El pez chico es m¨¢s fuerte
El Bilbao inici¨® 20 a?os antes que los otros grandes bancos la renovaci¨®n de su c¨²pula familiar
El proyecto de absorci¨®n del Banesto por el Banco de Bilbao constituye, adem¨¢s de la m¨¢s ambiciosa operaci¨®n de las finanzas espa?olas por su volumen, la m¨¢s paradigm¨¢tica: es la primera vez que una entidad de dimensi¨®n menor encabeza la integraci¨®n en ella de otra mayor. ?Por qu¨¦ esta vez el pez chico se come al grande? La respuesta seguramente se encuentra en que la capacidad reside m¨¢s en la fortaleza que en la envergadura. Y en la carrera, ya de escala europea, por el liderazgo, es m¨¢s fuerte el que antes ha cambiado, y el banco m¨¢s antiguo de Espa?a es el que primero se renov¨®.
Banesto es el gigante que se identific¨® durante d¨¦cadas con el banco por antonomasia, pero se hab¨ªa debilitado ¨²ltimamente por una desigual reconversi¨®n y por la irresuelta crisis en sus ¨®rganos de direcci¨®n, que en un a?o han visto semisucederse al todav¨ªa presidente, Pablo Garnica, por el vicepresidente L¨®pez de Letona, y a ¨¦ste por los j¨®venes leones Mario Conde y Juan Abell¨®.Delante, el Banco de Bilbao ha resuelto sin ruido la participaci¨®n de sus viejas familias y ha afianzado su poder no tanto sobre el cimiento siempre aplastante del dinero, sino sobre activos inmateriales: ideas, una organizaci¨®n que funciona como un ordenador m¨¢s que como un tanque y una pol¨ªtica informativa transparente. El banco de S¨¢nchez Asia¨ªn empez¨® el cambio de su cultura organizativa veinte a?os antes que el resto.
Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn fue durante muchos a?os el benjam¨ªn de los presidentes de la gran banca. Su nombramiento en 1974 constituy¨® un hecho decisivo que en aquel momento apenas se percibi¨®. Pronto se vio, sin embargo, que supondr¨ªa la consagraci¨®n de una tecnoestructura con ideas llamada a sustituir o reformar las c¨²pulas bancarias dise?adas testamentariamente a trav¨¦s de las grandes familias hist¨®ricas.
Acad¨¦mico antes que banquero, el catedr¨¢tico de Hacienda S¨¢nchez Asia¨ªn se emociona todav¨ªa cuando, entre cuenta de explotaci¨®n y balance, recuerda la lectura de los Mitos y paradojas de la justicia tributaria, de un colega catedr¨¢tico, Luigi Einaudi, que lleg¨® a presidente de la Rep¨²blica italiana. Banquero a fuerza de m¨¦ritos, hijo de un gerente de cooperativa y una comerciante con tienda de perfumer¨ªa, el actual presidente del Bilbao inici¨® su carrera financiera en 1954, como jefe de sexta categor¨ªa en el Servicio de Estudios. "Era la ¨¦poca de la visera y los manguitos", recuerda un colega, "y Asia¨ªn lo vivi¨® muy de cerca". Despu¨¦s de un r¨¢pido paso t¨¦cnico como secretario general del Ministerio de Industria (1962) se reincorpor¨® al banco.
El 'gotha', agotado
Los dirigentes de a?ejos apellidos que controlaban la entidad empezaron a darse cuenta de la fuerza pr¨¢ctica de las ideas, sobre todo porque iban encarnadas en un joven de pragmatismo y moderaci¨®n reconocidas. S¨¢nchez Asia¨ªn era un cat¨®lico postconciliar -luce en su actual despacho una foto familiar con el papa Montini-; un colaborador t¨¦cnico de la situaci¨®n, pero dotado de,un esp¨ªritu reformista de largo aliento -un conglomerado que pod¨ªa sintetizar en el futuro la historia de una casa que durante la guerra civil mantuvo sede en los dos bandos-; y un h¨¢bil forjador de equipos. Por eso, el presidente, Gervasio Collar, le llam¨® en 1968 para desempe?ar la direcci¨®n general.
