Manifiesto est¨¦tico

El beso del asesino supone el segundo largometraje en la filmograf¨ªa de Stanley Kubrick. Realizada en 1955 en blanco y negro y con un metraje de 64 minutos, evidencia las inquietudes est¨¦ticas y la preocupaci¨®n por el cine de autor del realizador, que logr¨® una obra maestra con su siguiente pel¨ªcula, Atraco perfecto. Pero para ello fue necesario que Kubrick realizara una reflexi¨®n sobre las limitaciones de la pel¨ªcula ahora estrenada en Espa?a. Limitaciones en la interpretaci¨®n de los actores, y sobre todo en el gui¨®n, que se desprend¨ªan del rigor que hac¨ªa gala su lenguaje visual, aunque a¨²n era incipiente su autoridad con la c¨¢mara.

Manifiesto de intenciones

Con tratamiento de thriller, ribetes de serie negra m¨¢s la inclusi¨®n de un final feliz, y con el recurso de la voz en off el flash back, El beso del asesino es un manifiesto de las intenciones y preocupaciones est¨¦ticas del primer Stanley Kubrick y de suhabilidad para sobreponerse a un presupuesto modest¨ªsimo.En esta narraci¨®n esquem¨¢tica, los momentos m¨¢s felices est¨¢n protagonizados por la c¨¢mara, que, sin eludir el documentalismo en determinado momento, sorprende por sus encuadres y angulaciones y en sus sugestivos emplazamientos, mientras en un par de secuencias, donde destaca la lucha en la que se utilizan maniqu¨ªes, se anuncia el talento del cineasta que pronto habr¨ªa de triunfar con Senderos de gloria, en la que, como en Atraco perfecto, estuvo presente Jim Thompson como guionista. El presente estreno, m¨¢s de 30 a?os despu¨¦s de su realizaci¨®n, significa la recuperaci¨®n de un eslab¨®n perdido en la filmograf¨ªa de Kubrick, que es interesante para la comprensi¨®n de la carrera de tan particular cineasta.