Silva Henr¨ªquez

Su eminencia el cardenal Silva Henr¨ªquez ha venido a Espa?a a recibir el Premio de la Paz de la Asociaci¨®n de las Naciones Unidas en Espa?a. Algunas personas, pensando, tal vez de buena fe, que con ello "pondr¨¢n cosas en claro", intentan objetar el aplauso internacional a su labor. Es una actitud que como sacerdote puedo comprender. Naturalmente, no comparto las acusaciones que se hacen al se?or cardenal en carta al director del lunes d¨ªa 18, porque no son exactas y constituyen una interpretaci¨®n equivocada de hechos dolorosos de la vida pol¨ªtica chilena.Pero lo importante no es discutir hoy sobre lo acaecido hace 15 a?os. Tampoco se trata de no tener memoria hist¨®rica. De lo que se trata es de no permanecer anclado en el pasado, sino de aprender la dura lecci¨®n de las consecuencias del desencuentro, de la falta de di¨¢logo, de la oposibilidad de consensuar. Hoy como ayer, el cardenal llama a poner, por sobre lo peque?o, la grandeza de una tarea de conciliaci¨®n de voluntades, de todas las voluntades, para recuperar la libertad y la convivencia democr¨¢tica en nuestro pa¨ªs. Y el pueblo -que es el que importa- lo comprende y lo comparte. Por eso, en la ¨²ltima concentraci¨®n masiva de los chilenos para pedir elecciones libres en Santiago, 500.000 personas gritaron al un¨ªsono cuando se ley¨® una carta de Ra¨²l Silva Henr¨ªquez: "Ra¨²l, amigo, el pueblo est¨¢ contigo".-

Secretario del cardenal Ra¨²l Silva Henr¨ªquez.