Pretorianos robotizados
La publicidad en Prensa escrita o televisiva de Robocop coincide en ocultar la naturaleza profunda de este filme. Si la idea o imagen que de la pel¨ªcula de Verhoeven pueca tener el espectador depende de esa informaci¨®n previa, habr¨¢ que convenir que lo m¨¢s l¨®gico ser¨¢ que crea estar ante una versi¨®n tecnologizada de Rambo, un cruce entre los m¨²sculos de Stallone y la indestructibilidad de acero de un Terminator.Si Robocop es, tal y como el t¨ªtulo indica, "mitad hombre, mitad robot, pero ¨ªntegramente polic¨ªa", la ¨²nica sorpresa que nos deparar¨ªa la cinta es el no tener como protagonista a Swarzeneger, Chuck Norris o Stallone, ya que se ha preferido como palad¨ªn del orden al casi desconocido Peter Weller, un actor del que tan s¨®la sabemos que tambi¨¦n es "Juan Pablo Castel, el pintor que mat¨® a Mar¨ªa Iribarne" en la versi¨®n que de El t¨²nel ha rodado Antonio Drove.
Robocop
Director: Paul Verhoeven. Int¨¦rpretes: Peter Weller, Nancy Allen, Daniel O'HerIy, Ronnie Cox. M¨²sica: Basil Poledouris. Fotograf¨ªa: Jost Vacano. Dise?o: Rob Bottin. Productor: Jon Davidson. Gui¨®n: Edward Neumeier y Michael Minner. Estreno en cine Capitol.
Matanza
Robocop es otra cosa que una espectacularizaci¨®n de matanzas cinematogr¨¢ficas, porque toda la ficci¨®n est¨¢ atravesada o interrumpida por explosiones de humor, por comentarios que relativizan no s¨®lo el ¨¦nfasis puesto en las haza?as del "medio humano, medio m¨¢quina", sino tambi¨¦n su supuesta tragedia amorosa o las desgracias que persiguen a quienes est¨¢n a su alrededor. Basta con ver c¨®mo se resuelve la agon¨ªa de ella: con una vulgar despedida en la que ¨¦l la tranquiliza record¨¢ndole que a base de robotizarse todo el mundo es inmortal y que el destino de la humanidad est¨¢ en la chatarrer¨ªa.La ficci¨®n, salpicada de una publicidad televisiva y unos delirantes informativos que son quiz¨¢ lo m¨¢s ocurrente de la pel¨ªcula, transcurre en un futuro pr¨®ximo, en Estados Unidos, y en una sociedad en la que hay que recurrir a la robotizaci¨®n de la polic¨ªa y a la creaci¨®n de cuerpos de seguridad privados. Los malvados de la funci¨®n, siempre deseosos de m¨¢s poder y dinero, hacen un uso irregular de sus polic¨ªas mec¨¢nicos, lo que desencadena unos enfrentamientos dignos de Godzilla.
Verhoeven, ayudado por un equipo t¨¦cnico muy competente y un buen presupuesto, ha fabricado un espect¨¢culo que no ofende la inteligencia del espectador. Se trata de un tebeo divertido, cr¨ªtico, pero que no defrauda las exigencias de entretenimiento que llevan aparejadas las obras hechas con demasiados millones de d¨®lares.
En Robocop, la visi¨®n del fin de siglo es m¨¢s bien siniestra y apocal¨ªptica, pero est¨¢ formulada sin pretensiones moralizantes ni de denuncia. La pel¨ªcula tiene ese tono de simp¨¢tico y burl¨®n cinismo que corresponde, o al que est¨¢ de alguna forma condenado, aquello que participa de lo que denuncia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.