Democracia a la turca

LAS ELECCIONES parlamentarias que acaban de celebrarse en Turqu¨ªa han dado la victoria al partido del jefe del Gobierno, Turgut Ozal. Con la celebraci¨®n de estos comicios, Turqu¨ªa ha dado un paso hacia su democratizaci¨®n efectiva. Sin embargo, no puede olvidarse que existe todav¨ªa una vigilancia militar sobre la vida pol¨ªtica. Si lo que pretende Turgut Ozal es la homologaci¨®n con Europa, los avances de la democracia no han borrado a¨²n ciertos puntos negros.Las elecciones han confirmado que Turqu¨ªa, por una serie de razones hist¨®ricas, es un pa¨ªs con mayor¨ªa de derecha. A la vez, se ha puesto de relieve que existe un consenso ampl¨ªsimo en favor de una perspectiva de integraci¨®n en Europa y de avance hacia un modelo de sociedad de tipo occidental. El ¨¦xito de Ozal se debe en no escasa medida a que ha se ha presentado, desde posiciones de derecha, como campe¨®n de la modernizaci¨®n y de la europeizaci¨®n. Ha dirigido la transici¨®n desde la dictadura militar al restablecimiento de una situaci¨®n democr¨¢tica, realizando una pol¨ªtica econ¨®mica de liberalizaci¨®n, apertura al exterior y desarrollo de las infraestructuras de un pa¨ªs atrasado. A todas luces, ha logrado el apoyo masivo de los electores de derecha, derrotando al otro l¨ªder conservador, Suleim¨¢n Demirel, que era el jefe del Gobierno en el momento del golpe militar de 1980.

Se desprende claramente de los resultados electorales que el recuerdo de inestabilidad pol¨ªtica y de terrorismo incontrolado, dejado por los a?os setenta, juega en contra de los l¨ªderes hist¨®ricos que protagonizaron la vida pol¨ªtica en aquellos a?os. Ello se ha manifestado en la derecha en detrimento de Demirel, y en la izquierda, de Ecevit. La divisi¨®n de la izquierda, provocada sobre todo por la negativa de Ecevit a reconocer el papel de Inonu, l¨ªder del Partido Populista Socialdem¨®crata y la revelaci¨®n m¨¢s Harnativa de la campa?a electoral, ha contribuido al triunfo de Ozal. El futuro puede presentarse para la izquierda en mejores condiciones despu¨¦s de la decisi¨®n de Ecevit, a la vista de su fracaso, de dimitir como l¨ªder de Izquierda Democr¨¢tica. Ello permite albergar la esperanza de una fusi¨®n, en un plazo mayor o menor, de los dos partidos de la izquierda turca.

Por otra parte, en las elecciones turcas aparecen rasgos que son claramente poco europeos: el sistema electoral establece una diferencia abismal entre los porcentajes de votos y la composici¨®n del Parlamento. El partido gubernamental, con poco m¨¢s de un tercio de votos, obtendr¨¢ casi dos tercios de los esca?os. Aunque muchos sistemas electorales dan primas a los fuertes, el caso turco es un r¨¦cord. Otro aspecto de la ley electoral es que deja sin representaci¨®n a los partidos que quedan por debajo del 10%, algunos de ellos con importante representaci¨®n en la opini¨®n. En otros pa¨ªses europeos existe un tope m¨ªnimo para entrar en el Parlamento, pero en ninguno es tan alto como en Turqu¨ªa. Pero existen otras diferencias entre la democracia turca y la de los pa¨ªses europeos occidentales. Llama la atenci¨®n la existencia de partidos, como el comunista, que no son legales: dos dirigentes comunistas que regresaron al pa¨ªs en v¨ªsperas de las elecciones est¨¢n encarcelados. Se siguen dando casos de graves violaciones de los derechos humanos y de personas encarceladas por dellitos pol¨ªticos. Los sindicatos no tienen ninguna posibilidad de actuar libremente. A pesar del paso representado por las elecciones, la democracia turca a¨²n no es homologable a la europea.