La nueva revuelta palestina
LA REVUELTA de la juventud ¨¢rabe en Cisjordania y Gaza, al cabo de 20 a?os de ocupaci¨®n israel¨ª, introduce un elemento nuevo y sumamente significativo en la pugna pol¨ªtico-militar por el futuro de Oriente Pr¨®ximo.Derrotados los ej¨¦rcitos ¨¢rabes en todas las guerras abiertas libradas contra Israel, la b¨²squeda de nuevas v¨ªas de acci¨®n contra el Estado sionista se hac¨ªa inevitable. De esa forma, la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina, creada en 1964 por Ahmed el Chukeiry, cobraba un nuevo protagonismo a partir, precisamente, de la derrota ¨¢rabe de 1967, tras de la que se estableci¨® la ocupaci¨®n israel¨ª en Cisjordania, Gaza y las colinas del Golan. Desde entonces, las fuerzas de la desesperaci¨®n ¨¢rabe han venido librando una acci¨®n fundamentalmente internacional a trav¨¦s de tina guerra terrorista. Durante estos ¨²ltimos 20 a?os, sin embargo, la situaci¨®n en los territorios ocupados se hab¨ªa mantenido relativamente en calma, a pesar de que la Administraci¨®n militar israel¨ª ha frustrado, por una parte, las eventuales aspiraciones auton¨®micas de la poblaci¨®n de origen -consignadas en los acuerdos de Camp David entre el presidente Carter y el rais egipcio Anuar el Sadat-, y por la otra, ha impuesto una evidente discriminaci¨®n en todo el territorio.
Ahora, en cambio, en lan cierto paralelo de la revuelta contra el mandato brit¨¢nico de Palestina en 1936, asistimos a la sublevaci¨®n de la poblaci¨®n ¨¢rabe en el territorio arrebatado a Jordania, en la franja de Gaza que se tom¨® a Egipto, y con el car¨¢cter m¨¢s mitigado de una cierta resistencia pasiva, entre la minor¨ªa ¨¢rabe que habita en Israel desde la creaci¨®n del Estado, en 1947.
En la actualidad, dif¨ªcilmente cabe hablar de una preparaci¨®n semiprofesionalizada como se produjo en 1936, puesto que parece evidente el espontaneismo que lleva a enfrentarse al Ej¨¦rcito israel¨ª a j¨®venes armados tan s¨®lo de palos, piedras y d¨¦biles barreras de fuego hechas con neum¨¢ticos. Pero s¨ª se da un elemento de excitaci¨®n religiosa que recuerda el pasado.
?ste es el hecho m¨¢s cargado de significado en la actual situaci¨®n. El pueblo palestino, reconocido como el m¨¢s laico del mundo ¨¢rabe, en el que hay una minor¨ªa importante de cristianos, con una presencia y un peso intelectual en el mundo muy superior a su puro n¨²mero, siente tambi¨¦n, no en clave chi¨ª, como en el Ir¨¢n de Jomeini, sino dentro del sunismo tradicional de la mayor parte del mundo ¨¢rabe, el impulso del integrismo religioso. Semejante desesperaci¨®n, sin embargo, no puede modificar el hecho de que el Estado de Israel est¨¢ ah¨ª para quedarse, y de que el pueblo israel¨ª, que ha edificado su nacionalidad sobre la m¨¢s atroz de las matanzas sufridas en propia carne, tiene el mejor derecho a la existencia en unas fronteras seguras y reconocidas. El enfrentamiento de los dos nacionalismos es, por ello, no una soluci¨®n, sino una tragedia.
Desplazada la lucha desde los campos de batalla a la acci¨®n del terrorismo internacional, pero al mismo tiempo reiteradamente rechazada esta v¨ªa por la l¨ªnea oficial de la OLP, se ha abierto, as¨ª en las ¨²ltimas jornadas un nuevo frente contra Israel en los propios territorios ocupados. En la misma medida en que el Gobierno israel¨ª, dominado por el derechista Isaac Shamir, se siga negando a la convocatoria de una conferencia internacional en la que el pueblo palestino est¨¦ representado a parte entera para negociar la paz en Oriente Pr¨®ximo, en el marco de su autodeterminaci¨®n, las otras v¨ªas de acci¨®n contra la potencia ahora ocupante pasar¨¢n a primer plano. La agitaci¨®n en Cisjordania y Gaza es s¨®lo un dram¨¢tico efecto de una larga historia de frustraci¨®n y fracaso. Los j¨®venes palestinos han demostrado que est¨¢n dispuesto a morir por esa causa.
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