦sta debe ser objeto de una creaci¨®n verdadera, en lugar de como otros pensar que hay que volver, tras de la locura, a una mismidad perdida. La identidad es una funci¨®n, no una estructura; de otro modo, de ser aqu¨¦lla verdaderamente una estructura, jam¨¢s se la perder¨ªa, o de perderse aqu¨¦lla ser¨ªa para devolvernos nada, y no habr¨ªa como hay contenido gratificante en la llamada locura.La ¨²nica conciencia abstracta que existe no es la conciencia real, humedecida por la emoci¨®n o el trance, sino la conciencia psiqui¨¢trica, inventora de una raz¨®n que puede da?arse o perderse, pero que efectivamente no existe, pues de existir aqu¨¦lla como conciencia intacta no podr¨ªa ni da?arse ni perderse. Por el contrario, el loco opina que si Cristo, que si el Anticristo, y produce una voluntad napole¨®nica que testimonia de un cambio real y apocal¨ªptico en la percepci¨®n. ?sta es la peste que Lacan quer¨ªa devolver al psicoan¨¢lisis, el testimonio de un cambio real en el sujeto, de una subversi¨®n del sujeto muy distinta de: su mera p¨¦rdida o a¨¦rea ausencia, porque tal parece que el sujeto psiqui¨¢trico sea el alma bella hegeliana, al igual que aqu¨¦lla se desvanezca como una nube en el aire.
Freudiano
Por el contrario, nosotros ofrecemos al hombre freudiano la noci¨®n de psicoan¨¢lisis como labor improbus, como empresa alqu¨ªmica, y decimos del loco que no s¨®lo es un h¨¦roe, sino el ¨²nico h¨¦roe posible, por cuanto s¨®lo ¨¦l es ¨¦l mismo, mientras que el sujeto tan s¨®lo se parece a ¨¦l, es decir, que es tan s¨®lo una ficci¨®n, una "leyenda ¨¦pica", como afirmara Lacan de la enajenaci¨®n del yo.
El yo es, en efecto, para Lacan el resultado de una sucesi¨®n de enajenaciones, y si puede romperse en los actos fallidos o en la tragedia de los sue?os es por cuanto no es realmente ¨¦l mismo, sino tan s¨®lo su sue?o o su propia mentira.
De ese sue?o, al despertar a una luz m¨¢s clara del alma, tras de su noche oscura, testimoniar¨¢ tan s¨®lo la imago, el phantasma de esquizofrenia que dibujara en m¨ª otra presencia, llamada William Wilson, el doble, mi doble, el cuerpo, los ojos de Don Juan en la memoria de una mujer.
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