Pol¨ªticos
Nuestros preclaros mandamases, sacrific¨¢ndose una vez m¨¢s por el bienestar del pueblo soberano, han decidido convertir el juicio de la colza en un cursillo acelerado de usos pol¨ªticos. Es un esfuerzo que les honra, pues de todos es sabido que los espa?oles andamos m¨¢s bien verdes en las cuestiones p¨²blicas, siendo todav¨ªa como somos una democracia adolescente. Tras este PPO tan atinado que nos han impartido desde el juicio, sin embargo, se puede decir con toda satisfacci¨®n que la ciudadan¨ªa empieza a saber discernir lo que vale un peine y la palabra de un pol¨ªtico. El quid de la cuesti¨®n es el cinismo.Desde luego, el profesor Calvo Sotelo estuvo francamente magistral en su lecci¨®n. Porque no s¨®lo supo explicar con claridad did¨¢ctica que ¨²nicamente acus¨¦ a los ayuntamientos de la oposici¨®n para chinchar, sino que adem¨¢s, y tras hacernos creer durante a?os que era un tipo muermazo, se ha destapado ahora, vaya por Dios, como un hombre graciosillo y un ladino.
En lo que respecta al profesor Ciriaco, tambi¨¦n aventajado alumno de Di¨®genes, su clase result¨® de lo m¨¢s oportuna porque evidenci¨® que el cinismo es una asignatura b¨¢sica estudiada por todos los partidos. Tambi¨¦n el PSOE se dedic¨® prioritariamente a jeringar al contrario en vez de ocuparse en serio del problema. Me los imagino ahora en aquellos meses conflictivos, mientras a los afectados se les engarabitaban los dedos del veneno. Me los imagino insult¨¢ndose desaforadamente en el Congreso y d¨¢ndose juguetones codazos a la salida: "Fastidiaros, que os hemos puesto como un pingo". Son como ni?os, pero ni?os malos.
Lo ¨²nico que me preocupa es que este pa¨ªs arrastra, desde ¨¦pocas franquistas, un peligroso desd¨¦n por lo pol¨ªtico. Y no parece que la cosa vaya a mejorar con comportamientos como ¨¦stos. Por ello, y pese al indudable inter¨¦s de este cursillo, yo recomendar¨ªa que a los profesores participantes se les administrara una cucharadita de rico aceite de colza. A modo de ejemplaridad y por haber mentido.
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