Espa?a exige una cl¨¢usula que explicite que no reconoce la soberan¨ªa brit¨¢nica sobre el istmo

La clave de la negociaci¨®n en curso entre Espa?a y el Reino Unido sobre la inserci¨®n del aeropuerto de Gibraltar en la liberalizaci¨®n del transporte a¨¦reo en Europa es la aceptaci¨®n por Londres de una cl¨¢usula en la que se precise que esta inclusi¨®n no significa un reconocimiento de su soberan¨ªa sobre el istmo donde est¨¢ construido el aer¨®dromo ni prejuzga en nada la reivindicaci¨®n espa?ola.

?ste es, seg¨²n explic¨® ayer a EL PA?S en la capital belga el titular espa?ol de Asuntos Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, el "nudo gordiano" de una negociaci¨®n que reanudar¨¢ ma?ana, mi¨¦rcoles, en Londres con su hom¨®logo brit¨¢nico, Geoffrey Howe, y que tiene, a?adi¨®, "un 50% de posibilidades de ¨¦xito y otras tantas de fracaso". Ambos ministros de Exteriores estar¨¢n acompa?ados por sus colegas de Transportes, Abel Caballero y Paul Channon.Fern¨¢ndez Ord¨®?ez afirm¨® que el Gobierno espa?ol "desea introducir esa cl¨¢usula o reserva de soberan¨ªa en las directivas" comunitarias sobre la "desregulaci¨®n a¨¦rea", que imperan sobre la legislaci¨®n nacional y que firman los doce Estados miembros. Preguntado sobre si estar¨ªa dispuesto a conformarse con una f¨®rmula subalterna como, por ejemplo, un simple canje de notas entre entre Madrid y Londres, el ministro contest¨®: "Yo la rechazar¨ªa".

El istmo donde ha sido construido el aeropuerto no fue cedido por Espa?a al Reino Unido en el marco del Tratado de Utrecht, concluido por ambos pa¨ªses en 1713, y formaba parte de un no man's land (tierra de nadie) hasta que la potencia colonial lo anexion¨®.

Utilizaci¨®n conjunta

Aunque reconoci¨® que los aspectos t¨¦cnicos de las conversaciones hispano-brit¨¢nicas sobre la utilizaci¨®n conjunta del aeropuerto revest¨ªan en ¨²ltima instancia un car¨¢cter de soberan¨ªa, el ministro espa?ol dio a entender que eran peccata minuta, en relaci¨®n a la famosa cl¨¢usula, y tendr¨ªan f¨¢cil soluci¨®n si se solvientase el aspecto pol¨ªtico.Desde que hace cuatro meses se reanudaron las conversaciones bilaterales para intentar llegar a un acuerdo sobre las facilidades concedidas a Espa?a en el uso del aeropuerto -la f¨®rmula que Howe prefiere en lugar de utilizaci¨®n conjunta-, Fern¨¢ndez Ord¨®?ez pidi¨® que los ciudadanos espa?oles que se embarquen o desembarquen en el Pe?¨®n no sean sometidos a controles de pasaporte y aduana brit¨¢nicos.

Londres parece dispuesto a obviar esos tr¨¢mites, siempre y cuando vuelen desde la colonia a Espa?a y no al extranjero, y aconseja, para agilizar la ida y venida de los viajeros espa?oles, la edificaci¨®n de una segunda terminal del lado espa?ol de la verja.

La delegaci¨®n negociadora espa?ola solicit¨® tambi¨¦n la presencia de un controlador a¨¦reo espa?ol en la torre del aeropuerto del Pe?¨®n, a lo que sus interlocutores han contestado con un s¨ª, circunscribiendo, sin embargo, sus funciones a las de mero enlace con sus colegas de la torre de Sevilla, donde pretenden contar tambi¨¦n con la presencia de un funcionario brit¨¢nico. Otorgar otro cometido a un controlador destacado en un aerodromo militar como Gibraltar equivaldr¨ªa seg¨²n los colaboradores de Howe, a pretender instalar un funcionario brit¨¢nico en la base a¨¦rea militar espa?ola de Manises.

La tercera y ¨²ltima gran reivindicaci¨®n espa?ola concierne a la administraci¨®n del pol¨¦mico aeropuerto, que el Gobierno espa?ol desear¨ªa poder llegar a cogestionar, mientras los negociadores brit¨¢nicos s¨®lo han ofrecido mantenerle informado, mediante la presencia de alg¨²n representante de la aviaci¨®n civil espa?ola en el ¨®rgano que lo rige.