George Bush derrota a Dan Rather
Los norteamericanos, hartos de la prepotencia de los medios de comunicaci¨®n
George Bush ha derrotado a Dan Rather, la estrella de la televisi¨®n norteamericana, en un dram¨¢tico combate televisado en directo que le ha servido al vicepresidente para despejar sus dudas sobre su imagen deflojo y para aumentar sus posibilidades en la campa?a presidencial. El vicepresidente tiene una s¨®lida ventaja de 49% a 26% sobre su principal rival para la nominaci¨®n republicana, Robert Dole. El fallo es pr¨¢cticamente un¨¢nime, aunque se se?ala tambi¨¦n que Bush sigue sin despegarse del esc¨¢ndalo Irangate. Pero, sobre todo, la mayor¨ªa del pa¨ªs est¨¢ aplaudi¨¦ndole porque ha triunfado contra el s¨ªmbolo de la arrogancia de la Prensa liberal. El p¨²blico, seg¨²n las encuestas, est¨¢ harto de la gran influencia de los medios de masas en EE UU y resiente su supuesto control del proceso electoral.
El 64% de los votantes republicanos en Iowa -donde el 8 de febrero tendr¨¢n lugar los caucuses, la primera prueba electoral significativa a la Casa Blancacree que Bush domin¨® a Rather, mientras que s¨®lo un 18% piensa que el periodista gan¨®. Algunas de las 200 emisoras afiliadas a la CBS, cuyo informativo de las siete de la tarde es presentado por Rather, quieren pedir perd¨®n a la audiencia por la actuaci¨®n del periodista, y las Ramadas telef¨®nicas a las emisoras y a la campa?a del vicepresidente son mayoritariamente favorables a Bush.Para los conservadores, atacar a Rather es m¨¢s popular que criticar a Gaddafi. La derecha republicana, inc¨®moda con el centrismo de Bush, le ha otorgado una medalla al valor. Hace dos a?os, sectores ultras dirigidos por el senador Jesse Helms trataron de comprar la CBS y destronar a Rather. No lo lograron, pero dese stabilizaron financieramente a esta cadena cuyos informativos cuentan con la mayor audiencia.
Todo ocurri¨® en nueve electrizantes minutos en directo -la mejor televisi¨®n vista en mucho tiempo seg¨²n lor, cr¨ªticos-, cuando Dan Rather, sucesor del legendario Walter Conkrite y el periodista mejor pagado del mundo, con tres millones de d¨®lares al a?o, trat¨® de acorralar a Bush sobre su oscuro papel en el Irangate. 40 millones de hogares ve¨ªan la CB S y c¨®mo Bush se negaba en redondo a entrar en el fondo del asunto y contraatacaba a la vaca sagrada del periodismo norteamericano.
Rather, cuya intenci¨®n profesional era correcta, perdi¨® los papeles, se puso muy agresivo, cort¨® al vicepresidente advirti¨¦ndole con suficiencia: "Preste atenci¨®n, tenga cuidado con lo que dice", y, finalmente, dej¨® a Bush con la palabra en la boca. La entrevista se convirti¨® en un di¨¢logo de sordos, sin que los espectadores pudieran escuchar los argumentos de fondo.
Bush, que arrastra una imagen de pelele, se creci¨® ante el ataque y desconcert¨® a Rather dici¨¦ndole: "Lo que usted est¨¢ haciendo, pretendiendo juzgarme por si asist¨ª o no a una reuni¨®n sobre el Irancontra, es como si yo le juzgara por haber abandonado durante siete minutos el estudio dejando la pantalla en blanco". Rather, irritado porque la CBS decidi¨® continuar un partido de tenis televisado en directo, dej¨® el estudio, el pasado septiembre, retrasando el comienzo del telediario.
El poder de la televisi¨®n
El incidente, que es noticia de primera p¨¢gina en todo el pa¨ªs, demuestra el inmenso poder de la televisi¨®n en la pol¨ªtica estadounidense y su capacidad de dominar el debate electoral. El caso de Gary Hart es un buen ejemplo. Este poder comienza a ser excesivo para el norteamericano medio, que se pone EL favor de los pol¨ªticos, sobre todo si son republicanos, cuando cree que son atacados por los periodistas. Los sondeos reflejan que una mayor¨ªa de los ciudadanos considera a los grandes medios de masas "liberales" y "parciales" contra los conservadores en el debate pol¨ªtico. Esto explica la aparici¨®n ayer, en la campa?a electoral, de camisetas con la leyenda Bush, 1, Rather, 0, y de c¨¢rteles: Votar a Bush, despedir a Rather.
Hasta el liberal The New York Times daba como ganador del "infame combate" a Bush. Pero s¨®lo en las formas, no en el fondo de la cuesti¨®n. Rather, la bestia negra de los conserva que ya est¨¢n pidiendo su cabeza, trataba simplemente de saber qu¨¦ aconsej¨® el vicepresidente a Reagan en el peor esc¨¢ndalo de pol¨ªtica exterior de su presidencia. Si aprob¨® el intercambio de armas por rehenes y si sab¨ªa o no que los secretarios de Estado y de Defensa se opusieron al Irangate. En definitiva, ?d¨®nde estaba Bush en el Irangate? La respuesta es importante porque dir¨¢ mucho de su capacidad de juicio y de su estatura para ser presidente.
Bush se niega a responder, ampar¨¢ndose en la confidencialidad de sus consejos a Reagan. Ayer, el presidente le defendi¨®. Su participaci¨®n en la operaci¨®n encubierta es cada d¨ªa m¨¢s oscura y su falta de respuesta clara le va a seguir durante toda la carrera electoral. Es el arma que utilizan su principal rival republicano, Robert Dole, y dem¨®cratas.
Rather ha defendido su actuaci¨®n. "Intentar hacer preguntas honestas y ser insistente sobre las respuestas es parte del trabajo de un reportero. Es lamentable que muchas veces se preste m¨¢s atenci¨®n a la forma que al fondo. Pero es un gaje de este oficio". La CBS ha apoyado a su periodista, quien, sin embargo, en el telediario siguiente a la pol¨¦mica entrevista concedi¨® que el final abrupto de la misma fue "desafortunado".
La CBS niega que Bush fuera sorprendido y asegura que estaba claro que se tocar¨ªa su papel en el Irangate.
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