La ruptura del consenso sobre Francisco Frutos preparar la operaci¨®n
El 12? Congreso del Partido Comunista de Espa?a (PCE) se ha visto conducido a la extra?a situaci¨®n de reclamar a un l¨ªder que no quiere serio, como consecuencia del fracaso de la direcci¨®n saliente para pactar la sucesi¨®n de Gerardo Iglesias. Un proceso en el que el nombre de Julio Anguita ha estado siempre en candelero, y en el que Nicol¨¢s Sartorius ha desempe?ado un importante papel, aunque haya tenido la habilidad de aparecer poco en el primer plano p¨²blico de esta operaci¨®n.
Hace un mes, dos reuniones sucesivas de notables del partido construyeron el siguiente consenso: Francisco Frutos ser¨ªa el candidato a la secretar¨ªa general del partido, y Anguita, el candidato a la jefatura del Gobierno. Esta ¨²ltima propuesta fue planteada por Sartorius -quien, adem¨¢s, defendi¨® una presidencia colegiada para Izquierda Unida-mientras que la sugerencia sobre Frutos parti¨® del secretario general del PCA, Felipe Alcaraz.El nombre de Frutos no era un globo sonda", como se especul¨® en su d¨ªa, sino una candidatura de consenso, bien que prendida con alfileres, entre la docena Y media de notables all¨ª reunidos: Gerardo Iglesias, Felipe Alcaraz, Julio Anguita, Francisco Valero, Sim¨®n S¨¢nchez Montero, Jes¨²s Montero, Pedro Zamora, Francisco Javier Su¨¢rez, Juan Berga, Francisco Frutos, Jos¨¦ Mar¨ªa Coronas, Francisco Romero Mar¨ªn, Jos¨¦ Sandoval, Marcelino Camacho, Antonio Guti¨¦rrez y Nicol¨¢s Sartorius.
De este consenso fue excluido expresamente Rafael Rib¨¦, secretario general del PSUC, as¨ª como Julio Seti¨¦n, Juan
Francisco Pla y otros dirigentes con escaso peso en la organizaci¨®n actual del PCE. La exclusi¨®n tuvo consecuencias. Planteada la necesidad de regularizar aquellos acuerdos en los ¨®rganos del PCE, Rafael Rib¨® decidi¨® intervenir en el proceso de sucesi¨®n de Iglesias. Y, sin respetar un consenso en el que no hab¨ªa participado, lanz¨® una fuerte ofensiva en favor de Julio Anguita como secretario general.
Interviene Sartorius
Antes de que Rib¨® planteara oficialmente su propuesta al comit¨¦ central se hab¨ªan producido suficientes filtraciones a los medios informativos como para que cundiera la inquietud en el partido comunista sobre los pactos de los notables. La candidatura de Frutos recibi¨® cr¨ªticas desde el primer momento, mientras que, al calor del prestigio que supon¨ªa el nombre de Anguita, se produjeron las primeras presiones para que desempe?ara responsabilidades nacionales con todas las consecuencias; es decir, aceptando la secretar¨ªa general. El aparato andaluz, dirigido por Felipe Alcaraz, no fue ajeno a esta idea, que fue, interpretada en otros sectores como una presunta invasi¨®n de la sede central del PCE por los comunistas andaluces, quienes, no obstante, segu¨ªan sin ver clara la rentabilidad de abandonar el trabajo en esta regi¨®n.
Nicol¨¢s Sartorius se encarg¨® personalmente de combatir este giro inesperado de la situaci¨®n. Acudi¨® a Sevilla y, con el apoyo de Marcelino Camacho, continu¨® defendiendo la idea de que Anguita desempe?ara el papel de cartel electoral o candidato a la presidencia del Gobierno. El modelo andaluz de Izquierda Unida no se puede transportar al resto de Espa?a, dijo Sartorius en un mensaje que algunos de sus oyentes andaluces -conocedores de la finura de este dirigente- interpretaron en el sentido de que "las personas, tampoco".
A medida que la situaci¨®n se complicaba, Gerardo Iglesias y su equipo decidieron no dar explicaciones p¨²blicas. Iglesias almorz¨® con Anguita el 9 de febrero y crey¨® entender que ¨¦ste no aceptaba sustituirle. Por eso qued¨® sorprendido cuando, en el comit¨¦ central del 10 de febrero, observ¨® una ins¨®lita conjunci¨®n de fuerzas en favor de Anguita: a la ofensiva de Rib¨¦ se sum¨® un conjunto dej¨®venes dirigentes, aunque sin demasiado peso en el partido, junto con la veteran¨ªa y el prestigio de Sim¨®n S¨¢nchez Montero. Iglesias, desconcertado, finaliz¨® aquella reuni¨®n del comit¨¦ central con la negativa a proponer candidato alguno para la secretar¨ªa general. Fue la famosa sesi¨®n en la que Anguita, despu¨¦s del alud de adhesiones recibidas, "dej¨® la puerta abierta" a esa responsabididad.
En los d¨ªas siguientes, sectores influyentes del PCE tomaron posiciones respecto a dicha candidatura. Parte de CC OO no la aceptaba, y el propio Marcel¨ªno Camacho dijo a Rafael Rib¨® que ¨¦l no pod¨ªa olvidar el "contenido de clase" que deb¨ªa tener la secretar¨ªa general del PCE. Mientras tanto en Andaluc¨ªa, gran parte de direcci¨®n ve¨ªa graves inconvenientes en q¨²e Anguita dejara la regi¨®n "en solitario". El l¨ªder andaluz hizo p¨²blica su decisi¨®n de no aceptar la secretar¨ªa general, actitud en la que miembros del aparato central creyeron intuir un mensaje a los sectores influyentes del partido para que buscaran otra soluci¨®n o le apoyaran a ¨¦l sin vacilaciones.
Mientras tanto, el PSUC y gran parte del comit¨¦ madrile?o organizaban su contraofensiva, que se ha traducido, durante el congreso, en un aumento de opiniones favorables a Anguita. Veinticuatro horas antes del congreso, el dirigente andaluz recibi¨® seguridades del propio Gerardo Iglesias de que cuenta con su apoyo para ser secretario general.
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