Maestro del color
Albers: obras 1955-1973Galer¨ªa Theo. Marqu¨¦s de la Ensenada, 2. Madrid. Del 1 al 31 de diciembre de 1987.
En su habitual l¨ªnea de presentaci¨®n de grandes maestros de la vanguardia del siglo XX, tras la espl¨¦ndida muestra de Lucio Fontana, la galer¨ªa Theo ahora exhibe una amplia exposici¨®n de Josef Albers (Botrop, Westfalia, 1888-New Haven, Connecticut, 1976), pintor norteamericano de origen alem¨¢n y profesor en las dos escuelas de vanguardia de m¨¢s influencia y prestigio de nuestra ¨¦poca, la Bauhaus y el Black Mountain College, de Carolina del Norte. A pesar de que la influencia de Albers como maestro en estas dos m¨ªticas instituciones fue considerable y que se ampli¨® m¨¢s gracias a sus escritos te¨®ricos, traducidos a casi todos los idiomas de los pa¨ªses m¨¢s culturalmente desarrollados, la huella dejada por su obra art¨ªstica no es menor, pues result¨® determinante para varias generaciones diferentes de la potente vanguardia norteamericana de los ¨²ltimos cuarenta a?os, desde las corrientes de abstracci¨®n geom¨¦tricas al hard edge y el minimal, e incluso hasta cierto pop del tipo de Lichtenstein.
Simplificando el contenido de su pensamiento y su pintura, se puede resumir su aportaci¨®n como el an¨¢lisis sistem¨¢tico del color como factor b¨¢sico de la composici¨®n. A partir de estructuras geom¨¦tricas simples, ocupadas por colores planos, Albers lograba desarrollar una aut¨¦ntica gram¨¢tica pict¨®rica, en la que con poqu¨ªsimos elementos interactuales entre s¨ª logra construir espacios, formas y sensaciones extraordinariamente complejos. En cierta manera, Albers es el reverso de Rothko, un Rothko al que se le hubiera despojado de todo subjetivismo.
Acotaci¨®n cronol¨®gica
El rico conjunto de m¨¢s de 30 cuadros que se ha reunido en la exposici¨®n madrile?a refuerza su inter¨¦s; por su acotaci¨®n cronol¨®gica, ya que se ha hecho la selecci¨®n a partir del momento m¨¢s caracter¨ªstico de la trayectoria de Albers, pues fue desde los cincuenta, en efecto, cuando se inicia la serie de Homenaje al cuadrado, la m¨¢s c¨¦lebre y significativa de cuantas produjo.
Por lo dem¨¢s, la contemplaci¨®n directa de la obra de Albers reserva la sorpresa especial que producen los cuadros constructivistas, a los que equivocadamente presuponemos poder entender s¨®lo con reproducciones fotogr¨¢ficas. As¨ª ocurre, por ejemplo, con Mondrian, pero tambi¨¦n nos pasa con Albers, cuyos matices crom¨¢ticos, efectos perspect¨ªvicos, fuerza expansiva y hasta texturas son un inesperado regalo visual y emocional, por no insistir sobre lo m¨¢s obvio, la fecund¨ªsima lecci¨®n que nos proporcionan en la mejor l¨ªnea experimental.
L¨ªrico y elegante, sin dejar de ser preciso, Albers crea con sus cuadros, aparentemente simples, una atm¨®sfera serenamente radiante, cuya profunda hermosura ha sido perfectamente comprendida en el excelente montaje de esta exposici¨®n, que es inexcusable no visitar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.