El abismo
Esta noche, en el peri¨®dico, sent¨ª, 24 horas despu¨¦s, que el a?o se me hab¨ªa acabado definitivamente. La noche anterior el abismo no pareci¨® tan extraordinario. Al fin y al cabo, s¨®lo padecimos el azote m¨¢gico de la edad y no perd¨ªamos otra cosa que unas horas de risa en la esquina de un calendario maltrecho. El resto, como las cr¨®nicas de sociedad o como el agua de los paisajes, es puro silencio, la bendici¨®n ilustrada de las noches completas. De modo que era una despedida m¨¢s, la acumulaci¨®n de un adi¨®s que ahora ya se queda en su sitio, sin m¨¢s contemplaciones.Pero esta noche observ¨¦ las verdaderas dimensiones del abismo. Los d¨ªas no son ¨¦stos y los otros. Los d¨ªas son todos iguales, exactamente, milim¨¦tricamente parecidos. No los cambia el calendario, ni la fecha, ni siquiera los cambia la denominaci¨®n que tienen. Les compensa de esa absurda repetici¨®n mon¨®tona la persistencia de la ilusi¨®n y alguna que otra risa. La canci¨®n brasilef¨ªa que altera la secuencia de los d¨ªas, y as¨ª convierte el s¨¢bado en lunes, el viernes en domingo y el martes en jueves, se acerca bastante bien al abismo simb¨®lico del calendario y le otorga su sentido y su raz¨®n.
As¨ª que los d¨ªas no importan nada. Hasta que dejan de existir. En una mesa atiborrada de felicitaciones fantasmag¨®ricas y de olvidos voluntarios se me acumul¨® esta noche la evidencia del abismo. Se me acab¨® la agenda, la secuencia de los d¨ªas se interrumpi¨® bruscamente, roto para siempre el cord¨®n umbilical con la serie tenebrosa e inexorable de los d¨ªas. "Quedamos para el lunes" le dije a un comunicante. Y ftii a anotar en el hueco del lunes los datos convenientes para hacer leve la b¨²squeda. Y ya no hab¨ªa lunes en el calendario. Jos¨¦ Hierro dijo, cuando se le muri¨® un espa?ol an¨®nimo en un hospital extranjero, que estuvo a punto de llorar ante el abismo inseparable de la nada en que se quedan los otros. No fue tan tr¨¢gica la sensaci¨®n, pero juro que nunca me sent¨ª tan cerca del abismo como cuando mi agenda vieja perdi¨® definitivamente la secuencia de los d¨ªas pr¨®ximos.
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