Trasladado a Par¨ªs el comandante que sabote¨® el 'Rainbow Warrior'
Alain Mafart, uno de los dos agentes de la Direcci¨®n General de la Seguridad Exterior (DGSE) que cumplen condena en Hoa, un atol¨®n franc¨¦s del Pac¨ªfico sur, por el sabotaje efectuado en julio de 1985 del buque Rainbow Warrior, de la organizaci¨®n ecologista Greenpeace, en el puerto de Auckland, fue trasladado ayer a Par¨ªs en un avi¨®n militar e ingresado en un hospital militar, sin el acuerdo preceptivo del Gobierno neozeland¨¦s.El primer ministro de Nueva Zelanda, David Lange, critic¨® ayer duramente al Gobierno de Par¨ªs por lo que considera una "violaci¨®n flagrante y escandalosa del arbitraje de las Naciones Unidas", en el caso de los dos agentes franceses condenados por la justicia neozelandesa.
El arbitraje de las Naciones Unidas, seg¨²n Lange, prohib¨ªa a los agentes que abandonaran la isla durante los tres a?os de asignaci¨®n de residencia "bajo ning¨²n pretexto, sin el acuerdo mutuo de los dos Gobiernos". El comandante Alain Mafart sufre, seg¨²n el Gobierno franc¨¦s, una enfermedad renal que no puede ser tratada en la base militar de Hoa. El Gobierno de Wellington sugiri¨® que un agente fuera cuidado en Nueva Zelanda, pero el Gobierno franc¨¦s rechaz¨® esta posibilidad. Un m¨¦dico neozeland¨¦s, mandado por su Gobierno, se halla en Par¨ªs para examinar la salud del comandante.
Un muerto
Mafart y la capitana Dominique Prieur se instalaron con falsa identidad en Nueva Zelanda y sabotearon el buque ecologista, provocando la muerte de un fot¨®grafo portugu¨¦s como resultado de las explosiones. El Rainbow Warrior iba a participar en una campa?a ecologista contra la celebraci¨®n de las pruebas nucleares francesas en el atol¨®n de Mururoa. Los dos agentes fueron condenados a 10 a?os de prisi¨®n, conmutados posteriormente por tres a?os de asignaci¨®n de residencia en una base militar francesa, y su caso produjo la crisis pol¨ªtica de mayor importancia del per¨ªdo socialista en Francia. El entonces ministro de Defensa, Charles Hernu, tuvo que dimitir, y la credibilidad del primer ministro Laurent Fabius qued¨® seriamente afectada por su aparente ignorancia de las actividades de sus servicios secretos.Francia y Nueva Zelanda empeoraron sus relaciones desde la llegada de los conservadores al poder en Par¨ªs. El c¨®nsul neozeland¨¦s en Nueva Caledonia fue expulsado, acusado de actividades proindependentistas. Wellington ha atacado a Francia por la celebraci¨®n en septiembre del refer¨¦ndum sobre la independencia, en contra de los deseos de los nativos melanesios, y sigue oponi¨¦ndose a las pruebas nucleares en el atol¨®n de Mururoa. El Gobierno conservador ha realizado varios gestos manifestando su solidaridad con los agentes secretos condenados en Nueva Ze?anda. El primer ministro, Jacques Chirac, en su ¨²ltimo viaje a Nueva Caledonia, en septiembre de este a?o, hizo escala en Hao, donde los salud¨® a los agentes y con los que se entrevist¨®.
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