Maneras de morir
Bajo sus ventanas, el pasado septiembre, las bombas arrojadas por los terroristas contra los grandes almacenes Tati han matado a cinco personas. Mary McCarthy estaba lejos. Se encontraba en su casa de Maine, donde pasa seis meses al a?o. "La mortalidad que produce el terrorismo no es tan elevada si la comparamos con la que resulta de los accidentes de coche", observa a trav¨¦s de uno de los dardos que arroja su feroz iron¨ªa. "Pero los accidentes de coche, naturalmente, no siembran el terror. Esta es una espiral que no logra detenerse; pero estoy convencida de que, a largo plazo, no conseguir¨¢ efecto alguno".Como desquite existe curiosidad por los detalles de las historias vinculadas al terrorismo. "Como aquella banda que fue capturada en Par¨ªs hace poco tiempo. Hab¨ªan vivido tranquilamente en una casa de campo durante cinco a?os, criando gatos. Y cuando fueron. arrestados, la mayor de sus preocupaciones era saber el destino que correr¨ªan los mencionados animalillos".
Compromiso y privacidad
?Mary McCarthy, la batalladora protagonista de los debates acerca de la libertad sexual, del radicalismo, del Watergate, de Vietnam, la emblem¨¢tica mujer de la disensi¨®n intelectual y pol¨ªtica, ha elegido el camino de la privacidad y del distanciamiento?
Incluso el argumento Reagan, hasta ese detestado presidente con aquel rostro "necio, necio", no le interesa a Mary McCarthy m¨¢s que de tanto en tanto. Se inclina a pensar que con ocasi¨®n del caso Irangate no haya mentido, pero que se halla realmente "fuera de sus cabales".
La novelista confiesa sentirse ante Reagan como, en alguna medida, deb¨ªan sentirse aquellos norteamericanos gen¨¦ricamente de derechas durante los tiempos de Roosevelt cada vez que el presidente volv¨ªa a ser elegido: es decir, sentirse v¨ªctima de una dram¨¢tica sensaci¨®n de agotamiento. "Aquellos como yo, la mitad de la Norteam¨¦rica a la cual pertenezco, se sienten excluidos de la realidad, indiferentes. Pero es probable que esa tendencia se acreciente, ya que el deseo m¨¢s difundido en nuestro pa¨ªs es el de vivir bajo el signo del bienestar y del consumo abundante. Por otra parte, ?qu¨¦ otra cosa podemos esperar? ?No dicen las estad¨ªsticas que la familia media norteamericana se pasa durante siete horas al d¨ªa delante del televisor? Y actualmente, con el problema del S¨ªndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), terminar¨¢n por pasarse frente al televisor mucho m¨¢s tiempo a¨²n".
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