Caro Baroja estudia las correspondencias entre rasgos y car¨¢cter
"Nos creemos individualistas y confundimos democracia y gregarismo,"
, Julio Caro Baroja intenta desde hace poco averiguar en la gente que cruza por la calle si cierta mand¨ªbula indica voluntad o si una nariz ganchuda descubre la energ¨ªa, y duda de cualquier razonamiento porque sabe que la fisiogn¨®mica la deducci¨®n del car¨¢cter por la cara- es ciencia para intuitivos. La publicaci¨®n de una historia de la fisiogn¨®mica, La cara, espejo del alma, nueva obra del antrop¨®logo, es el motivo que ha elegido el C¨ªrculo de Lectores para rendir hoy un homenaje a Caro Baroja, que cumple 73 a?os.
Y sin embargo, Baroja tiene que cruzar a mucha gente en estos tiempos para encontrar a alguien con rasgos fuertes. Incluso en Vera de Bidasoa, el pueblo del Pirineo navarro donde se encuentra Itzea, la casa legendaria de la familia, el antrop¨®logo a?ora un poco los personajes que lo animaban no hace tanto -el impasible, el humorista, el mentiroso...- y que ahora se "est¨¢n difuminando" por las costumbres de nuestros tiempos: tan pronto tiene un rato, el habitante del pueblo coge el coche y corre a la ciudad o a la playa. Incluso, piensa Caro, "el hombre y la mujer est¨¢n poco diferenciados". Con los mayores, puede ver f¨¢cilmente el paso de la edad. Con los j¨®venes, domina la indeterminaci¨®n: ?ser¨¢ listo?, ?vivir¨¢ pasiones fuertes?, ?tendr¨¢ energ¨ªa?Algo ha descubierto el antrop¨®logo en su rastreo por la historia de la fisiogn¨®mica, y es que los hombres han escrito mucho para descifrar a otros hombres pero, en contra de lo que se dir¨ªa son sus intereses, poco para interpretar a la mujer. As¨ª, el hombre tiene que recurrir a viejos mitos po¨¦ticos -la perfidia escondida tras la dulzura, por ejemplo- para intentar intuir su destino en una historia.
En el homenaje de esta noche ser¨¢n presentados una edici¨®n ilustrada del ya cl¨¢sico Los Baroja y el libro Retrato de Julio Caro Baroja, de Baltasar Porcel. Hablar¨¢n Pedro La¨ªn Entralgo, director de la Real Academia Espa?ola, el acad¨¦mico Manuel Alvar y la actriz Victoria Vera.
Vuelve la consigna
El ascensor de la casa donde vive en Madrid Caro Baroja con su hermano y su familia -un s¨¦ptimo que ofrece la mejor vista sobre el oto?o amarillo del Retiro- es uno de esos lentos transportes de madera y cristal que agudizan la desconfianza por las cajas met¨¢licas de los edificios modernos. "En arquitectura se ha confundido la eficacia con el funcionalismo", dice Caro, "y ¨¦ste, hasta cierto punto, es peligroso y monstruoso. ?Por qu¨¦ un arquitecto habr¨ªa de imponer al hombre una vida de insecto? ?sa no es socializaci¨®n, sino hacer que todos vivamos medidos por un rasero muy bajo."Y no es inevitable, concede, como demostrar¨ªan ejemplos de otros pa¨ªses. "Siempre hemos pensado que los espa?oles ¨¦ramos individualistas, y ahora la democracia se confunde con el gregarismo. Y no s¨®lo eso, sino que hay una serie de medidas coactivas. Hay una tendencia a hacer una regla, si no mon¨¢stica, s¨ª pol¨ªtica. No ser¨¢ la orden de san Benito, pero s¨ª la del ministro de turno".
La tendencia de los hombres a relacionarse no implica esa homogeneizaci¨®n, explica Caro, y afirma: "La consigna se vuelve a dar: 'Estos literatos, s¨ª; otros, no. Estas ¨¦pocas, s¨ª; las otras, no.' Es cargante. Se produce una consigna presuntamente de izquierdas como antes la hab¨ªa de derechas".
La nueva edici¨®n del libro de memorias Los Baroja incorpora fotograf¨ªas, pero ning¨²n a?adido: sigue terminando en 1957. "Estos 30 ¨²ltimos a?os de madurez y vejez han sido interesantes", dice Caro, "pero no han tenido la fuerza de los primeros 40". "Si escribiera ahora Los Baroja ser¨ªa distinto... Tal vez m¨¢s triste".
Babelia
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