Juzgado un recluso que asesin¨® a otro en Nanclares de la Oca

"Fuera le met¨ª otra raci¨®n de acero, bien pisoteado y bien muerto, y all¨ª se qued¨®... Despu¨¦s de muerto le pisote¨¦ y me qued¨¦ con las ganas de cortarle la cabeza". Con estas palabras del recluso Andr¨¦s Jes¨²s Garc¨ªa Cantero comenz¨® ayer en la Audiencia Provincial de Vitoria el juicio por asesinato del tambi¨¦n preso Ram¨®n L¨®pez Moscoso, en la c¨¢rcel de Nanciares de la Oca el 1 de septiembre de 1985.El ministerio fiscal solicita para los dos acusados, Andr¨¦s Jes¨²s Garc¨ªa Cantero y Ram¨®n Molina L¨®pez, de 30 a?os de edad, la pena de 30 a?os de prisi¨®n mayor por asesinato y cuatro de prisi¨®n menor por "obrar con ensa?amiento y premeditaci¨®n".

Seg¨²n el informe fiscal, los hechos sucedieron alrededor de las cinco de la tarde del 1 de septiembre de 1985, cuando los dos acusados, tras secuestrar a tres funcionarios, se abrieron paso a trav¨¦s de los diferentes controles carcelarios hasta llegar a la celda de L¨®pez Moscoso. Una vez encerrados los tres funcionarios y abierta la puerta de seguridad de la celda, "se abalanzaron sobre ¨¦l, haci¨¦ndole un total de 85 a 100 heridas en el cuello, t¨®rax, extremidades y en el resto del cuerpo", con dos pinchos de alambre afilados por un extremo de una longitud de 24 cent¨ªmetros.

Seg¨²n el informe fiscal, y tal y como confirmaron los presos, "el cuerpo sin vida de ¨¦ste fue arrastrado hasta la entrada del pasillo de las celdas para que fuese visto por los dem¨¢s reclusos, entreg¨¢ndose a continuaci¨®n ambos procesados a los funcionarios".

El juicio, que comenz¨® poco despu¨¦s de las 10.30, en medio de fuertes medidas de seguridad, y segu¨ªa celebr¨¢ndose al cierre de esta edici¨®n, reuni¨® a m¨¢s de 25 testigos, que dieron versiones distintas sobre la personalidad del preso fallecido. Ram¨®n L¨®pez Moscoso, de 42 a?os de edad, estaba vinculado a la Coordinadora de Presos Espa?oles en Lucha (COPEL), y dos d¨ªas antes de producirse su muerte envi¨® un telegrama a la Audiencia Provincial de ?lava pidiendo protecci¨®n porque, seg¨²n sus propias palabras, su vida corr¨ªa peligro.