Las s¨²plicas de un m¨²sico
Esto, aunque alguien se lo tome chufla, es absolutamente ver¨ªdico, pues los pueblos que disfrutan del placer de manifestarse con m¨²sica, del tipo que sea, se vuelven m¨¢s c¨ªvicos, m¨¢s listos, m¨¢s sensibles, avanzados y tolerantes. Por el contrario, los que se expresan musicalmente mal, a trancas y a barrancas, o no tienen acceso posible y sensato una educaci¨®n adecuada por culpa de la desidia cultural de sus gobernantes, padecen de ocio inc¨ªvico, sensibilidad embrutecida golpe de telefilme americano, entradas para el f¨²tbol a 5.000 bandas militares que desafinan cuando rinden honores a personalidades extranjeras, con el bochorno diplom¨¢tico que esto produce.
Exportaci¨®n
Desgraciadamente, nuestro pa¨ªs no es precisamente un modelo musical a seguir por nadie en su sano juicio, a pesar de exportar figuras de excepcional calidad, que nos salvan la cara a nivel internacional. Aqu¨ª la educaci¨®n musical de la poblaci¨®n es inexistente, y la que se ofrece en los centros especializados —conservatorios, academias, etc¨¦tera— es sencillamente vergonzosa por culpa de quienes nos gobiernan ahora y quienes lo hac¨ªan antes.
Bien es verdad que tenemos un vicepresidente del Gobierno de lo m¨¢s mahleriano y alg¨²n ministro francamente mel¨®mano, pero deben de estar muy ocupados con Rumasa, la OTAN, el cojo Manteca, la UGT y la bolsa, y los pobres no tienen tiempo para percatarse de casi nada. En honor a la verdad, s¨ª nos dedicaron —a los m¨²sicos— algo de su atenci¨®n cuando presentaron en s¨®ciedad la LODE, pero con las prisas metieron (no se sabe bien por qu¨¦) la ense?anza musical que se imparte en los conservatorios —que es una ense?anza profesional, tal y como indican los t¨ªtulos que otorga— en el mismo saco que la EGB y el BUP, de tal manera que los que se grad¨²an en una carrera musical tienen un t¨ªtulo de BUP que les califica para opositar a profesores de BUP, lo que no deja de ser sencillamente fastuoso.
En este saco no s¨®lo se encuadran unas categor¨ªas docentes concretas, con sus sueldos de ensue?o, o unos niveles de titulaci¨®n tan poco homologables con los existentes en esos pa¨ªses a los que aspiramos a parecernos, sino que, con tozudez digna de mejor causa, se pretende que los conservatorios se organicen como lo hacen escuelas e institutos de ense?anza media, o sea, con tutor¨ªas, APAS, consejos escolares, organigramas y dotaciones administrativas id¨¦nticas, etc¨¦tera.
Todo esto no pasar¨ªa de emanar un tufillo a reivindicaci¨®n gremial proveniente de una parte interesada, pero, hay otros aspectos m¨¢s preocupantes y que deben ser aireados para que los conozcan otros sectores de la sociedad: los conservatorios actuales no sirven para nada. Es decir, para nada de lo que est¨¢ previsto que sea su finalidad, que es formar m¨²sicos profesionales. Sirven, sin embargo, para otras cosejas: los que trabajarnos en ellos tenemos un sueldo insuficiente pero seguro, cosa nada desde?able en estos tiempos, y los que estudian, aprender, lo que se dice aprender, no aprender¨¢n gran cosa, pero pueden pasar un par de tardes por semana bien calentitos por unas 5.000 pelillas al a?o, lo cual supone una tranquilidad y un ahorro en guarder¨ªas para muchas familias.
Lo malo es que toda esta inutilidad la paga el contribuyente, la paga sin saber que el 90% del alumnado de un conservatorio no quiere o no puede aspirar ser un profesional (aunque persigue el titul¨ªn por si acaso). que gran parte del profesorado no estamos suficientemente cualificados, pues no hay que olvidar que nos hemos formado en los mismos centros; tampoco sabe que la Administraci¨®n, a pesar de pasarse las legislaturas dise?ando programas de reciclaje para todo bicho docente, jam¨¢s se ha preocupado de mejorar la calidad de la ense?anza mejorando el nivel de conocimiento de los docentes de la m¨²sica, y que el est¨ªmulo profesional o la motivaci¨®n que puede tener hoy d¨ªa un profesor de conservatorio es menos que nulo a causa de la enorme e in¨²til masificaci¨®n de los centros. La desesperanza y la frustraci¨®n alcanzan de lleno a los estudiantes, con los cuales se comete un doble crimen cultural: el futuro profesional no puede de ninguna manera recibir una formaci¨®n adecuada y, por tanto, no desarrolla su potencial, ni avanza como debiera, ni se grad¨²a con el nivel que se le va a exigir para la vida profesional, y el estudiante que no va a ser profesional (ese 90% antes mencionado), el que se acerca a la m¨²sica para disfrutar la como aficionado se ve inducido por la estructura actual a ingresar en un conservatorio, ya que es lo m¨¢s barato, y se ve abocado a la vor¨¢gine de estudiar, aprender un mont¨®n de cuestiones te¨®ricas francamente in¨²tiles para ¨¦l, aprobar, pasar al siguiente curso o marcharse a su casa a renegar de la m¨²sica.
