Una biograf¨ªa de Leopardi mantiene vivo el inter¨¦s por el poeta
En Italia no se ha apagado a¨²n el eco del 1502 aniversario de la muerte de Giacomo Leopardi, muerto en la tr¨¢gica epidemia de c¨®lera en N¨¢poles, cuando a¨²n no hab¨ªa cumplido 39 a?os y considerado como el mayor escritor del Ochocientos italiano, a la par que Manzoni.En N¨¢poles seguir¨¢ en pie durante todo este 1988 una exposici¨®n, en el palacio Real, sobre el genial poeta.
Por todo el pa¨ªs se han multiplicado conferencias, debates, y congresos, y un sinn¨²mero de art¨ªculos. Pero lo que quedar¨¢ sobre todo de dichos festejos es la primera biograf¨ªa escrita en forma narrativa en los ¨²ltimos 50 a?os: Leopardi, la infancia, las ciudades, los amores, publicada por Bompiani, el editor de Moravia, Eco y Sciascia, escrito por Renato Minore, cr¨ªtico literario de Il Messaggero.
Se trata de un trabajo vivo y anticonvencional, que ha hecho discutir mucho, como ya ocurri¨® con la obra de Natalia Ginsburg La familia Manzoni. En ambos casos, los autores han abordado dos monstruos sagrados, con infinito amor, pero tambi¨¦n sin mutiles indulgencias. Minore se ha sentido atra¨ªdo por el microcosmo sofocante que giraba en torno a Leopardi, con una madre g¨¦lida y analfabeta y un padre humanista de provincia, quien, con el peso de una cultura antigua y reaccionaria, trat¨® de aplastar a su hijo.
Los juegos y los sue?os
La figura de Adelaida, la madre, y de Monaldo, el padre, junto a la del hermano Carlo y la hermana Paolina, aparecen n¨ªtidas en la narrativa de Minore, que ha reconstruido los juegos, los sue?os, los terrores, las pesadillas de la infancia en las p¨¢ginas iniciales del libro.Sucesivamente se revelan otros momentos de la vida leopardiana, que el poeta llamaba "la historia del alma". Por ejemplo, el encuentro con Roma, ciudad donde Leopardi lleg¨® por vez primera a sus 24 a?os. Un encuentro que fue un encontronazo con una ciudad que se parec¨ªa mucho a la actual, con los poderosos que dictaban las leyes, los postulantes que suplicaban un puesto, los literatos que se prostitu¨ªan con la gloria, sumergidos en mil connivencias; adem¨¢s, Leopardi ten¨ªa una joroba muy pronunciada, estaba lleno de achaques (en gran parte de naturaleza psicosom¨¢tica) y era continuo objeto de burlas.
De ah¨ª sus penas de amor y, sobre todo, una infeliz pasi¨®n por una rica y aburrida se?ora florentina, vivida bajo la tutela de su amigo Antonio Ranieri. Un aut¨¦ntico tri¨¢ngulo, o mejor, un cuadril¨¢tero, porque con una documentaci¨®n en gran parte in¨¦dita y no bastante conocida, sale de la sombra tambi¨¦n la actriz m¨¢s famosa de la ¨¦poca, Magdalena Pelzet.
Minore presenta un Leopardi de alg¨²n modo a¨²n inexplorado, tierno y desesperado, curioso y apasionado, fr¨¢gil e implacable, inmensamente grande. Quiz¨¢ demasiado grande para sus contempor¨¢neos, que no supieron nunca aceptarlo de verdad.
Babelia
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