Heidegger y la tragedia de su pensamiento
Cuando hace a?os Jos¨¦ Ortega Spottorno, cordial y generoso amigo, me pidi¨® que tradujese Conversaci¨®n p¨®stuma con Heidegger para la Revista de Occidente, no me sorprendi¨® leer el contenido de la entrevista, ya que los ataques a la ciencia y a la t¨¦cnica hab¨ªan sido anticipados en sus obras Die frage nach der technik y Holzwege. Desde muy atr¨¢s se pod¨ªa prever la evoluci¨®n de su pensamiento hasta concluir en una original teolog¨ªa m¨ªstica y laica, al invocar un dios que todav¨ªa puede salvarnos. En sus declaraciones afirma que hay que conservar el pensamiento en toda su pureza quim¨¦rica, especulativa, el pensar por el pensar mismo, sin buscar resultados positivos ni pragmatismos tecnol¨®gicos, formulaci¨®n que anuncia el fin de la filosof¨ªa y un nuevo poetizar pensativo que nos prepara contra "el d¨ªa de la t¨¦cnica, que no es sino la noche hecha d¨ªa". Este pensamiento po¨¦tico irracional vive interrog¨¢ndose siempre, pero, al no encontrar una respuesta definitiva, se queda en delirio, v¨¦rtigo del ensimismamiento, sin b¨²squeda de nuevas conquistas cognoscitivas. Por el contrario, como ha explicado Garc¨ªa Bacca, el pensamiento racional es siempre ciencia, t¨¦cnica, y ese dios; salvador es el "universo divino, increado, creador", que no hay que esperarlo porque ya est¨¢ aqu¨ª presente. "Dios est¨¢ siendo / porque existiendo. / ?Dios est¨¢ o es? / pregunta alguno / (que es cada uno). / Dios al env¨¦s. / Dios al rev¨¦s" (Jos¨¦ Bergam¨ªn).La funci¨®n del pensamiento es llegar por el conocimiento perfecto de la ciencia a la transformaci¨®n del mundo, pues la felicidad s¨®lo puede alcanzarla el hombre adquiriendo un poder cada vez mayor sobre la. naturaleza, y "lo que hoy es imposible ser¨¢ posible ma?ana".
Ahora bien, el ¨²ltimo Heidegger, horrorizado de la ciencia y t¨¦cnica del mundo moderno, no se asemeja al primer Heidegger, pat¨¦tico fil¨®sofo que estremeci¨® a Sartre. Era entonces un investigador riguroso que se asomaba a un objeto extra?o que explorar: el hombre, criatura arrojada al mundo para morir y que sufre temor, angustia, vive de encuentros y reencuentros, ocupado y preocupado por s¨ª mismo, abri¨¦ndose a todo lo que le afecta. En este sentido, dice: "Bajo los nombres de pasiones y sentimientos, son fen¨®menos conocidos ¨®nticamente hace largo tiempo", y sin embargo constata que el an¨¢lisis de lo afectivo apenas ha logrado dar un paso hacia adelante que sea digno de menci¨®n. Por ello nos invita a investigar ese mundo oscuro de los sentimientos y pasiones.
En esta etapa es evidente su humanismo progresista, pues de sus incitaciones al conocimiento de los abismos del ser humano surgen las sutiles exploraciones psicol¨®gicas de Sartre sobre el amor y el odio, y hasta el materialismo corporalista de Merleau/Ponty. La descripci¨®n de Heidegger sobre la vida cotidiana y la existencia inaut¨¦ntica que constituye, seg¨²n Lukags, un an¨¢lisis exacto y magistral de la situaci¨®n alienada, del hombre en la sociedad del capitalismo tard¨ªo. No es de extra?ar que toda la corriente humanista del marxismo occidental se apoyase en Heidegger.
En una entrevista que hice a Hans Georg Gadamer, fil¨®sofo hermeneuta (EL PA?S, 30 de marzo de 1979), le insinu¨¦ una posible vinculaci¨®n de Heidegger con la ideolog¨ªa nazi, y me respondi¨® contundente: "No s¨®lo no existi¨® esa supuesta afinidad de que se habla, sino su concepto M¨²sein (ser con otro) es muy pr¨®ximo al concepto de ser social de Marx". Tampoco nosotros podemos ver en Heidegger a uno de los creadores de la filosofia nazi como sostiene V¨ªctor Farias, ya que no es posible un pensamiento y una filosof¨ªa cuya esencia es nihilismo total, la negatividad absoluta.
