"La ciencia no se puede desarrollar sin pluralismo", afirma Yuri Afanasiev
La desestalinizaci¨®n es irreversible, seg¨²n el rector del Instituto de Archivos de la URSS
Yuri Afanasiev, historiador de 47 a?os de edad, ha saltado a la popularidad hace dos a?os, cuando el l¨ªder sovi¨¦tico Mijail Gorbachov le nombr¨® rector del Instituto de Archivos de la URSS, un centro clave para conocer la reciente historia de la URSS. "Conociendo el pasado podremos determinar precisamente aquello que debe reestructurarse", afirma, para mostrarse despu¨¦s convencido de que "la ciencia no se puede desarrollar sin pluralismo".
Con anterioridad a su nombramiento como rector del Instituto de los Archivos, colabor¨® con institutos hist¨®ricos de segunda importancia hasta que fue rescatado para la pol¨ªtica de renovaci¨®n impulsada por Gorbachov. Puede pensarse, incluso, que va m¨¢s adelante en esa l¨ªnea.Pregunta. Yuri Nicolaievitch, desde que ha iniciado la batalla para la publicaci¨®n de los archivos y la renovaci¨®n de los estudios hist¨®ricos, usted es uno de los hombres m¨¢s populares de Mosc¨². Ha aparecido en televisi¨®n, se le invita a todas partes para dar conferencias. ?C¨®mo se explica esto? ?De d¨®nde viene este inter¨¦s en la URSS por los temas que usted ha revivido?
Respuesta. A menudo encuentro detractores, pero las discusiones se desarrollan bien, de manera democr¨¢tica. En cuanto al inter¨¦s por la historia, es totalmente comprensible: estamos en la fase de los grandes cambios estructurales, de la perestroika, y tenemos la necesidad de saber cu¨¢ndo, c¨®mo y por qu¨¦ se han creado las estructuras que deben cambiarse. Conociendo el pasado podremos determinar precisamente aquello que debe reestructurarse.
Miedo a Trotski
P. ?Es esencial abrir los archivos para conocer el pasado?R. Sin duda. Le dar¨¦ un ejemplo sorprendente. Nosotros celebramos el 7W aniversario de la Revoluci¨®n de Octubre, que se inicia con las batallas de los soviets de los obreros, campesinos y soldados de San Petersburgo. Ahora bien, ?los protocolos de las asambleas de estos soviets no han sido publicados! Est¨¢n bajo llave porque el soviet de San Petersburgo, precisamente hasta agosto de 1917, estaba presidido por los mencheviques y luego por Trotski.
P. Por tanto, el nombre de Trotski reaparece por aqu¨ª y por all¨ª....
R. Este tipo de menciones semiclandestinas no solucionan nada, y tambi¨¦n van acompa?adas de explicaciones puramente estalinistas de su papel en la revoluci¨®n. Evidentemente, ya no se dice que ¨¦l era un agente del imperialismo ruso, pero, en el fondo, el juicio es tambi¨¦n tan negativo como en el pasado. Por mi parte, no comprendo por qu¨¦ a¨²n hoy se tiene m¨¢s temor en decir toda la verdad sobre Trotski que sobre los otros protagonistas de la revoluci¨®n. Nuestra historia ha sido yerma por las falsificaciones y la apertura de los archivos permitir¨¢ repoblarla y devolverle su verdadero valor.
P. ?Reivindica usted para los historiadores el derecho exclusivo a interpretar la historia?
R. Exclusivo, no; pero libre y contradictorio, s¨ª. Soy un historiador favorable a una investigaci¨®n pluridisciplinaria y estoy convencido de que la ciencia no se puede desarrollar sin pluralismo. ?Nosotros ya padecimos demasiadas trabas y hemos sido confinados durante tres generaciones al aislamiento!
P. ?Quiere usted decir con esto que no hab¨ªan tenido acceso a las investigaciones de los historiadores occidentales?
R. No s¨®lo de los historiadores. Aparte de los especialistas en estos temas, la mayor¨ªa de los historiadores ha vivido ignorando la ling¨¹¨ªstica pos-saussuriana -con la importancia que ha tenido para los estudios literarios-, la antropolog¨ªa hist¨®rica, el estudio de Levi-Strauss. Todo ello resulta desconocido para nosotros. Y esto no puede seguir as¨ª, porque ese aislamiento intelectual ya ha llevado a la esclerosis de nuestras ciencias humanas.
