'Honorable, cierre esa boca'
Giulio Andreotti revela en sus memorias las trifulcas cotidianas de la pol¨ªtica italiana
Giulio Andreotti, apodado el divino, actual ministro de Asuntos Exteriores italiano, democristiano y cat¨®lico fervoroso, parangonado popularmente por su agudeza y astucia a un zorro, pero considerado tambi¨¦n un caballo de raza de la pol¨ªtica, ha publicado un sabros¨ªsimo libro titulado Honorable, cierre esa boca. Es una parte de sus jugosas memorias de 40 a?os de ininterrumpida vida parlamentaria. Uno de sus cap¨ªtulos, especialmente, est¨¢ divirtiendo no s¨®lo al mundo pol¨ªtico, sino tambi¨¦n al hombre de la calle. Se llama 'Palabrotas', y recoge los insultos que los diputados italianos suelen lanzarse en el Parlamento.
En la introducci¨®n a su libro, Andreotti, que es periodista profesional, recuerda con fina iron¨ªa que su madre sol¨ªa llamar "charlatanes" a los diputados y que cuando ¨¦l, jovenc¨ªsimo, lleg¨® a los esca?os de Montecitorio, le suplic¨® que no les volviera a llamar de aquel modo. "Por lo menos delante de m¨ª no volvi¨® a hacerlo", asegura Andreotti.Los insultos que m¨¢s aparecen en boca de los diputados y que recoge Andreotti son, entre otros, "asesino, cornudo, jesuita, hip¨®crita, fariseo, traidor, payaso, imb¨¦cil integral, ladr¨®n, marica, fascista, sacrist¨¢n y esp¨ªa".
En el Parlamento italiano los debates suelen ser muy coloridos, y a veces no bastan los insultos y se pasa a la acci¨®n. Suele haber pu?etazos y hasta escupitajos. Y cuando la presidenta, la comunista Nilde Jotti, ordena la expulsi¨®n de la sala de un diputado, algunos -especialmente los radicales suelen ponerse en cuclillas ofreciendo resistencia a los forzudos empleados, que se ven obligados a llev¨¢rselos en vilo, como en una invisible silla gestatoria, soportando los intentos del diputado rebelde de repartir coces a diestro y siniestro."Marco, ?desde cu¨¢ndo has aprendido a relinchar?", le pregunta el diputado Mario Pocchetti a Pannella, el carism¨¢tico l¨ªder radical. A lo que ¨¦ste, sin darle tiempo ni a respirar, responde: "Desde que t¨² aprendiste a rebuznar, Lo he hecho por solidaridad de la especie".
Otra trifulca que relata es la que tuvo Giancarlo Pajetta con el l¨ªder neofascista Giorgio Almirante, quien ironiz¨® pidiendo al l¨ªder comunista que tradujese su discurso al italiano, aludiendo a que los comunistas hablaban al dictado de Mosc¨². Pajetta respondi¨® como un cuchillo: "Podr¨ªa tambi¨¦n traduc¨ªrselo al alein¨¢n, que es la ¨²nica lengua que usted conoce bien. ?C¨¢llese, fascista!".En una ocasi¨®n la diputada democristiana Anna Maria Ciai Trivelli sostuvo un jugoso juego de palabras con Marco Pannella. Dijo ¨¦ste: "Si por un instante fu¨¦semos capaces de desnudarnos de una visi¨®n estrecha de las cosas...". Corta la diputada: "No, por favor, Pannella, no te desnudes aqu¨ª...". Responde el radical: "Es posible que un d¨ª¨¢ nos desnudemos aqu¨ª, s¨ª, se?ora, y ser¨ªa menos grave de lo que hacen ustedes continuamente, que dejan en pelota,a la verdad en su peri¨®dico y en la televisi¨®n. Eso s¨ª que es pura obscenidad". La diputada se enfada: "?C¨¢llate, imb¨¦cil, histri¨®n!".
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