Los comentadores de Heidegger esperaban, que el desarrollo de su pensamiento humanista culminase en una Antropolog¨ªa. Para disipar el equ¨ªvoco de una interpretaci¨®n exclusivamente humanista de su obra, escribi¨® Heidegger Carta sobre el humanismo, en la que afirma se debe situar al hombre a la luz del Ser, y lo define con una frase que se hizo c¨¦lebre: "El hombre es el pastor del Ser". Para el Heidegger de la posguerra (esta carta fue escrita en el oto?o de 1946), el Ser es todav¨ªa lo pr¨®ximo, lo que tenemos ah¨ª, el estar. Por consiguiente, se defiende de toda acusaci¨®n de antihumanismo que lleve a una degradaci¨®n de la dignidad del hombre. Sin embargo, su pensamiento oscila entre, el Ser y el hombre que es su compa?ero de viaje. Hasta tal punto subsiste la confusi¨®n Ser/Hombre que define al ap¨¢trida como el hombre sin hogar porque ha perdido de vista al Ser, base de la alienaci¨®n, que convierte la concepci¨®n marxista en superior a las otras visiones de la historia.
Sin embargo, Sartre no se dej¨® enga?ar por estas ambig¨¹edades de Heidegger, y se reafirma la tesis de su antihumanismo al constatar que sustituye la investigaci¨®n antropol¨®gica por la b¨²squeda desesperada y afanosa del Ser que est¨¢ oculto debido a m¨²ltiples causas, entre otras la voluntad dominadora de la Raz¨®n. En su obra po¨¦tica fundamental Hoizwege no llega nunca a definir c¨®mo es el Ser ni qu¨¦ es: ?naturaleza, bosque, la verdad, el espacio, el gran Todo invisible? Apunta las muchas posibilidades que tiene el Ser en su devenir, pero nos deja siempre prisioneros del Enigma. De esta forma se prepara Heidegger para su asalto a la raz¨®n cient¨ªfica. Ante las devastaciones operadas por la t¨¦cnica en la naturaleza, declara en Conversaci¨®n p¨®stuma: "No necesitamos bombas at¨®micas. Y el desenraizamiento de los hombres es un hecho. No hay un rinc¨®n sobre la Tierra en el que, hoy, el hombre pueda vivir". Como ha perdido definitivamente la esperanza de encontrar el Ser en toda su riqueza originaria, renuncia a buscarle a trav¨¦s del pensamiento racional. S¨®lo m¨¢s all¨¢ de la realidad terrestre, buscar¨¢ Heidegger un Dios. Para ello cree necesario un nuevo Pensamiento: el irracional, el po¨¦tico, el pensar por el pensar, sin pragmatismo positivista anglosaj¨®n ni utilitarismo pol¨ªtico marxista, "y sin direcci¨®n de la vida, de la masa y de la raza de un pueblo", escrib¨ªa en Introducci¨®n a la Metaf¨ªsica (1935), y que se?ala Jean Wahl para probar que su pensamiento, no ¨¦l nada tuvo que ver con el nazismo.
Ahora bien, si las ciencias han sustituido a la filosof¨ªa por la eficacia de su acci¨®n para un " conocimiento exacto, riguroso y matem¨¢tico de la naturaleza, el pensamiento queda reducido a una pura interrogaci¨®n sobre cuanto acontece, "es una predisposici¨®n a permanecer abiertos a la llegada o ausencia de Dios", afirman. Pese a esta pasividad expectante, al mismo tiempo intuye una praxis del pensamiento. En este sentido dice: "El absurdo metaf¨ªsico de la separaci¨®n de Teor¨ªa y Praxis debe terminar para comprender lo que yo entiendo por pensamiento". Y tiene plena raz¨®n cuando afirma que hay que conservar siempre la pureza del pensamiento en medio de las ruinas que ha dejado la t¨¦cnica, para no malversarlo. En efecto, las ciencias experimentales trabajan en campos tan distantes unos de otros que no se ha podido crear, sobre la base de los descubrimientos cient¨ªficos, una imagen unitaria del mundo. Es evidente que la ciencia contempor¨¢nea adolece de un pensamiento s¨®lido, constructivo, como ha dicho repetidas veces nuestro cient¨ªfico Faustino Cord¨®n. As¨ª se hace m¨¢s necesario que nunca que el pensamiento unifique o sintetice los resultados de los experimentos de las ciencias particulares, para llegar a una verdadera universalidad cient¨ªfica.
Respetemos, pues, el ejercicio del pensamiento puro, ese pensar por el pensar, el silencio de su m¨²sica interior o "¨¢lgebra sonora" (Bloch), que el Heidegger de Conversaci¨®n p¨®stuma trata de salvaguardar, y que juzgamos necesario mantenerlo siempre activo para crear la unidad racional, objetivada, cient¨ªfica, del mundo, aunque al propio Heidegger le espantar¨ªa esta aplicaci¨®n creadora de su pensamiento meramente inocente y po¨¦tico. La tragedia de su pensamiento radica en que le es imposible conservarlo en su pureza ideal, en su ociosidad o parapsiquismo especulativo, ya que debe comprometerse en la tarea pura de salvar al conocimiento de su dispersi¨®n anal¨ªtica para lograr la unidad del Ser, base de una ontolog¨ªa realista.
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