El term¨®metro
El cupo vasco ha sido, desde que fue reinstaurado en 1981, el verdadero term¨®metro de las relaciones entre los Gobiernos central y aut¨®nomo; el reflejo de las necesidades econ¨®micas de ambas partes y, por todo eso, el capazo de los golpes.Ahora ha saltado el trascendental acuerdo que permitir¨¢ a las dos administraciones planificar sus finanzas conociendo las reglas del juego, y no es casualidad que esto s¨®lo haya podido ocurrir cuando el partido socialista gobierna a la vez desde Madrid y desde Vitoria, en este caso en coalici¨®n con el PNV, su contradictor tradicional.
El cupo vasco aparece en la nueva legislaci¨®n espa?ola en 1979, cuando el entonces presidente Adolfo Su¨¢rez y el Partido Nacionalista Vasco viven un f¨¦rtil idilio. As¨ª, el art¨ªculo 41 del Estatuto vasco se?ala que "la aportaci¨®n [econ¨®mica] del Pa¨ªs Vasco al Estado consistir¨¢ en un cupo global ( ... ) como contribuci¨®n a las cargas del Estado que no asuma la comunidad aut¨®noma", las denominadas cargas generales del Estado. El Estatuto agrega que la cantidad que se debe pagar habr¨¢ de ser negociada por una comisi¨®n mixta. As¨ª pues, se consagra el principio de negociaci¨®n de igual a igual, de modo que el cupo nunca puede ser impuesto.
No quedaron ah¨ª los hijos del idilio, y en mayo de 1981 naci¨® la ley del Concierto Econ¨®mico, seg¨²n la cual cada cinco a?os se fijar¨¢ un m¨¦todo de c¨¢lculo destinado a deducir cu¨¢nto ha de pagar la comunidad al Estado en cada ejercicio presupuestario.
Para ello ser¨¢n precisos el previo acuerdo en la comisi¨®n mixta -es decir, se sigue necesitando una negociaci¨®n- y posteriormente una ley quinquenal del cupo que eleve el acuerdo a rango legal.
Atrapados
La propia ley del Concierto fijaba el cupo inicial: el Pa¨ªs Vasco debe pagar el 6,24% de lo que cuesten las cargas generales del Estado. Ese porcentaje deber¨ªa prorrogarse provisionalmente al a?o siguiente y en los sucesivos si no se produjese el acuerdo para la primera ley quinquenal. Y eso es lo que ha ocurrido. Los Gobiernos que sucedieron a los de Su¨¢rez estaban, pues, atrapados por ese porcentaje repetible hasta el a?o 2001, fecha en que concluye la vigencia del Concierto.
El mes de febrero de 198 1, el del intento de golpe de Estado, result¨® significativo, al menos como referencia temporal. Aquel susto fue inmediatamente anterior a los pactos auton¨®micos PSOE-UCD, que iban a crear la LOAPA y que intentar¨ªan aumentar el cupo.
El PSOE siempre tuvo la sospecha de que el c¨¢lculo estaba desinflado en favor del Gobierno vasco, y aquellos pactos -firmados ya por el presidente Leopoldo Calvo Sotelo- dieron con la f¨®rmula para ampliar la transferencia: si no se pod¨ªa cambiar el porcentaje del 6,24 sobre las cargas generales, se aumentar¨ªan precisamente las cargas generales. Y as¨ª aumentar¨ªa el cupo. Se incluyeron dentro de aqu¨¦llas las inversiones del Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial, entre otros conceptos. Y naci¨® el conflicto.
En esa situaci¨®n, los cupos se fueron pactando dificultosamente cada a?o, tras tediosas negociaciones en las que al final el precario acuerdo era m¨¢s pol¨ªtico que t¨¦cnico, y siempre reflejando la situaci¨®n entre el Gobierno central o el de Euskadi, ya fuera presidido por Carlos Garaikoetxea o Jos¨¦ Antonio Ardanza. El pacto quedaba cada vez como provisional, a expensas del cupo definitivo del quinquenio, que era la red sobre la cual los negociadores hac¨ªan sus piruetas. El primer quinquenio concluy¨® en 1985, pero tambi¨¦n entonces los dos contendientes evitaron entrar en el intrincado camino del acuerdo t¨¦cnico. Era m¨¢s f¨¢cil, una vez m¨¢s, la pr¨®rroga pol¨ªtica. Como ha ocurrido hasta ahora.
Tras el Gobierno de coalici¨®n en Euskadi, los altos cargos de la Administraci¨®n eran ya partidarios de emprender el borr¨®n y cuenta nueva: dar por bueno todo lo pasado y negociar s¨®lo para el futuro. As¨ª, nunca se sabr¨¢ qui¨¦n ha ganado y qui¨¦n ha perdido.
El acuerdo abarca, por tanto, no s¨®lo un per¨ªodo hasta 1991 sino tambi¨¦n lo m¨¢s dif¨ªcil, el pasado, que se convirti¨® de pronto en lo m¨¢s sencillo.
Faltan por conocer muchos detalles de esta prestidigitaci¨®n de ¨²ltima hora, pero parece claro que, en cualquier caso, el idilio volver¨¢ a dar sus frutos, a la vista de tal temperatura.
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