Coraz¨®n de hierro sobre p¨ªcara/modesta sonrisa de plata, Asia¨ªn se hizo en seis a?os con el control absoluto de la red ejecutiva del Bilbao. A la muerte de Collar, en 1974, el siempre elegante gotha de Neguri se hallaba agotado y pol¨ªticamente desconcertado ante las inc¨®gnitas no despejadas por el tardofranquismo. Si a ello se le a?ad¨ªa la pragm¨¢tica tradici¨®n mercantil vasca, quedaba claro que la transici¨®n de los due?os a los gestores estaba cantada. Asia¨ªn ser¨ªa el presidente. Un S¨¢nchez mandar¨ªa sobre los nietos de Epalza, Aguirre, Zab¨¢lburu, Orbegozo, Ybarra y Mac Mahon, los fundadores.
?sos activos patricios del comercio vizca¨ªno hab¨ªan engendrado la entidad poco m¨¢s de un siglo antes, en 1856, durante la voragme del bienio progresista. La hab¨ªan convertido en bandera de la industrializaci¨®n sider¨²rgica, ferroviaria, naviera y el¨¦ctrica. Y a trav¨¦s de ella y otras firmas, se hab¨ªan encumbrado -inhabitual caso de periferia convertida en eje- como avanzadilla del pacto agrario-industrial de la monarqu¨ªa alfonsina, lo que los historiadores llamar¨ªan con gracejo el "capitalismo agrario" de la Restauraci¨®n. Pero el statu quo bancario y la implacable ley de la herencia convirtieron su empuje en una cierta losa.
El mievo presidente puso manos a la obra. Paternal tutor, envi¨® a los j¨®venes cachorros de la burgues¨ªa vizca¨ªna a las sucursales, al extranjero, a las cocinas: a la legalidad hist¨®rica hab¨ªa que sumar la legitimidad de la trinchera. Y as¨ª, en el actual consejo figuran los biznietos y tataranietos de la generaci¨®n de los fundadores, "ya baqueteados por la experiencia", como se?ala un director de oficina: los vicepresidentes Emilio de Ybarra, Eduardo de Aguirre y Gervasio Collar aprendieron a obedecer antes que a mandar, y con ellos los treinta?eros Jos¨¦ de Ampuero, Javier Aresti, Francisco Hurtado y Luis Lezama. "Sudaron el oficio y cada d¨ªa se ganan la poltrona", asegura un ejecutivo de su generaci¨®n. Junto a ellos, pero en papel m¨¢s de testigos de la historia, perviven los senior Ignacio Alzola (marqu¨¦s de Yurreta), Gabriel de Ch¨¢varri (marqu¨¦s de Triano), Jos¨¦ Manuel Delclaux Barrenechea e Ignacio Zubir¨ªa Mac-Mahon.
Entre medio, Ram¨®n de Icaza Zabalburu y Guillermo Barandiar¨¢n (yerno de Fernando Gondra, el principal accionista), y algunos de los que fueron incorporados por Asia¨ªn en 1980, para "traer nuevos aires". Aires internacionales -Norman Biggs, hoy retirado-, catalanes -Enric Mass¨®, actual presidente de la filial Mas Sard¨¤-, andaluces -Carlos Gonz¨¢lez Rivero, de la familia Gonz¨¢lez Byass-, o multinacionales, como Manuel M¨¢rquez Bal¨ªn, de la Standard-ITT.
En este conglomerado y en el de la l¨ªnea ejecutiva, pese a las diferencias de edades y situaciones, apenas existen roces, por m¨¢s que se aprecia alguna diferencia entre los hombres del presidente, autodidactas meritocr¨¢ticos, y los del vicepresidente (Emilio de Ybarra), algo m¨¢s yuppies.
S¨®lo queda una inc¨®gnita. Los hijos de S¨¢nchez, de S¨¢nchez Asia¨ªn, ?d¨®nde est¨¢n?.
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