"Rumanos, rumanos, despertad"

Como puede atestiguar cualquier turista que haya visitado recientemente Ruman¨ªa, la capacidad de los ciudadanos de este pa¨ªs para soportar las dificultades es legendaria. No hay luz: Cluj-Napoca, la maravillosa ciudad transilvana durante el d¨ªa, se vuelve siniestra despu¨¦s de la puesta del sol mientras miles de personas tropiezan camino a casa por los oscuros bulevares y avenidas. No hay calefacci¨®n: desde los bur¨®cratas y recepcionistas de hotel hasta los estudiantes, todo el mundo se pasa el d¨ªa sentado con los abrigos puestos desde el mes de octubre hasta abril. No hay comida: todo, desde la leche al arroz, est¨¢ racionado, y las largas colas y los limitados productos significan, a menudo, que la gente acaba con s¨®lo un cup¨®n de racionamiento sobre la mesa. Sin agua, sin electricidad, sin velas. Entre las seis y las ocho de la tarde la gente de Cluj duerme la siesta; es la hora del apag¨®n, y no hay l¨¢mparas de aceite ni velas.Ahora, sin embargo, parece que los rumanos est¨¢n, por fin, despertando de su letargo. En el primer signo serio de resistencia desde las huelgas del carb¨®n hace 10 a?os en el valle Jui, 6.000 personas tomaron las calles de la ciudad de Brashov, cantando: "Rumanos, rumanos, despertad," "queremos pan" y "abajo el dictador". Quemaron algunos archivos oficiales y carteles de propaganda. Hubo 2.000 detenidos para ser interrogados. El dictador rumano es, por supuesto, Nicolae Ceaucescu.

23 de noviembre