Un caso muy especial

"Ya conozco demasiados novelistas frustrados". Con esta despectiva frase, Ismael Miquel Guti¨¦rrez, condenado en Tailandia a cadena perpetua por tr¨¢fico de drogas bajo la falsa identidad de Antonio Solero Guidet -nombre que figura en el pasaporte robado a un amigo suyo-, rechaza cualquier pretensi¨®n de entrevista period¨ªstica. Aparentemente "desenga?ado de todo", de acuerdo con la versi¨®n de personas que han podido visitarle en la prisi¨®n de hombres de Bangkok, Miquel protagoniz¨® en el pasado historias rocambolescas, nunca bien aclaradas por la polic¨ªa espa?ola, para la que, seg¨²n diversos testimonios, trabaj¨® como confidente.Miquel, de 32 a?os -uno de los 21 espa?oles que cumplen condena en las c¨¢rceles tailandesas-, aparece por primera vez en los archivos policiales cuando, en 1976, fue detenido por cometer un robo con armas. Luego seguir¨ªan otros procesamientos y requisitorias, en su mayor parte por tr¨¢fico de hero¨ªna. Pero a comienzos de 1986, tras haber sido detenido cerca de Barcelona por la Guardia Civil llevando consigo varios gramos de hero¨ªna, dos inspectores de polic¨ªa declararon ante el juez que colaboraba con ellos "para llevar a cabo un servicio".

A partir de entonces, jam¨¢s qued¨® claro el grado de vinculaci¨®n de Miquel con sectores policiales; el hoy recluso en Bangkok logr¨® notoriedad al aparecer como dirigente de un comando de los Grupos Antiterroristas de Liberaci¨®n (GAL) que en diciembre de 1985 asesin¨® por error en Biarritz al franc¨¦s Robert Caplanne, a quien confundieron con un miembro de ETA.