?Qu¨¦ fue de Camboya?
LA REUNI?N que han celebrado recientemente en F¨¨re en Tardenois -un pueblo de Picard¨ªa (Francia), a unos 100 kil¨®metros de Par¨ªs- el pr¨ªncipe Norodom Sihanuk, jefe del Estado de Camboya reconocido por la ONU (pero que est¨¢ en el exilio desde la invasi¨®n vietnamita de 1979), y Hun Sen, jefe del Gobierno que ejerce el poder en Phnom Perih con el apoyo de las tropas vietnamitas, puede ser trascendental para el futuro de Asia y propiciar cambios en las relaciones entre las grandes potencias mundiales. Esta primera toma de contacto entre fuerzas camboyanas que adoptaron actitudes diametralmente opuestas en el momento de la entrada de las tropas enviadas por Hanoi ha sido preparada por complejas y discretas gestiones, con la participaci¨®n de las diplomacias indonesia y francesa.Un factor esencial permite hoy lo que ayer era inconcebible: Vietnam se halla en una situaci¨®n distinta de la de 1979. Entonces, la invasi¨®n en Camboya tuvo lugar en el clima de optimismo generado por la victoria sobre EE UU, y con la voluntad de imponer la hegemon¨ªa vietnamita sobre toda Indochina. Ahora, las terribles dificultades econ¨®micas internas han dado lugar a cambios profundos en el equipo dirigente. Una nueva generaci¨®n, menos marcada por el recuerdo de las guerras contra Francia y EE UU, ha tomado el poder, dando prioridad absoluta a una pol¨ªtica susceptible de aliviar los problemas econ¨®micos y de mejorar las condiciones de vida. Ello exige reducir gastos militares y relativizar las ambiciones hegem¨®nicas.
Por otra parte, la URSS de Gorbachov est¨¢ interesada en una soluci¨®n pol¨ªtica negociada del problema camboyano, ya que China ha dejado muy claro que no habr¨¢ normalizaci¨®n de sus relaciones con Mosc¨² mientras siga la ocupaci¨®n militar vietnamita de Camboya. La evoluci¨®n de la posici¨®n sovi¨¦tica, aunque sus expresiones p¨²blicas han sido muy matizadas, ha pesado en Hanoi. La ayuda sovi¨¦tica es decisiva para la econom¨ªa vietnamita. En ese marco, la preparaci¨®n de la reuni¨®n de Picard¨ªa ha requerido una complicada navegaci¨®n por los, meandros de la diplomacia.
El pr¨ªncipe Sihanuk necesitaba superar un obst¨¢culo serio en su Gobierno de concentraci¨®n de las fuerzas de la resistencia: el sector de los jemeres rojos, el m¨¢s fuerte en la guerrilla, no acepta tratar con el Gobierno de Hun Sen sin la previa retirada de las tropas vietnamitas. Sihanuk ha buscado la f¨®rmula de declararse de vacaciones durante unos meses como jefe de Estado de Camboya. Por tanto, no ha hablado con Hun Sen a t¨ªtulo oficial; tampoco ¨¦ste lo ha hecho como jefe del Gobierno de Phnom Penh. A despecho de los formalismos, la reuni¨®n se ha terminado con un comunicado conjunto que establece el inicio de un proceso de negociaciones.
M¨¢s importante que la reuni¨®n en s¨ª es el contorno internacional que la ha posibilitado. Indonesia, el pa¨ªs m¨¢s poderoso de la Asociaci¨®n de Naciones del Sureste Asi¨¢tico (ASEAN), alianza de los pa¨ªses prooccidentales de la zona, ha mostrado gran inter¨¦s en que se inicien los contactos. Francia ha ofrecido la ocasi¨®n del encuentro, y el Quai d'Orsay ha actuado para desbloquear la situaci¨®n. China, principal apoyo de los jemeres rojos, inicialmente reticente, ha aceptado finalmente la reuni¨®n, declarando que conf¨ªa en lo que haga Sihanuk. En cuanto a Vietnam, que nunca acept¨® retirar sus tropas antes de la negociaci¨®n entre el Gobierno de Phnom Penh y el de la resistencia, obtiene una satisfacci¨®n.
El tema central del proceso negociador ser¨¢ la combinaci¨®n de una retirada escalonada de las tropas vietnamitas con la integraci¨®n en el Gobierno de Phnom Penh de los sectores de la resistencia que han combatido hasta ahora en las guerrillas o en el exilio, sin que los jemeres rojos logren una posici¨®n dominante, objetivo en el que coinciden Sihanuk y Hun Sen. Pero ser¨¢ precisa una fuerte presi¨®n exterior sobre Hanoi para que acepte una evoluci¨®n en Camboya en la que, de una u otra forma, deber¨¢ renunciar a sus ilusiones hegem¨®nicas en esa parte de Asia.
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