"Voy a comprar tabaco para mam¨¢", dijo al irse de casa el secuestrador del avion de KLM
El joven de 15 a?os Adalgiso Scioni, de padre sardo y madre holandesa, que el pasado mi¨¦rcoles secuestr¨® un Boeing 737 de la compa?¨ªa KLM que realizaba un vuelo entre Amsterdam a Mil¨¢n obligando al comandante a aterrizar en Roma, se hab¨ªa escapado de casa, en Cerde?a, el 16 de este mes. A su hermano le hab¨ªa dicho: "Voy a comprar tabaco para mam¨¢". Pero, con un dinero que nadie sabe c¨®mo consigui¨®, se escap¨® a Holanda, pa¨ªs en el que residen sus abuelos maternos y donde naci¨® y vivi¨® con su familia hasta hace tres a?os.
Una vez all¨ª, los abuelos le convencieron de que volviera a pasar la Nochebuena con sus padres y hermanos, y le pagaron el viaje de avi¨®n, seg¨²n se supo el jueves. Pero el joven, que hab¨ªa tenido un duro altercado con su padre antes de escaparse de casa, no quer¨ªa volver a Cerde?a y as¨ª urdi¨® la historia del secuestro del avi¨®n. Cuando el Boeing 737 estaba volando sobre los Alpes, camino de Mil¨¢n, el joven -alto, pelo negro, gafas modernas, jersey amarillo chill¨®n- se levant¨® de su asiento fingiendo un dolor de tripa y en vez de dirigirse a los lavabos entr¨® de golpe en la cabina de los pilotos.All¨ª les dijo: "Tengo en la bolsa d:)s bombas de relojer¨ªa. Las har¨¦ explotar si no aterrizamos en Roma". Y hac¨ªa ver con ostentaci¨®n una especie de reloj grande en su mano. Despu¨¦s se comprob¨® que todo era una burla.
"No har¨¦ da?o a nadie"
Una vez que una azafata anunciara que el avi¨®n hab¨ªa sido secuestrado y que iba a aterrizar en Roma, el joven volvi¨® a sentarse tranquilamente en su asiento. Despu¨¦s volvi¨® a levantarse para explicar su plan a los pasajeros. Mientras paseaba por el pasillo del avi¨®n, tropez¨® con el carrito de la comida y se cay¨® al suelo. "No har¨¦ da?o a nadie", dijo levant¨¢ndose, "si me dan un mill¨®n de d¨®lares [ 111 millones de pesetas] me llevan con este avi¨®n a Nueva York y me dejan en un buen hotel".Mientras tanto, en Italia cund¨ªa el p¨¢nico. Se pens¨® en un secuestro realizado por terroristas. El aeropuerto de Roma hab¨ªa quedado cerrado y gracias a la niebla el avi¨®n pudo ser rodeado por tiradores de precisi¨®n. S¨®lo poco a poco, cuando se fue entendiendo mejor que se trataba de un menor de edad desequilibrado, todo el pa¨ªs, que hab¨ªa seguido las primeras horas del secuestro con sensaci¨®n de temor, empez¨® a respirar m¨¢s tranquilo.
Tras una serie de conversaciones con el juez, el joven secuestrador fue convencido por el jefe de la secci¨®n de antiterrorismo del Ministerio del Interior Umberto ,Improta, de que dejara en libertad a todos los pasajeros, entre los que se encontraba una pareja que ven¨ªa de Brasil de recoger a una ni?a reci¨¦n adoptada. Y le prometi¨® que ¨¦l mismo lo iba a llevar en seguida, en otro avi¨®n, a Nueva York. El secuestrador pidi¨® que Improta subiese al avi¨®n en mangas de camisa y con las manos en la nuca.
Pero en vez de a Nueva York, Adalgiso Scioni fue conducido, tras su detenci¨®n, al correccional romano de Casal del Marmo, donde ha sido interrogado por el juez. Con toda probabilidad no ser¨¢ juzgado, sino entregado a un equipo de m¨¦dicos y psic¨®logos que tratar¨¢n de devolverle su alterado equilibrio ps¨ªquico.
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