P. ?Han sido tratadas del mismo modo todas las corrientes del marxismo occidental?
R. Naturalmente. Nosotros no tenemos ning¨²n conocimiento de los trabajos de la escuela de Francfort, de Althuser, ni tampoco de los de Toynbee o Spengler. En t¨¦rminos generales, para los administradores de nuestra ciencia hist¨®rica, todo lo que se presentaba en el extranjero no era m¨¢s que un revoltijo de hechos heter¨®clitos sin ning¨²n inter¨¦s. En cambio, ellos pose¨ªan la piedra filosofal marxista-leninista, consider¨¢ndose como los ¨²nicos capaces de organizar los hechos en una teor¨ªa coherente. Los resultados de tal actitud fueron desastrosos.
Marasmo brezneviano
P. Han transcurrido 35 a?os desde la muerte de Stalin y ya ha habido, en 1956, un primer intento de desestaliniz aci¨®n que no parece haber dado resultados. ?Por qu¨¦?R. En ese tema tambi¨¦n se carece de trabajos serios que permitan explicar el fracaso de esas reformas. Pero todo el fen¨®meno Jruschov en s¨ª mismo, lo que se realiz¨®, proyect¨®, intent¨®, lo que se frustr¨® y por qu¨¦..., todo eso nunca ha sido realmente analizado. A decir verdad, el reciente art¨ªculo de I. Bujtine puede ser, por fin, un intento para estudiar ese primer ensayo de desestalinizaci¨®n de la sociedad sovi¨¦tica. Trata de ver c¨®mo esa sociedad lentamente cay¨® en el marasmo y el embrutecimiento de la ¨¦poca brezneviana.
P. ?Se ha publicado por fin el informe secreto de Jruschov al 20? Congreso, realizado en 1956?
R. No, y esto resulta bastante incomprensible, ya que no contiene nada que hoy sea secreto. Desde el advenimiento del glasnost [transparencia], en nuestra literatura y en nuestra prensa ya no se ocultan m¨¢s las masivas represiones de la ¨¦poca de Stalin y se critican los dogmas que ¨¦l forj¨® para justificar su pol¨ªtica represiva.
P. En su opini¨®n, ?se ha vuelto ahora irreversible la desestalinizaci¨®n?
R. En efecto, y nuestra conversaci¨®n es la prueba de ello. Hace dos a?os habr¨ªa sido impensable. Pero para ir m¨¢s lejos debemos cambiar fundamentalmente nuestra pol¨ªtica de utilizaci¨®n de los archivos y dar un nuevo impulso al desarrollo de los estudios hist¨®ricos.
Reforma a plazos
P. ?No han sido expurgados los archivos hist¨®ricos de documentos comprometedores o relativos a ciertos cambios del partido e incluso a los abusos de poder?R. No. Los archivos conservan todo lo necesario para conocer el pasado y para cubrir lo que se conoce como las manchas blancas de nuestra historia. No obstante, siendo realistas y sabiendo que la perestroika se hace por etapas, no pido que se publique todo de una vez. Hablo de una pol¨ªtica de divulgaci¨®n escalonada de los archivos, a lo largo por lo menos de cinco a?os, y la publicaci¨®n simult¨¢nea de los trabajos de los protagonistas de nuestra historia. Me imagino que la edici¨®n de las obras completas de Bujarin o de Trotski no podr¨ªa hacerse de una sola vez, pero hay muchas otras...
P. ?Por qu¨¦ no esas precisamente que parecen, sin embargo, las m¨¢s importantes?
R. Si ello dependiera de m¨ª no habr¨ªa ning¨²n problema; yo publicar¨ªa todo, incluso a Stalin. Pero en el terreno de la historia, en las publicaciones y revistas relativas a ella, los avances se realizan lentamente. ?No s¨¦ c¨®mo es posible confiar en un cambio en las revistas de historia si todav¨ªa est¨¢n dirigidas por las mismas personas que no s¨®lo no hacen progresar la investigaci¨®n, sino que incluso la entorpecen! Creer que ahora van a ponerse a hacerlas cambiar y avanzar es no ser realistas. Pero, poco a poco, las cosas van pasando a manos de las nuevas generaciones y es sobre todo a ellas a quienes corresponde superar el pensamiento a base de estereotipos.
P. En sus intervenciones usted hace hincapi¨¦ sobre la formaci¨®n de los j¨®venes historiadores. ?Carecen de especialistas capaces de analizar los archivos?
R. Seguramente no son muchos, ya que el trabajo a realizar es enorme. De todos modos, abogo por la introducci¨®n de lenguas antiguas en la ense?anza secundaria, por la descatequizaci¨®n de las ciencias sociales y la intensificaci¨®n de los intercambios con otros pa¨ªses. Ello supone una desburocratizaci¨®n del sistema existente para que la decisi¨®n, por ejemplo, de enviar becarios a Occidente sea competencia de especialistas, con capacidad para elegir a los candidatos m¨¢s aptos y m¨¢s prometedores. Por el momento, los administradores de nuestra ciencia hist¨®rica parecen guiados por otros criterios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.