Tres cuartos de hora con Teresa Berganza

El acto de entrega de los premios nacionales Crist¨®bal Balenciaga de moda y dise?o, que presidieron anteayer los Reyes en el Teatro Real, nos trajo un excelente valor a?adido: el regreso, por tres cuartos de hora, de Teresa Berganza.Bien acompa?ada por el pianista Juan Antonio ?lvarez Parejo, la cantante madrile?a, siempre joven "en esencia, presencia y potencia", repas¨® un repertorio espa?ol con el que, junto a Rossini, inici¨® su carrera triunfante al comenzar la d¨¦cada de los cincuenta.

Madurez

Encontr¨¦ a Teresa en un punto de madurez magn¨ªfico que se resuelve en un estilo renuente a toda concesi¨®n. Recuerdo que, cuando la Berganza, casi una ni?a, comenzaba sus recitales, alud¨ªa siempre a la pureza musical como valor deseado que, quienes escuch¨¢bamos, sab¨ªamos muy conseguido.

Ahora ese af¨¢n aparece como en viaje de retorno, tras una apretada existencia musical, y as¨ª, nuestros autores nos llegaron vivos, perfectos, conmovedores a trav¨¦s de la voz mordiente y oscura, ¨¢gil y exacta, de Teresa Berganza: los cl¨¢sicos castellanos cantados por el ampurdan¨¦s Eduardo Toldr¨¢, el castellanismo bell¨ªsimo y popular del alav¨¦s Jes¨²s Guridi, las "majas dolorosas" de Enrique Granados, uno de los m¨¢s bellos rincones de nuestro tardorromanticistno popular ciudadano, la gracia punteada de los majos Timido y discreto, el sevillanismo gestual de Turina en El fantasma o abiertamente popular en Cantares.

Para final, y como propinas, dos creaciones de Teresa Berganza prestigiadas universalmente: La canci¨®n bohemia de Carmen, de Biset, y el aria de Tancredo (Di tanti palpiti) demostraron, una vez m¨¢s, el arte de alta calidad de nuestra compatriota y c¨®mo, en Rossini, la Berganza ha sido y es insuperable remate de nuestro rossinismo hist¨®rico: la Colbrand, Mar¨ªa Malibr¨¢n, Conchita Superv¨ªa y Teresa Berganza.

Con los largos aplausos, me parece que el p¨²blico del Teatro Real hac¨ªa patente su deseo de escuchar con mayor frecuencia a Teresa Berganza, tanto en la escena como en el concierto. No hay por qu¨¦ hacer de ella una leyenda lejana, cuando la tenemos ah¨ª, como artista plena y convincente.