Los aviones F-18 espa?oles adquiridos a EE UU presentan problemas t¨¦cnicos para sustituir a los F-16 norteamericanos
La Fuerza A¨¦rea Espa?ola no est¨¢ en condiciones de sustituir a los aviones F-16 norteamericanos, ni siquiera en las misiones de cooperaci¨®n bilateral, porque los aparatos cazabombarderos F-18 fabricados en Estados Unidos y adquiridos por Espa?a le han planteado cuatro inesperados problemas t¨¦cnicos, seg¨²n fuentes atl¨¢nticas conocedoras de los asuntos relacionados con la defensa espa?ola.
En la negociaci¨®n sobre las bases espa?olas que usa EE UU, Madrid ha pedido la retirada de los 72 aviones F-16 norteamericanos de doble capacidad (nuclear y convencional) con base en Torrej¨®n y que constituyen el ala t¨¢ctica 401. Desde su base a¨¦rea, estos cazabombarderos desempe?an misiones para la OTAN y para EE UU de control del Estrecho y de apoyo en el norte del Magreb.Para sustituir a los F-16 en esta misi¨®n, la Fuerza A¨¦rea espa?ola contaba, sobre todo, con los F- 18, ya que sus aviones Phantom se han quedado anticuados, los Mirage est¨¢n m¨¢s bien destinados al combate a¨¦reo y el n¨²mero de Harrier embarcados es insuficiente.
La experiencia que ha acumulado la Fuerza A¨¦rea con los 28 F-18A, sobre los 72 que ha recibido hasta ahora, le induce, sin embargo, a una gran prudencia sobre su capacidad de reemplazar a los F-16 cuya salida exige el Gobierno.
El principal de los cuatro problemas con que se han encontrado los t¨¦cnicos del aire al recibir los nuevos cazabombarderos ha sido la incapacidad de incorporarles los sistemas de armas previstos, hasta el extremo de que los F- 18 s¨®lo utilizan actualmente el ca?¨®n de tiro. El misil norteamericano aire-aire Sidewinder, colocado hasta ahora en los Phantom, pierde precisi¨®n a bordo de los F-18, hasta el punto de hacer desaconsejable su instalaci¨®n. M¨¢s grave a¨²n, las bombas de gravedad situadas bajo las alas cabecean al despegar, pudiendo da?ar al aparato, y, sobre todo, carecen totalmente de precisi¨®n al ser lanzadas.
Inadaptaci¨®n del radar
El segundo problema es la inadaptaci¨®n del radar del avi¨®n para las misiones de apoyo de buques porque no ve con la suficiente distancia y no controla la amplitud de horizonte requerida para localizar a tiempos a eventuales enemigos.El sistema de vuelo acarrea el tercer problema, porque el actual programa de navegaci¨®n, predefinido en un chip fabricado en EE UU resta flexibilidad al cazabombadero, al menos que el piloto opte por asumir funciones que, en principio, est¨¢n automatizadas. La modificaci¨®n del programa implica encargar un nuevo chip al fabricante, suministr¨¢ndole para ello las rutas de vuelo en Espa?a, algo que disgusta al Estado Mayor del Aire.
El cuarto y ¨²ltimo problema, de menor importancia que los anteriores, es la gran sensibilidad del avi¨®n al estado de la pista, que ha encarecido los costes de mantenimiento de las instalaciones aeroportuarias obligando, por ejemplo, a una limpieza m¨¢s frecuente de la arena que pueda acumularse.
Ning¨²n pa¨ªs europeo de la OTAN, excepto Espa?a, ha comprado F- 18, un aparato adquirido -en otra versi¨®n- por la Marina de guerra norteamericana y que tambi¨¦n ha sido vendido a Australia.
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