La trama siniestra
CASI SIMULT?NEAMENTE se han celebrado en Espa?a, Portugal y, Francia juicios que han permitido proyectar un poco de luz sobre la punta del iceberg en el que hunden sus ra¨ªces la siniestra trama de los Grupos Antiterroristas de Liberaci¨®n (GAL) y la treintena de criminales acciones que le son atribuidas entre octubre de 1983 y julio de 1987. La investigaci¨®n judicial ha venido a reforzar lo que la investigaci¨®n period¨ªstica ha descubierto hasta ahora sobre la generalizada sospecha de implicaciones del aparato del Estado, o sectores del mismo, en la actuaci¨®n criminal de este grupo terrorista, pero ha confirmado al mismo tiempo las dificultades insuperables con que se enfrenta la justicia para hacer resplandecer toda la verdad en asuntos de esta naturaleza.En Francia, el tribunal de Pau juzga en estas fechas -acusados de atentar en septiembre de 1985 contra el bar Monbar, de Bayona, con el resultado de cuatro vascos espa?oles muertos- a dos miembros del hampa marsellesa integrados en el comando de los GAL que lideraba el franc¨¦s Jean-Philippe Labade. Precisamente, este ¨²ltimo ha sido condenado recientemente en Portugal, junto con varios elementos de la trama portuguesa de los GAL, a varios a?os de c¨¢rcel, como autores de dos atentados perpetrados respectivamente en Bayona y San Juan de Luz (Francia) en febrero de 1986. El tribunal portugu¨¦s ha considerado probada la naturaleza "terrorista" de los GAL, cuyo objetivo era "raptar, torturar y matar". Entre los condenados figura un miembro de los servicios secretos militares portugueses (DINFO). Este hecho y la insistencia de los acusados portugueses en implicar en la organizaci¨®n de los atentados a dos polic¨ªas espa?oles -uno de los cuales es, seg¨²n este testimonio, el subcomisario Jos¨¦ Amedo, destinado en la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Bilbao han comprometido al ministerio p¨²blico de Portugal a investigar la eventual participaci¨®n de elementos oficiales portugueses y espa?oles en la particular guerra sucia de los GAL contra ETA.
En Espa?a, la Audiencia Nacional no ha llegado tan lejos como el tribunal portugu¨¦s en el juicio celebrado a finales de octubre contra cinco personas acusadas de participar, en diciembre de 1985, en el asesinato del ciudadano franc¨¦s Robert Caplanne, al que al parecer conflandieron con un refugiado vasco. El tribunal espa?ol ha condenado a cuatro de los acusados por el asesinato del ciudadano franc¨¦s y ha admitido que formaban parte de una asociaci¨®n ilegal, pero no ha considerado probado que ¨¦sta fuera los GAL. La simple confesi¨®n de los implicados de que pertenec¨ªan a esta organizaci¨®n criminal no ha sido suficiente prueba para la Audiencia Nacional. Como tampoco ha merecido inter¨¦s alguno al tribunal espa?ol la condici¨®n de confidente policial del jefe de este grupo de facinerosos, Ismael Miquel Guti¨¦rrez, actualmente detenido en Tailandia, donde cumple condena a cadena perpetua por tr¨¢fico de drogas.
Arriesgado ser¨ªa tomar por oro de ley la palabra de gentes mercenarias, l¨®gicamente interesadas en cubrirse con la capucha de una eventual responsabilidad policial en los cr¨ªmenes de que se les acusa, pero la leve esquina de la alfombra que, pese a todo, ha sido levantada basta para dejar constancia de que son algo m¨¢s que sospechas lo que lleva a la conexi¨®n oficial en la confecci¨®n de esta negra p¨¢gina de la historia contemp¨®ranea. Esta constataci¨®n ha sido probablemente determinante en la firmeza con que el Gobierno franc¨¦s exigi¨®, p¨²blica y privadamente, el cese de las actividades de los GAL como condici¨®n para una m¨¢s intensa colaboraci¨®n antiterrorista.
Es cierto, por lo dem¨¢s, que la evaporaci¨®n de ese siniestro grupo coincidi¨® con la intensificaci¨®n de tal colaboraci¨®n. Desde una perspectiva meramente pragm¨¢tica -no es ¨²til para acabar con ETA-, la condena de los GAL resulta poco convincente: no es evidente esa inutilidad si se emplea una vara de medir que prescinde de los valores y atiende ¨²nicamente a la eficacia de los hechos. Los GAL son condenables por razones de principio. Porque de nada servir¨ªa acabar con ETA si el resultado es la interiorizaci¨®n por parte de la poblaci¨®n de los valores que hacen suyos los terroristas: crueldad, arbitrismo, inhumanidad, desprecio al Estado de derecho.
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