Un gol ol¨ªmpico
LA SITUACI?N creada tras el cese de Antonio L¨®pez como director de Deportes del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Organizador de Barcelona 92 (COOB 92) -el tercer puesto del organigrama ejecutivo del equipo organizador de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona- refleja de manera palpable el tipo de males que aquejan al deporte espa?ol. Su estructura es endeble, resultan anacr¨®nicos sus sistemas, y su propia inmadurez hace posible hechos como que el que ha desembocado en la dimisi¨®n de aquel alto directivo, mezclado en supuestas irregularidades en la gesti¨®n de su presupuesto oficial como federativo.La elecci¨®n de Antonio L¨®pez para el cargo de director de Deportes reflej¨® en s¨ª misma esa situaci¨®n ca¨®tica que vive el deporte espa?ol. Todos los organismos que intervinieron en el nombramiento del ahora dimitido -Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol, Consejo Superior de Deportes, Federaci¨®n Espa?ola de Motociclismo y COOB 92- sab¨ªan que la persona elegida atravesaba por una delicada situaci¨®n econ¨®mica derivada de su gesti¨®n privada como empresario, y no ignoraban que su paso por la Federaci¨®n Espa?ola de Motociclismo se hab¨ªa caracterizado tanto por la brillantez de los resultados deportivos -un extremo que nadie puede desmentir- como por lo confuso de su balance econ¨®mico. El propio presidente del COE, Carlos Ferrer Salat, ha acabado reconociendo que Antonio L¨®pez fue uno de los descartados por una multinacional norteamericana de cazatalentos.
Posteriormente, una investigaci¨®n de la Federaci¨®n Espa?ola de Motociclismo, realizada por orden del Consejo Superior de Deportes (CSD) a instancias de quienes sucedieron a L¨®pez en la presidencia, revel¨® un desv¨ªo presupuestario de 22 millones de pesetas, de los cuales m¨¢s de cuatro no fueron justificados y correspond¨ªan a gastos realizados el pasado a?o por Antonio L¨®pez. Los hechos que han culminado en el cese del director de Deportes del COOB 92 eran pues del dominio de las autoridades espa?olas del deporte, por lo que resulta al menos parad¨®jico que a la hora de afrontarlos mostraran una sorpresa cercana a la incredulidad. Sorprende a¨²n m¨¢s la reacci¨®n del propio secretario de Estado para el Deporte, Javier G¨®mez Navarro, que ha sido citado diciendo que los verdaderos problemas del deporte espa?ol no se corresponden con estas minucias. Aunque lo diga tan alto responsable deportivo, ¨¦stas no son minucias, porque el deporte espa?ol precisa de una gesti¨®n clara, transparente y eficaz que contraste con lo que ha parecido ser habitual en este sector. Que la persona implicada en una supuesta gesti¨®n irregular llegue tan lejos en el campo del deporte ol¨ªmpico indica que lo que hay que atajar son justamente estas minucias.
El caso Antonio L¨®pez supone otro frenazo y marcha atr¨¢s para una estructura de organizaci¨®n que cost¨® un a?o crear. Los enfrentamientos entre las instituciones representadas -que, una vez conseguida la designaci¨®n de Barcelona abrieron una serie de guerras menores que obstaculizaron enormemente la formaci¨®n del organismo rector de los Juegos- podr¨ªan reproducirse de nuevo, a escasas semanas de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno en Calgary (Canad¨¢), donde Barcelona 92 debe estar representada por sus m¨¢ximos responsables. Nadie puede asegurar que la designaci¨®n del sustituto de L¨®pez no provoque un nuevo pulso entre socialistas y nacionalistas catalanes, una vez demostrado que el COE no est¨¢ capacitado para designar a una de las personas de mayor responsabilidad en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992.
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