Objetivo: las armas estrat¨¦gicas
El pr¨®ximo acuerdo que parecer esforzarse en alcanzar la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la URSS, y que Ronald Reagan podr¨ªa firmar en una visita a Mosc¨² en 1988, est¨¢ dirigido a eliminar un 50% de las armas estrat¨¦gicas de ambas superpotencias. Por estrat¨¦gicas EE UU y la URSS entienden las armas que desde el territorio del uno son capaces de alcanzar objetivos en el otro.?sta fue una de las cuestiones centrales de la cumbre de Reikiavik en octubre de 1986, y seguramente volver¨¢ a serlo en la de Washington. Estas negociaciones llevan el nombre de START, anagrama ingl¨¦s para las conversaciones sobre reducci¨®n de armamentos estrat¨¦gicos, que se iniciaron junio de 1982. En Ginebra, seg¨²n la secretaria norteamericana adjunta de Estado para Europa, Rozanne Ridgway, los negociadores trabajan ya sobre un borrador conjunto de tratado, naturalmente a¨²n lleno de corchetes. Pero ambas partes creen posible completar el acuerdo en seis meses m¨¢s.
Acuerdos de principio
Estados Unidos y la URSS han llegado ya a una serie de acuerdos de principio para limitar en torno a 5.000 (Mosc¨² propone 5.100 y Washington 4.800) el n¨²mero de cabezas nucleares instaladas en misiles lanzados desde tierra o desde submarinos. Se limitar¨¢n los vectores estrat¨¦gicos (misiles lanzados desde tierra, desde el mar y bombarderos) a 1.600. La URSS ha aceptado adem¨¢s reducir a la mitad el n¨²mero de sus misiles m¨¢s pesados y m¨¢s amenazantes, los SS-18, por lo que EE UU podr¨ªa flexibilizar su postura en cuanto a otros subl¨ªmites en la triada estrat¨¦gica (misiles basados en tierra, en mar y bombarderos).Hay acuerdo para que cada bombardero estrat¨¦gico cuente como un misil, independientemente de su n¨²mero de cabezas. Los grandes bombarderos pueden llevar hasta 24 bombas o misiles de crucero aire-tierra con cargas nucleares, por lo que la reducci¨®n real en n¨²mero de cabezas se acercar¨¢ m¨¢s a un 30% que al cacareado 50%. Adem¨¢s, no se han encontrado a¨²n f¨®rmulas para limitar los misiles de crucero con cargas nucleares lanzados desde buques. Y queda por resolver la espinosa cuesti¨®n de la verificaci¨®n.
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