M¨¢s que una promesa

No comienza bien esta pel¨ªcula: tarda demasiado en poner orden en su trama y en elaborar un discurso coherente, que permita la orientaci¨®n del espectador en la complicada acci¨®n pol¨ªtica y policiaca que le ofrece. Pero Terroristas, aunque con dificultad, remonta el vuelo, va ganando poco a poco en claridad e inter¨¦s y, a medida que avanza, gana una fuerza y una inmediatez de la que carec¨ªa en sus primeras secuencias.La desorientaci¨®n inicial proviene de la duplicidad, pr¨®xima a la confusi¨®n, que Gonzalo impone al planteamiento del asunto -un asunto nada f¨¢cil-, en el que combina secuencias de tipo objetivo con otras subjetivas, de sentido contrario, que no benefician a la claridad y al gancho de los sucesos narrados.

Las secuencias interiorizadas, o extra¨ªdas, en forma de flash-back, del recuerdo de algunos personajes, en especial las que la corresponden al actor Rell¨¢n, no son convincentes. Este subjetivismo de algunas secuencias parece deudor innecesario de la novela original y no ayuda, m¨¢s bien todo lo contrario, a aceptar la verosimilitud de lo que ocurre en tiempo presente.

Tampoco ayuda a crear esta credibilidad cierta apat¨ªa que se desprende de los actores en su conjunto, que parecen inicialmente poco o mal motivados, faltos de temblor y de desgarro, con la excepci¨®n de Malte Iratxe, que es convincente desde que aparece. El resto de sus compa?eros de reparto ha de ganarse poco a poco, y a pulso, esta necesaria credibilidad para los tipos -inspirados en personas reales- que encarnan.

Una cosa es la frialdad y otra la indiferencia. Da la impresi¨®n, por lo dicho, de que hay -adem¨¢s de los balbuceos e imprecisiones en la fijaci¨®n en la pantalla del punto de vista, imputables al gui¨®n- algunas carencias en la direcci¨®n de los actores, en cierta manera comprensibles si se tiene en cuenta que es ¨¦ste el segundo largometraje de Gonzalo.

De estos dos obst¨¢culos, el primero (secuencias subjetivas innecesarias) es f¨¢cilmente subsanable; pero el segundo (deficiencias generalizadas en la composici¨®n de los personajes) es m¨¢s peliagudo de corregir. Pese a ello, Terroristas es una de esas pel¨ªculas en las que el director parece afirmase a medida que la acci¨®n avanza, como si hubiera ganado en soltura y conocimientoen lo que tiene que hacer, a medida que lo va haciendo, lo que es muy corriente en obras de cineastas todav¨ªa faltos,de horas de rodaje.

La c¨¢mara, a fuerza de buscarlo, acaba por encontrar su sitio, el de los espectadores, y ¨¦stos van poco a poco sinti¨¦ndose involucrados en la historia que se les cuenta. En su zona final, Terroristas se hace cre¨ªble y alcanza momentos, nunca muy brillantes, pero francamente eficaces -y tanto m¨¢s meritoria nos parecer¨¢ esta eficacia cuanto mejor veamos la dificultad que entra?a-, que ponen al filme por encima de la media habitual en los nuevos cineastas espa?oles y hacen de su joven director algo m¨¢s que una promesa.