Mstislav Rostropovich act¨²a en Madrid con motivo del 50? cumplea?os del Rey

El a?o musical 1988 comenz¨® ayer en el teatro Real de Madrid con un concierto de felicitaci¨®n al rey Juan Carlos en su 50? aniversario. El protagonista de la noche fue el sovi¨¦tico Mstislav Rostropovich, considerado el mejor violonchelista del mundo, que interpret¨® obras de Johannes Brahms y Anton Dvorak con la Orquesta Nacional de Espa?a, dirigida por Jes¨²s L¨®pez Cohos. El m¨²sico es amigo de los Reyes de Espa?a y tambi¨¦n actu¨® en el 10? aniversario de la proclamaci¨®n de don Juan Carlos. El concierto estuvo presidido por los Reyes y fue un completo ¨¦xito.

El Teatro Real de Madrid registr¨® ayer un Heno absoluto eN el concierto celebrado con motivo del 50? cumplea?os del Rey. Tras una bella versi¨®n de la Sinfon¨ªa del Nuevo Mundo, de Dvorak, la orquesta interpret¨® el intermendio de la zarzuela La boda de Luis Alonso, de Gim¨¦nez, seguido de unos compases de Cumplea?os feliz, que fueron coreados por parte del p¨²blico. Los Reyes estaban acompa?ados por el pr¨ªncipe Felipe y las infantas, Elena y Cristina, por los ex reyes de Grecia, Constantino y Ana Mar¨ªa. Entre los asistentes, se en contraban los ministros de Cultura, Javier Solana, y de Defensa, Narc¨ªs Serra, y el cient¨ªfico Severo Ochoa.El teatro de la plaza de Oriente ha sido esta vez doblemente real, al acoger a la realeza espa?ola y a la del violonchelo, que estuvieron acompa?adas de una realidad: el clamor del p¨²blico asistente no a una gala oficial, sino a un concierto de excepci¨®n.

Parece que en cuesti¨®n de int¨¦rpretes musicales, hispanismo se escribe con erre. Desde comienzos del siglo podemos recordar, en l¨ªnea sucesoria de popularidad espa?ola, a Eduardo Risler, Arturo Rubinstein y Rostropovich.

Quiz¨¢ esa erre provenga justamente de rey, pues la amistad de los tres grandes artistas con los reyes de su tiempo constituye algo efectivo que sobrepasa todo gesto y rito protocolario; en el caso de don Juan Carlos y do?a Sof?a con respecto a Rostropovich, la amistad se hace entra?able, y la dedicaci¨®n, mutua.

Pocos solistas entre los verdaderamente grandes han prestado y prestan mayor atenci¨®n a la m¨²sica de su tiempo. Es cap¨ªtulo que suele olvidarse al hablar de Rostropovich, y no falta quien supone que el gran violonchelista se pasa la vida exclusivamente entre Dvorak, Haydn o Schumann. Qu¨¦ equivocaci¨®n. Nada menos que 44 partituras para violonchelo y orquesta ha estrenado ya Rostropovich, escritas generalmente para ¨¦l por compositores de toda tendencia: Berio, Crist¨®bal Halffter, Lutoslavski, Penderecki, Jolivet, Messiaen, Dutilleux, Britten, son nombres suficientemente ilustrativos.

Desde ellos, como desde Bach, ProkofIev, Saint-Saens, Rostropovich realza como se?or del violonchelo. Y aun esto resulta minimizante, pues el artista de Baku es se?or de la m¨²sica, como concepto t¨¦cnico e ideol¨®gico, cuando se sienta al piano o cuando dirige. La Espa?a de Casals y Cassad¨®, la de los m¨¢s j¨®venes Claret y Corostola, parec¨ªa resumirse anoche en la l¨ªrica apasionada de Dvorak, sometida a la apasionada raz¨®n de Rostropovich. No cabe mejor signo para comenzar un a?o musical.