La Administraci¨®n socialista guarda en un caj¨®n un proyecto de reforma de las ense?anzas musicales. Parece que la promesa de llevar a cabo dicha reforma es firme, y digo parece porque desde que tengo uso de raz¨®n —y por las referencias que tengo, desde mucho antes—, parece que la reforma est¨¢ llegando siempre de manera inminente, y a los m¨²sicos nunca deja de parecernos que llega, aunque nunca acaba de llegar de una maldita vez. Dios me libre de poner en duda las sinceras intenciones del equipo ministerial y asesores que han elaborado el proyecto, pues contempla una estructuraci¨®n de la ense?anza que se asemeja algo m¨¢s a las existentes en otros pa¨ªses m¨¢s afortunados, pero s¨ª tengo muy serias dudas sobre la efectividad de los pasos previos que est¨¢ dando el ministerio. Me explico: mientras llega la reforma, los actuales responsables abren conservatorios por doquier, los masifican en dos minutos, si no disponen de profesorado numerario contratan cor unos criterios que, por muy legales que sean, adolecen de inter¨¦s por encontrar el profesorado m¨¢s adecuado, aduciendo como justificaci¨®n a semejantes medidas una demanda social muy grande y, en definitiva, engordando la bola de nieve a sabiendas de que, cuando llegue la reforma —por favor, no se r¨ªan, que todo esto es bien triste— nos encontraremos con un n¨²mero infinitamente mayor de estudiantes de m¨²sica ubicados en conservatorios profesionales que seguir¨¢n sus estudios por el plan que comenzaron. Todo lo expuesto supone que la urgent¨ªsima reforma empezar¨¢ a ser efectiva, si empezara ma?ana, dentro de dos o tres lustros. No es como para hacerse una el hara-kiri?
Universidad
Desde estas p¨¢ginas, suplico a quien corresponda, que se cambie inmediata y dr¨¢sticamente la ense?anza musical. No se exigen utop¨ªas, se clama por una mejora real y efectiva que empiece a funcionar ya. No se pide que la ense?anza musical profesional tenga rango universitario, aunque se podr¨ªa pedir, ya que, hoy por hoy, se asciende a la universidad hasta a los peritos en bocas de riego; artesanos de encajes de bolillos o dise?adores de bacas de autom¨®viles.
S¨®lo aspiramos humildemente a que nos saquen del nivel educativo de Educaci¨®n General B¨¢sica y BUP porque, palabrita del Ni?o Jes¨²s, no es asimilable, ni comparable ni encajable, ni si quiera a la fuerza, la estructura de la carrera profesional de m¨²sica con la ense?anza obligatoria, ni tienen por qu¨¦ tener el mismo nivel educativo. Y aspiramos tambi¨¦n a que la m¨²sica, como actividad l¨²dica, tenga sus propios centros de ense?anza para que la disfruten personas de cualquier edad.
Y, para terminar, una advertencia: somos el hazmerre¨ªr y la chirigota de los m¨²sicos de otros pa¨ªses, que no acaban de entender c¨®mo se puede hacer tan mal una cosa mucho m¨¢s f¨¢cil de arreglar que la sanidad p¨²blica, la justicia o el desempleo. Mientras muchos de nosotros nos mesamos los cabellos ma?ana, tarde y noche, muchos otros se desesperan por no poder adquirir el nivel adecuado para ingresar en nuestras orquestas, para ense?ar m¨²sica con dignidad, o simplemente para disfrutarla sin trabas; otros parecen s¨®lo preocupados por organizar suntuosos festivales, costumbre de espejismo cultural del anterior r¨¦gimen a¨²n muy arraigada en los gestores patrios.
Almude Cano es pianista y catedr¨¢tica de Piano del Real Conservatorio Superior de M¨²sica de Madrid.
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