Un congreso con historia
Hay historia cuando las cosas no acaban como empiezan. El 312 Congreso del PSOE se abri¨® con una intervenci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez que m¨¢s que una defensa de la gesti¨®n de la comisi¨®n ejecutiva saliente era un discurso a la defensiva contra los hacedores de opini¨®n p¨²blica, empecinados en no reconocer lo evidente y en generalizar defectos, tan reales como aislados. Lo evidente eran los logros del Gobierno: asentamiento de la democracia, saneamiento econ¨®mico, reconocimiento internacional, avances en pol¨ªtica social.No era un discurso triunfalista porque los triunfos se contaban como hechos. Pero s¨ª era revelador de la relaci¨®n espa?ola entre cr¨ªtica de la opini¨®n p¨²blica y poder pol¨ªtico. Entre las escasas autocr¨ªticas de la ponencia marco figuraba, la de no saber comunicar; era un eufemismo para denunciar la incapacidad de la sociedad de comprender lo que se hace. ?Existe ese acoso? Si m¨¢s del 70% de ciudadanos ha elegido alcaldes socialistas, argumentaba el secretario general del PSOE, los hacedores de opini¨®n p¨²blica no reflejan el sentir de la sociedad con su criticismo. La cara de asombro de los periodistas, quienes daban por supuesto esos logros al tiempo que reivindicaban su papel de seguimiento cr¨ªtico de los mandatarios, da a entender que lo que subyace no es un asunto de buenos y malos, sino una concepci¨®n de la cr¨ªtica. Entre nosotros sobrevive el modelo de cr¨ªtica antifranquista: el poder es sospechoso. Si lo hacen bien, eso va en el sueldo. Pero hay quevigilar su poder, siempre con querencias perversas. Esa actitud deriva f¨¢cilmente en caso y produce, en reacci¨®n, discursos a la defensiva, donde la autocr¨ªtica y el rigor anal¨ªtico se esfuman. Esta actitud ya mereci¨® sonoros varapalos de un cr¨ªtico como Hegel: "Es un signo de la m¨¢xima superficialidad encontrar en todas partes lo malo", dec¨ªa, y es que "esa cr¨ªtica se mantiene con elevado gesto por encima de la cuesti¨®n, ahorr¨¢ndose el esfuerzo de penetrar en ella". Mal augurio, en cualquier caso, si esa intervenci¨®n presagiaba el enfoque del congreso. Cab¨ªa temerse un mayor distanciamiento entre pol¨ªtica y sociedad.
Otro fue el discurso de clausura. Su parlamento cabalgaba sobre las enmiendas introducidas en una insulsa y ambigua ponencia marco. La novedad m¨¢s llamativa era la cuota del 25% para la mujer en los ¨®rganos directivos del partido. A estas alturas de la resignaci¨®n, en lo tocante a posibilidades de cambios sociales profundos, nadie duda que la igualdad de sexos es una reserva explosiva. El documento del SPD, llamado de Irsee -el proyecto socialista m¨¢s sugestivo de los ¨²ltimosa?os-, reconoce que el machismo limita la racionalidad humana y priva a la acci¨®n pol¨ªtica de virtudes catalogadas como femeninas, tales como la comprensi¨®n del otro, la transigencia, la imaginaci¨®n y el sentido de lo concreto, con las que la pol¨ªtica no ser¨ªa lo que es.
Otra enmienda reivindicaba la moralidad de la vida pol¨ªtica. No se trata de exigir heroicidades, sino, como dec¨ªa Joaqu¨ªn Leguina, "ser tal como ¨¦ramos". Al margen de amarillismos period¨ªsticos, tan vergonzosos como abundantes, el congreso reconoci¨® las heridas del poder en la buena disposici¨®n con que se lleg¨® al cargo en 1982.
Si la historia se reconoce por la presencia de algo nuevo en su desarrollo, la atenci¨®n estaba centrada en el destino de las relaciones entre el PSOE y la UGT, ausentes en la primera intervenci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez. Nicol¨¢s Redondo, con sobriedad y distanciadamente, sin concesi¨®n alguna a la ret¨®rica habitual, repiti¨® las cr¨ªticas ugetistas al Gobierno socialista. El secretario general de los socialistas, por su parte, no reprodujo el estado de ¨¢nimo, beligerante, de muchos dirigentes del partido semanas atr¨¢s. Lo queha quedado claro tras ambas intervenciones es que las diferencias desbordan ya la buena voluntad de los protagonistas. Las relaciones s¨®lo pueden restablecerse sobre nuevas bases. Llama la atenci¨®n que sobre los mismos hechos hubiera interpretaciones tan dispares: sobre el paro, las desigualdades sociales o la pol¨ªtica social, las valoraciones eran diametralmente opuestas. Esto s¨®lo se explica si el horizonte interpretativo -lo que Nicol¨¢s Redondo llamaba el "proyecto socialista"- era diverso. Y as¨ª parece. Lo com¨²n sigue siendo la voluntad del PSOE y de la UGT de inscribir su actuaci¨®n en un proyecto socialista. El sindicato planteaba la necesidad de formular ese proyecto, poniendo una condici¨®n: participar en pie de igualdad, con lo que daba a entender que ni se reconoc¨ªa en el proyecto del Gobierno socialista ni estaba en pie de igualdad. Desde esos supuestos era comprensible que Nicol¨¢s Redondo no aceptara la mano tendida de Felipe Gonz¨¢lez para que volviera a la direcci¨®n del partido. Y el escalofr¨ªo que recorri¨® las espaldas de los viejos militantes del partido y del sindicato era s¨ªntoma de que en ese momento se estaba pasando una p¨¢gina de la historia. El fervor con que se acogi¨® al l¨ªder ugetista cambi¨® en frustraci¨®n y muchos se indignaron. Pero no hay m¨¢s que mirar a Europa para reconocer la mutaci¨®n que est¨¢ produci¨¦ndose en los sindicatos cl¨¢sicos, confrontados a la gravedad del paro y al desaf¨ªo que supone la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas en el sistema de producci¨®n. A estas circunstancias hay que a?adir el desgaste del sindicato socialista, que apoy¨® con hombres y estrategia la pol¨ªtica de saneamiento econ¨®mico llevada a cabo por el Gobierno socialista. Las espadas est¨¢n en alto y las posiciones lo suficientemente clarificadas como para que esa futura conferencia del PSOE sobre pol¨ªtica sindical de sus frutos.
?Mucho o poco lo nuevo de esta historia? Depende como se desarrolle. El rearme moral puede quedar en moralina si la cadena de mando no ejerce con contundencia. ?La contribuci¨®n a la paz mundial v¨ªa solidaridad con el subdesarrollo? Depende de los presupuestos y de una pol¨ªtica m¨¢s atenta a la colaboraci¨®n que a los fuegos de artificio. ?La profundizaci¨®n en la pol¨ªtica social? Ser¨¢ interesante saber c¨®mo evolucionan las relaciones con la UGT.
Depende tambi¨¦n de la direcci¨®n del PSOE. La composici¨®n de la confusi¨®n ejecutiva es un indicador del modo y manera, como se llevar¨¢n a cabo las resoluciones congresuales. Las importantes variantes introducidas en el texto original daban pie para esperar una lista de nombres acorde con las novedades. Eso ha tenido fiel reflejo en lo concerniente al 25% de presencia femenina. El resto ofrece escasas sorpresas. La incorporaci¨®n m¨¢s significativa es la de Maravall, sobre cuya capacidad intelectual y pol¨ªtica puede descansar una buena dosis de confianza en el futuro que el 31 congreso se propon¨ªa ganar.
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