En La Hermana de Do?a Manolita s¨®lo hay "cositas"

El letrero de la entrada lo dice bien claro: "La loter¨ªa en la calle; dentro no hay". Aquella se?ora lo interpret¨® a su manera, y, ni corta ni perezosa, entr¨® en el establecimiento para preguntar discretamente: "Oiga, por favor, ?d¨®nde est¨¢ la calle dentro?". Y se qued¨® tan ancha.

Sucedi¨® en la que hasta el mes de febrero era una de las m¨¢s pr¨®speras administraciones de loter¨ªa .La Hermana de Do?a.Manolita, en la Puerta del Sol. El local, que vendi¨® el a?o pasado cerca de 750 millones en billetes del sorteo de Navidad, fue clausurado tas la repentina huida al extranero de su regente, Alfredo Salado, que ten¨ªa una deuda con Hacienda de 38 millones.Tras un par de meses cerrado a cal y canto, el local volvi¨® a abrir con un sorprendente lavado de cara. "No hay loter¨ªa; aqu¨ª hay cositas", reza uno de los muchos carteles de la entrada. De poco sirve tan machacona insistencia. "Desde noviembre viene una medida de 400 personas diarias pidiendo d¨¦cimos; esto es un mareo constante", afirma Mar¨ªa Angeles Cort¨¦s, de 26 a?os, dependienta de la peque?a tienda de regalos que ha invadido el recinto sagrado de la loter¨ªa.

"?Qu¨¦ poco respeto al pueblo madrile?o! Esto era parte de nuestro folclor. ?Qu¨¦ falta de respeto!". Mar¨ªa ?ngeles tiene que soportar diariamente sacudidas como ¨¦sta. O la de aquel anciano que entra con aire vaporoso, se pene de puntillas ante una estante -la colmada de mu?ecos pelusenes y les pide como si tal cosa: "Por favor, ?me da un d¨¦cimo?".

Mar¨ªa ?ngeles afirma que el propietario del local sigue siendo Alfredo Salgado, que contin¨²a en paradero desconocido.

Quienes no parecen necesitar techo para salir adelante son las 12 loteras que han crecido a la sombra de do?a Manolita. Las leteras franquean con sus sillas el umbral del establecimiento y lanzan sus consignas a cientos de transe¨²ntes. "El baj¨®n se ha notado mucho", afirma Pilar Sierra, de 60 a?os. "Ahora vendemos euro 20 y 30 d¨¦cimos al d¨ªa, la mitad que el a?o pasado".

Antes picaban quienes se hartaban de esperar in¨²tilmente en la cola que enfilaba la administraci¨®n de loter¨ªa. Ahora se alimentan de decenas de desenga?ados como aquel que vino expresamente desde las islas Canarias que no acaban de creerse que all¨ª no haya loter¨ªa .Solo venden cositas.