La 'antiglasnost', en Ruman¨ªa
LA OPINI?N europea no puede permanecer indiferente ante las graves noticias que llegan sobre diversos sucesos ocurridos en los ¨²ltimos tiempos en Ruman¨ªa. La explosi¨®n de indignaci¨®n popular que se ha producido el pasado 15 de noviembre en la ciudad de Brashov, y que parti¨® de los obreros de las grandes f¨¢bricas, demuestra que la paciencia de la poblaci¨®n ante una situaci¨®n econ¨®mica desastrosa se agota. Las condiciones de alimentaci¨®n, con un severo racionamiento, son angustiosas para miles y miles de familias. La perspectiva de un invierno fr¨ªo, con una calefacci¨®n reducida al m¨ªnimo y con ¨ªnfimos niveles de luz en las viviendas, acent¨²a la c¨®lera de los ciudadanos. Pero de estos hechos llegan escas¨ªsimas noticias a causa del control estatal sobre todas las informaciones. A la prensa extranjera le est¨¢ prohibido de hecho viajar por el pa¨ªs e informar con objetividad.En el momento en que la glasnost, la apertura -a pesar de las enormes dificultades que acaba de ilustrar el caso Yeltsin-, est¨¢ al orden del d¨ªa en la URSS, Ruman¨ªa avanza en un sentido diametralmente opuesto. Es cierto que en los diversos pa¨ªses del Este europeo hay diferencias notables en el impacto que causa la reforma sovi¨¦tica. Pero el caso rumano merece cap¨ªtulo aparte. Tiene los rasgos de un sistema pol¨ªtico neoestalin¨ªano, basado en el culto al l¨ªder m¨¢ximo, Ceaucescu, y en un aparato policiaco omnipotente. Estos rasgos adquieren niveles patol¨®gicos cuando hay que hacer frente a la crisis econ¨®mica y al descontento popular.
Conviene recordar que en una ¨¦poca no muy lejana, Rumania era el pa¨ªs del bloque oriental que gozaba de mayores simpat¨ªas en Occidente. Ceaucescu alardeaba de independencia en los temas intemacionales. Se neg¨® a romper con Israel -cuando lo hicieron la URSS y sus otros aliados- y critic¨® la intervenci¨®n sovi¨¦tica en Checoslovaquia. Pero en la base de esa originalidad rumana no hab¨ªa voluntad de apertura democr¨¢tica o de distanciamiento de un sistema autocr¨¢tico. Reflejaba sobre todo la ambici¨®n desmesurada de un l¨ªder que alimentaba su carisma personal a base deexaltaci¨®n nacionalista.
Si durante un per¨ªodo ese m¨¦todo le dio cierto prestigio internacional y le permiti¨® incluso obtener ventajas comerciales por parte de Occidente, los hechos han demostrado que la pol¨ªtica de Ceaucescu, mezcla de nacionalismo, represi¨®n y culto al jefe, no conduc¨ªa a la superaci¨®n de los grav¨ªsimos fallos del sistema implantado por la URSS en Europa oriental. Hoy, ese nacionalismo sirve para cerrar el pa¨ªs a cualquier corriente reformista y para hundir al pueblo rumano en unas condiciones miserables.
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