'Vida Nueva'

Soy suscriptor de Vida Nueva desde hace unos 30 a?os. En ese tiempo me ha publicado un centenar de cartas al director y otras tantas que fueron al cesto de los papeles, porque soy cristiano por el socialismo y Vida Nueva ha sido siempre una revista moderada. No obstante, cuando ha habido que defender la verdad, la justicia, los derechos humanos y el esp¨ªritu del Vaticano II, lo ha hecho con valent¨ªa, sin concesiones al integrismo de Roma o al imperio. Por ejemplo, cuando asesinaron a monse?or Romero, Vida Nueva se volc¨®: editoriales, amplia informaci¨®n, comentarios y un poema de monse?or Casald¨¢guila titulado San Romero de Am¨¦rica, pastor y m¨¢rtir, que ha pasado a la historia eclesi¨¢stica y que disgustar¨ªa profundamente al Vaticano y a Washington. El padre Lamet tiene mucha raz¨®n cuando dice (EL PA?S del 20 de noviembre de 1987) que su destituci¨®n constituye el ¨²ltimo golpe que el pontificado del papa Wojtyla ha dado al esp¨ªritu del Vaticano II.Estamos viviendo/sufriendo la tercera restauraci¨®n eclesi¨¢stica de la edad contempor¨¢nea. La primera, en el XIX, se hizo contra los principios de la Revoluci¨®n Francesa, que hab¨ªan penetrado en los adelantados del catolicismo social: Ketteler, Lacordaire, Lamennais, etc¨¦tera. Contra las tesis de este ¨²ltimo escribi¨® Gregorio XVI su enc¨ªclica Mirari vos, en la que podemos leer frases tan chocantes como ¨¦sta: "Este pestilente error, absurda y err¨®nea sentencia que defiende la libertad de conciencia, se abre paso escudado en la inmoderada libertad de opiniones...". La segunda restauraci¨®n la introdujo P¨ªo X contra el esp¨ªritu m¨¢s abierto de la enc¨ªclica Rerum novarum (1891). La actual se parece a la segunda incluso en los m¨¦todos, pues los que emplea el nuncio Tagliaferri se asemejan bastante a los del sodalitium pianum de monse?or Benigni.

Nadie duda de que la destituci¨®n del padre Lamet se debe a la mano oculta de monse?or Tagliaferri. A este prop¨®sito quisiera decir dos cosas. Primera, como espa?ol, me duele que un embajador extranjero (el nuncio lo es del Estado Vaticano) interfiera en nuestros asuntos, como es el caso que nos ocupa, el nombramiento de obispos, su intervenci¨®n en la elecci¨®n de Suqu¨ªa, etc¨¦tera, todo lo cual puede y debe hacerse bajo la autoridad del colegio episcopal espa?ol, con alguna intervenci¨®n m¨ªnima de Roma, como se hizo en los 10 primeros siglos.-