Ausencias y decepci¨®n en el Torneo de Navidad
LUIS G?MEZEl torneo de Navidad comenz¨® con una gran decepci¨®n. La organizaci¨®n anunci¨® a la concurrencia, poco antes de comenzar el Grecia-URSS, que tanto Gallis como su colega Yannakis rehusaron viajar con la selecci¨®n griega, noticia que el p¨²blico acogi¨® con sonoros silbidos. Al mismo tiempo, el respetable pod¨ªa observar que, junto a los integrantes de la selecci¨®n sovi¨¦tica, no estaban ni Marchulenis, su gran estrella actual, ni Tijonenko. Vistas as¨ª las cosas, el torneo empez¨® mal con los dos equipos estrella mermados de efectivos. El torneo vale ahora menos de la mitad de lo que val¨ªa hace s¨®lo unos d¨ªas, cuando se pusieron la entradas a la venta.
La organizaci¨®n no se ocupa, mientras tanto, de hacer la misma advertencia a los cientos del ciudadanos que guardaban cola delante de las taquillas para adquirir una localidad, algunos de los cuales, a buen seguro, habr¨ªan visto sensiblemente defraudado su inter¨¦s por el torneo.
Lo curioso, sin embargo, es definir qui¨¦n compone la organizaci¨®n de este torneo navide?a, ya cl¨¢sico, aparentemente indiscutible en el calendario, cuya responsabilidad no descansa, pese a lo que pueda parecer, en el Real Madrid, club que se limita a cobrar un fijo como equipo participante, adem¨¢s de hacer valer sus derechos sobre la publicidad est¨¢tica. El Corte Ingl¨¦s figura s¨®lo como patrocinador, as¨ª que el organizador resulta ser, seg¨²n todas las versiones, la FIBA (Federaci¨®n Internacional de Baloncesto), con la finalidad de recaudar fondos para mantener su sede en Madrid, sita en la calle de Serrano, lugar com¨²nmente conocido como el chal¨¦ de Saporta. La organizaci¨®n, el Real Madrid o el Corte Ingl¨¦s no parecieron hacer un esfuerzo singular por advertir de las ausencias en cuanto se tuvo la primera informaci¨®n sobre ellas. La cuesti¨®n fue que tanto p¨²blico, tras haber pagado, como informadores s¨®lo pudieron darse cuenta dentro ya del Palacio de Deportes.
En estas circunstancias, la organizaci¨®n hab¨ªa vendido a buen precio y con notable audiencia que el primer partido de la primera jornada, es decir, el Grecia-URSS, era una especie de reedici¨®n de la pasada final europea. Pero sin Gallis, Yannakis, Marchulenis y Tijonenko dicha reedici¨®n quedaba ampliamente devaluada. Restaba, eso s¨ª, una peque?a curiosidad ciertamente morbosa: ver jugar a Grecia sin Gallis, comprobar si realmente los campeones de Europa no se iban a convertir en una banda de baloncestistas voluntariosos, desgarbados y t¨¦cnicamente rocosos. Para remate, la selecci¨®n sovi¨¦tica apareci¨® con un juego dilettante y, adem¨¢s, ataviada, con pegatinas publicitarias de una cadena hotelera, adhesivos que se fueron despegando de las camisetas conforme los jugadores sudaban, abundando la nefasta impresi¨®n del partido.
Grecia, evidentemente, fue otra cosa sin Gallis. Fue un equipo sin atractivo, sin magia, sin l¨ªder ni capacidad de crear espect¨¢culo. Era un equipo f¨¢cil para la selecci¨®n sovi¨¦tica, que no apareci¨® especialmente motivada en el primer partido. Salvo las acciones de Fassoulas y los progresos del alero Christodoulou, Grecia no demostr¨® otra cosa que constituir un grupo de jugadores con mucha voluntad, pero escasa capacidad, un grupo que jam¨¢s hubiera conquistado un t¨ªtulo europeo. La mala actuaci¨®n de los sovi¨¦ticos permiti¨® que se llegara al descanso con s¨®lo 10 tantos de ventaja para ellos (49-39).
Nada m¨¢s comenzar la segunda parte, Grecia pareci¨® perder el rumbo del partido y se vio la posibilidad de que la diferencia llegara a los 20 tantos. No fue as¨ª durante mucho tiempo, porque al menos los griegos pusieron m¨¢s voluntad que los sovi¨¦ticos y ello les permiti¨® acortar dist¨¢ncias en algunos instantes del partido.
Pero al final se lleg¨® sin inter¨¦s. ?ste estaba en otro sitio, quiz¨¢ en saber por qu¨¦ se hab¨ªa anunciado tan tarde tan importantes ausencias. Porque es dif¨ªcil creer que tanto Gallis como Yannakis hubieran decidido a ¨²ltima hora pasar las fiestas navide?as con su familia. Es muy posible que lo hicieran hace mucho tiempo. Pero la organizaci¨®n, el Corte Ingl¨¦s, e incluso el Real Madrid, insistieron siempre en que la presencia de Gallis estaba confirmada.
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