Situaci¨®n de la Iglesia
Celebro que Diego Andrade coincida con mi opini¨®n sobre la Iglesia que expuse en el art¨ªculo publicado en este diario el 2 de diciembre de 1987, recortado en un tercio de su extensi¨®n por escasez de espacio a ¨²ltima hora.Pero lamento que esa coincidencia sea m¨¢s aparente que real, pues considero que la ambig¨¹edad constitutiva del mensaje cristiano pertenece a su ¨ªntima estructura. El Nuevo Testamento es un corpus heter¨®clito y contradictorio en donde sobrenadan al menos dos series de testimonios divergentes, cuando no antag¨®nicos, integrados en relatos incoherentes. De manera singular¨ªsima, los evangelios son constructa artificiales de intenci¨®n eminentemente apolog¨¦tica.
El tratamiento m¨¢s reciente de la fisura radical entre el escatologismo inminente y la Iglesia como instituci¨®n instalada duraderamente en este mundo, en la l¨ªnea de mi libro sobre el fen¨®meno cristiano, lo ofrece Haym Maccoby en su l¨²cida obra Paul the mythmaker and the invention of Christianity, y a ella remito al lector. Cuando se emprende seriamente la andadura de la cr¨ªtica objetiva, no debe uno detenerse a medio camino, aunque proseguirlo comporte la ruptura con una fe que nos ha mecido en la edad de inocencia, durante la cual hemos cre¨ªdo que Jes¨²s hab¨ªa fundado la Iglesia. El mensaje cristiano es todo menos di¨¢fano y simple, porque no lo son los documentos que lo han vehiculado.-
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