Ser negro en Catalu?a
Centenares de africanos viven discriminados y en condiciones infrahumanas en la provincia de L¨¦rida
Medio millar de africanos trabajan en el campo de las cercan¨ªas de L¨¦rida. Por 10 horas laborables al d¨ªa cobran un escaso salario -entre 2.000 y 3.000 pesetas- y padecen discriminaciones. En algunas localidades leridanas, como Vilanova de Segri¨¤ o Bellv¨ªs, a las personas de color se les proh¨ªbe la entrada en algunos bares. Los "morenos", como se les llama en estos pueblos, han aprendido poco a poco a reivindicar sus derechos, y la inicial actitud de caridad hacia ellos se ha trocado en recelo y desconfianza por sus protestas para mejorar sus condiciones de vida. Aplicando al pie de la letra el cartel Reservado el derecho de admisi¨®n, los propietarios de esos bares les discriminan racialmente. Cuando los africanos regresan de las plantaciones de frutales se ven confinados a sus alojamientos, sin agua corriente ni luz.
El alguacil observa la llegada de los forasteros. Dirige a los periodistas al alcalde, para que no se lleven una impresi¨®n deformada, porque en Vilanova de Segri¨¤ "no existe racismo de ning¨²n tipo", seg¨²n la m¨¢xima autoridad municipal. Si a los africanos no se les deja entrar en algunos bares es porque no se comportan convenientemente, aseguran los vecinos reacios a la presencia de negros en el pueblo. Para el alcalde aliancista de Vilanova de Segri¨¤, Antoni Mangues, el problema se resolver¨ªa no contratando a los africanos en situaci¨®n ilegal. "A los que no trabajen aqu¨ª no quiero ni verlos", resume. Los jubilados comentan en un banco: "A este paso tendremos que dejarles las mujeres".Estas escenas suced¨ªan el pasado septiembre, cuando estall¨® el conflicto racial en L¨¦rida. Dos meses despu¨¦s, el temor de los africanos subsiste. Huyen de los periodistas y no quieren explicar su situaci¨®n. Temen perder las prerrogativas que gozan.
Separaci¨®n y tensi¨®n
La situaci¨®n no es muy distinta en Bellv¨ªs. "Son unos indeseables y el gobernador civil act¨²a vergonzosamente a su favor", explica la propietaria del bar Delicias, uno de los locales donde el color de la piel sirve para que el derecho de admisi¨®n se aplique con rigor."Cuando llegan los morenos", prosigue la propietaria del bar, "la gente se va, porque no se saben comportar". La separaci¨®n entre las comunidades ha aumentado sustancialmente desde que el pasado mes de septiembre los temporeros de color dieran a conocer una larga lista de casos de discriminaci¨®n, mientras persiten las malas condiciones de vida de los africanos y la tensi¨®n.
Tres gambianos ocupan lo que era hasta hace poco una granja de cerdos. Lavan a mano y traen el agua desde una fuente de Vilanova de la Barca. No quieren hablar porque temen perder la vivienda que ocupan. Ahora, a las puertas del invierno, no tienen ninguna clase de trabajo y viven de lo ahorrado durante el verano. La casa, repleta de moscas, re¨²ne menos condiciones que la habitada, en la cercana localidad de Termens, por dos senegaleses, Chiquet y Seck.
Nadie quiere alquilar una vivienda a los africanos en los pueblos de las cercan¨ªas de L¨¦rida. Chiquet y su compa?ero, un musulm¨¢n fundamentalista, para el que esta discriminaci¨®n no se da en las grandes ciudades, han de cubrir el techo de la peque?a casa con recortes de madera y cart¨®n. No tienen permiso de residencia, aunque la asociaci¨®n de africanos les est¨¢ ayudando a tramitarla. Unos 200 africanos residentes en L¨¦rida, seg¨²n el Gobierno Civil, se han acogido a la ley de Extranjer¨ªa. Pero la mayor¨ªa siguen discriminados.
Un africano de Guinea Bissau, F. S. S., ha relatado su experiencia en un informe al gobernador civil: "Empec¨¦ a trabajar el d¨ªa 23-6-85 con un empresario, mediante un contrato de seis meses y salario de 2.000 pesetas/d¨ªa, pero ¨²nicamente me abona 1.600 y hace ocho meses que trabajo para ¨¦l. Quiero reclamar la diferencia. La jornada diaria es de 10 horas o m¨¢s. En el invierno he podado todos los ¨¢rboles de su finca; vivo en una chabola en condiciones infrahumanas: no tiene ni agua, ni luz, ni ba?o".
Despu¨¦s de los casos de discriminaci¨®n denunciados por los africanos, la Guardia Civil realiz¨® un informe y no encontr¨® ning¨²n indicio de racismo. Las recientes denuncias de la Asociaci¨®n de Trabajadores Africanos confirman lo contrario. Esta organizaci¨®n, fundada en 1986 y que cuenta con unos 300 Aliados, ha exigido ya la intervenci¨®n del Defensor del Pueblo.
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