Felipe Gonz¨¢lez inaugurar¨¢ en M¨¦xico el Museo Iconogr¨¢fico del Quijote, una colecci¨®n ¨²nica
El presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, y el de M¨¦xico, Miguel de la Madrid, inaugurar¨¢n ma?ana en la ciudad de Guanajuato el Museo Iconogr¨¢fico del Quijote, donado por Eulalio Ferrer, de 66 a?os, que lleg¨® a M¨¦xico con el exilio de la guerra civil espa?ola y se convirti¨® en el empresario de publicidad m¨¢s importante del pa¨ªs. Todo empez¨® en el campo de concentraci¨®n de Argeles-sur-Mer, cuando el joven capit¨¢n del derrotado Ej¨¦rcito republicano, que no fumaba, cambi¨® una cajetilla de cigarrillos por un ejemplar del Quijote. Ferrer ten¨ªa entonces 18 a?os y una guerra perdida a sus espaldas. La lectura del Quijote fue su ¨²nico libro de cabecera durante los 18 meses que permaneci¨® all¨ª.
Cuando Ferrer evoca aquellos tiempos desde su puesto de mando en el edificio del Grupo Ferrer, en la calle de los Insurgentes, de la capital mexicana, resulta dificil identificar a este hombre, que narra con sencillez su vida, sin dar importancia a las cosas, con el joven capit¨¢n de entonces. Para Ferrer, la lectura del Quijote lleg¨® a ser "una deformaci¨®n ¨ªntima de tipo casi religioso", aunque ¨¦l hab¨ªa sido educado por su padre, un tip¨®grafo socialista de Santander, en los principios laicos del materialismo. El choque con la realidad del campo result¨® brutal. Rememora Ferrer que "por comer se aplastaba a la gente" cuando los guardianes senegaleses tiraban el pan a la rebati?a, y "el campo me ense?¨® las desigualdades".Est¨¢ a punto de aparecer en M¨¦xico el libro Entre alambradas, en el que Ferrer relata sus recuerdos de hace 48 a?os. Escribe en su presentaci¨®n Ferrer, sobre s¨ª mismo, que "el hombre con ¨¦xito, que ha rebasado los 60 a?os, recuerda con admiraci¨®n al joven derrotado que no hab¨ªa cumplido los 20 en Argeles-Barcares-Saint Cyprien. Ser como fui ha contribuido decisivamente a ser como soy. La vida entendida como una riqueza, la riqueza como un gozo compartido. El gozo compartido ha sido inseparable, gracias a M¨¦xico, del contento mayor que pregonaba Don Quijote: el de alcanzar la libertad perdida".
Siempre el Quijote como una obsesi¨®n, casi una man¨ªa. Ferrer empez¨® a coleccionar todo lo que se relacionaba con el Quijote. En los primeros tiempos, sus posibilidades econ¨®micas no le permit¨ªan adquirir m¨¢s que piezas fabricadas en serie. Al final ya se pod¨ªa permitir el lujo de encargar trabajos a pintores de primera fila. Ferrer, cuando pudo, quiso vivir en una casa de 5.000 metros cuadrados que le serv¨ªa de museo para su colecci¨®n. Casi parec¨ªa que hubiese sido v¨ªctima de una locura similar a la del Caballero de la Triste Figura.
El escritor mexicano Fernando Ben¨ªtez ha escrito el pr¨®logo al libro Entre alambradas, de Ferrer, y alude a la man¨ªa coleccionadora: "Eulalio, hombre real, ha comprado todos los Quijotes y todos los Sanchos que encontr¨® en el mundo; de porcelana, de argamasa, de cer¨¢mica, de acero, de hojalata. La artesan¨ªa, las figuras creadas por la imaginaci¨®n popular o por los grandes artistas. Y no s¨®lo eso. Mand¨® pintar tableros en techos y paredes o cubrirlos por centenares de cuadros".
Gratitud con los exiliados
Ahora Ferrer decidi¨® entregar su colecci¨®n de 600 piezas al pueblo de M¨¦xico "como muestra de gratitud de los exiliados espa?oles". Al entregar la colecci¨®n, Ferrer abandon¨® tambi¨¦n la casa-museo donde vivi¨® muchos a?os y se ha ido a otra de s¨®lo 800 metros cuadrados.Ferrer consigui¨® arrastrar en su locura a su amigo el presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, que prometi¨® su asistencia a la inauguraci¨®n de lo que ser¨¢ el Museo Iconogr¨¢fico del Quijote en Guanajuato. Ma?ana, Gonz¨¢lez cumplir¨¢ su promesa, al lado del presidente mexicano, La Madrid.
El pasado lunes, d¨ªa de los muertos, que se celebra especialmente en M¨¦xico, todav¨ªa se amontonaba por las salas de la casa que ser¨¢ museo el resultado de la man¨ªa coleccionista de Ferrer. Gritos de cargadores, ruido de carpinteros y el conservador del museo que iba de un lado para otro en un ritmo enloquecido porque la fecha de la inauguraci¨®n se echaba encima. Por las calles de Guanajuato, miles de personas se dedicaban con frenes¨ª a la celebraci¨®n de, una especie de sanfermines culturales que llevan por t¨ªtulo Festival Cervantino. En Guanajuato se rinde culto a Cervantes. Desde hace 15 a?os se celebra all¨ª el Festival Cervantino. No pod¨ªa encontrarse un marco m¨¢s adecuado para dar cobijo a la colecci¨®n donada por Ferrer, que considera a Guanajuato "la ciudad m¨¢s espa?ola de M¨¦xico".
Al hablar de las piezas m¨¢s valiosas de la colecci¨®n, Ferrer menciona en primer lugar Don Quijote en el exilio, de Antonio Rodr¨ªguez Luna, premio nacional de arte en Barcelona en 1936. El cuadro, con triste tono oscuro, representa al exilio espa?ol. Detr¨¢s de Don Quijote marchan los poetas Le¨®n Felipe, Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Antonio Machado. Tambi¨¦n destaca Ferrer un cuadro del maestro de Picasso, Antonio Moreno Carbonero, cabeza de la escuela de M¨¢laga, un grabado de Picasso, un boceto de Dal¨ª para el ¨®leo que se conserva en Nueva York, adem¨¢s de obras de Vela Zanetti, Gregor¨ªo Prieto y Antonio Quir¨®s, entre otros muchos autores.
Encargos
Destaca Ferrer que "el 80% de la pintura ha sido de encargo a pintores que no habr¨ªan interpretado el Quijote si yo no se lo hubiera pedido". Entre los cuadros llama la atenci¨®n uno que representa al compositor Agust¨ªn Lara como Don Quijote y al cantante Pedro Vargas como Sancho Panza. "Es un regalo de mi compadre Pedro Vargas", explica Ferrer, que tambi¨¦n es compadre y amigo de Mario Moreno, Cantinflas, a quien un d¨ªa llev¨® a la Moncloa para que se conociera con Felipe Gonz¨¢lez. Durante la velada surgi¨® el tema de la afici¨®n al billar de ambos y surgi¨® una partida en la que, explica Ferrer, el presidente del Gobierno espa?ol dio una paliza al c¨®mico mexicano.Abierto, sencillo y comunicativo, Ferrer hace honor a su profesi¨®n, cada vez m¨¢s comunic¨®logo que publicista, pero se niega a valorar en met¨¢lico su donaci¨®n. Ante la pregunta insistente, Ferrer responde que el valor es "45 a?os de mi vida. Doy m¨¢s de lo que tengo".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.