Adam Schaff: "La nueva tecnolog¨ªa abre las puertas del para¨ªso, pero no sabemos lo que hay dentro"
El fil¨®sofo polaco cree que la revoluci¨®n tecnol¨®gica liberar¨¢ al hombre de la maldici¨®n b¨ªblica del trabajo
Adam Schaff es polaco y tiene 74 a?os. Ha sido durante a?os militante del partido comunista de su pa¨ªs, pero en el mundo es conocido por su aportaci¨®n al pensamiento filos¨®fico, formando parte de la llamada escuela polaca. Actualmente reside en Viena. Ha trabajado la filosof¨ªa del lenguaje y de la historia, pero en los ¨²ltimos a?os se esfuerza en pensar sobre la evoluci¨®n del futuro de la sociedad. Schaff cree que las nuevas tecnolog¨ªas van a estar en la ra¨ªz de una nueva revoluci¨®n que, al liberar al hombre del trabajo asalariado, abrir¨¢ las puertas del para¨ªso, "aunque no sabemos lo que hay dentro", y afirma tajantemente la validez de las tesis del materialismo hist¨®rico enunciadas por Marx.
Adam Schaff imparti¨® el pasado jueves una conferencia en Barcelona, dedicada al an¨¢lisis de la segunda revoluci¨®n industrial y su relaci¨®n con el marxismo, dentro de un ciclo organizado por la Fundaci¨®n Com¨ªn y la Caixa de Barcelona. En ella realiz¨® afirmaciones pol¨¦micas sobre la futura desaparici¨®n del proletariado y sobre los cambios que esperan al presente, al tiempo que dise?o un nuevo concepto de civilizaci¨®n y de cultura.Pregunta. A tenor de su an¨¢lisis del presente, de la evoluci¨®n que prev¨¦ hacia una sociedad del ocio total, ?c¨®mo ve usted la cultura en ese nuevo mundo?
Repuesta. ?Qu¨¦ va a ocurrir con la cultura? ?sa es una pregunta que admite una formulaci¨®n m¨¢s general: ?qu¨¦ va a ocurrir con nuestra civilizaci¨®n? La civilizaci¨®n no es s¨®lo lo material, tambi¨¦n lo cultural. Creo que el movimiento es tan profundo que vamos a cambiar la civilizaci¨®n.
La gran revoluci¨®n
P. ?En qu¨¦ sentido va a producirse ese cambio?R. El mayor economista de nuestro siglo fue lord Keynes. ?l formul¨® la teor¨ªa econ¨®mica dominante hasta el final de la II Guerra Mundial. Las actuales doctrinas del libre mercado de Friedrnarin y otros, en realidad, son un fracaso. Keynes escribi¨®, en 1930, un peque?o libro, La econom¨ªa para mi nieto. Dice all¨ª que estamos frente a una nueva sociedad. Viene algo que no hemos conocido nunca y ese algo est¨¢ marcado por el paro tecnol¨®gico, ¨¦l lo llama as¨ª. Debemos prever, sigue diciendo, que en 100 a?os el mundo ser¨¢ completamente diferente. Cincuenta a?os despu¨¦s, hoy, va a empezar la gran revoluci¨®n en la que el hombre ser¨¢ reemplazado por la m¨¢quina. Faltan 50 a?os para la gran ruptura, pero ¨¦l ya la previ¨® en 1930. No se trata de una profec¨ªa religiosa, sino a partir del conocimiento de la situaci¨®n econ¨®mica, social, tecnol¨®gica, y de la previsi¨®n de lo que hab¨ªa de venir. Ahora bien, nosotros estamos mucho m¨¢s cerca de esos cambios y podemos, debemos, prever con mucha m¨¢s precisi¨®n de la que pudo tener Keynes hace 50 a?os. Es indudable que nadie con informaci¨®n sobre la revoluci¨®n tecnol¨®gica puede negar que vamos al encuentro de una sociedad en donde el trabajo humano, en su sentido tradicional, va a cambiar de una forma revolucionaria. Decenas de millones de hombres estar¨¢n parados, pero parados tecnol¨®gicamente, que dec¨ªa Keynes, estructuralmente, que decimos nosotros. Nos encontraremos frente a una situaci¨®n completamente nueva en la que el trabajo humano ya no ser¨¢ necesario.
P. Lo har¨¢n las m¨¢quinas.
R. En efecto, a finales del siglo XVIII, la m¨¢quina reemplaza al trabajo f¨ªsico; hoy, la m¨¢quina empieza a ser capaz de reemplazar el trabajo mental del hombre. La discusi¨®n sobre la inteligencia artificial se ha acabado. La discusi¨®n filos¨®fica es incomprensible para los t¨¦cnicos. La m¨¢quina no va a reemplazar al hombre en sus sentimientos, no puede amar ni llorar ni tener emociones, pero tampoco es necesario. Una m¨¢quina no est¨¢ pensada para convertirse en un hombre, sino para reemplazar el poder humano del pensamiento. Se trata de un c¨¢lculo. En los a?os noventa tendremos los ordenadores de la quinta generaci¨®n, nos encontraremos con m¨¢quinas capaces de realizar 400 millones de operaciones l¨®gicas por segundo, sobre la base de un sistema binario. Ning¨²n hombre, ni siquiera un ej¨¦rcito de hombres, puede hacer eso. ?Qu¨¦ vendr¨¢ despu¨¦s? No lo podemos imaginar, no es humano, es sobrehumano. ?Cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias de la aplicaci¨®n de estos ordenadores a robots? Son inimaginables. Tambi¨¦n en el plano social. Estos robots ser¨¢n flexibles, capaces de tomar la decisi¨®n en una f¨¢brica sin hombres. Y lo har¨¢n mejor que un hombre por rapidez y precisi¨®n y sin emociones. ?Qu¨¦ significa todo esto? Que el hombre ser¨¢ liberado de la maldici¨®n b¨ªblica del trabajo.
Un ser activo
P. Volver¨¢ al para¨ªso.R. La nueva tecnolog¨ªa abre de nuevo las puertas del para¨ªso, pero no sabemos lo que hay dentro. Es imposible para un hombre de hoy vivir en una situaci¨®n de Ad¨¢n y Eva, cuando no hac¨ªan nada. El hombre debe tener una actividad. El ocio podr¨ªa convertirse en lo contrario de lo que ahora, cuando es una excepci¨®n, pensamos que es. Debemos decir con firmeza que en toda la historia del ser humano el hombre ha sido activo, ha tenido ocupaci¨®n. Durante toda su vida el hombre ha sido un ser social. Siempre ha tenido ocupaciones, eran necesarias para vivir, pero tambi¨¦n era necesario para ¨¦l. S¨®lo durante un peque?o fragmento del tiempo de la historia, el per¨ªodo del capitalismo, sus ocupaciones han tenido la forma del trabajo asalariado. Unos cientos de a?os y no en todo el mundo. Ahora nos dirigimos hacia una nueva ¨¦poca sin trabajo asalariado, pero no sin actividad. Habr¨¢ una multitud de ocupaciones que ser¨¢n ¨²tiles a la sociedad y tambi¨¦n al individuo. Es la nueva cultura: una nueva cultura para el hombre en sociedad y para el hombre individual. Debemos comprenderlo bien porque es necesario dar al hombre algo que reemplace al trabajo asalariado. Podemos vernos inmersos en un largo per¨ªodo de transici¨®n con una sociedad patol¨®gica o prever los esfuerzos que faciliten esta transici¨®n. La sociedad pagar¨¢ a cada uno para que sobreviva. No s¨¦ si es socialismo, pero significa, seguro, una forma de sociedad colectivista.
P. Esto exige un nuevo papel para la educaci¨®n.
R. Se puede pensar en una educaci¨®n permanente. No con la forma de la escuela actual, que tambi¨¦n debe ser cambiada radicalmente. Hay millones de posibilidades: estudiar matem¨¢ticas o historia, pero tambi¨¦n actividades manuales. Tambi¨¦n tendr¨¢ que haber formas de control. El control es necesario. No vamos hacia una sociedad anarquista, pero debemos ver que se trata de un camino para todos: la educaci¨®n permanente, hasta el fin de la vida del hombre.
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