Los recortes de gastos abren una crisis en el Pent¨¢gono
El ministro de Marina norteamericano, James Webb, ha dado el portazo al dimitir en protesta por la reducci¨®n de las fuerzas navales, circunstancia que provocar¨¢ un debate sobre el gasto militar de una Administraci¨®n que, en su ocaso, ha decidido reducir el tama?o del Pent¨¢gono. Webb, un condecorado veterano de Vietnam de 42 a?os, ha denunciado la falta de liderazgo de su superior, el secretariode Defensa, Frank Carlucci. El presidente, Ronald reagan, nombr¨® ayer al frente de la Marina a William Ball, asesor de la Casa Blanca, y admiti¨® que los recortes en defensa son un "dif¨ªcil y doloroso proceso".
Webb, un verdadero creyente en la revoluci¨®n Reagan, no ha querido tragarse la decisi¨®n de retirar 16 fragatas, que pospone indefinidamente el objetivo que marc¨® Reagan en 1980 de disponer de una flota naval de 600 barcos en 1989. "Desgraciadamemte, este era uno de los prop¨®sitos de la Administraci¨®n f¨¢cilmente alcanzable", afirma Webb en su carta de dimisi¨®n a Carlucci.Reagan ha insistido desde que lleg¨® al poder en una Marina basada en gigantescos portaviones, cabezas de costosos pero muy poderosos grupos aeronavales capaces de proyectar el poder de Washington por todo el globo. "Webb es una v¨ªctima del realismo fiscal al igual que la Marina de 600 buques", comentaba ayer una fuente del Pent¨¢gono. El presupuesto de defensa presentado la semana pasada por Reagan al Congreso ha sido recortado en 33.000 millones de d¨®lares (unos 3,7 billones de pesetas), de los cuales 12.000 de la Marina), y supone, una vez ajustada la inflaci¨®n, un descenso real del gasto militar del 2,9%.
"S¨®lo puedo concluir que la decisi¨®n de reducir el nivel de nuestra flota ha sido motivada por razones distintas a las militares o estrat¨¦gicas", afirm¨® ayer Webb. ?ste, que s¨®lo ha durado en el cargo diez pol¨¦micos meses, critic¨® a su jefe por dedicar m¨¢s tiempo al Departamento de Estado y al Congreso que a los hombres del Pent¨¢gono.
Sin pelos en la lengua
Webb, que escribi¨® una novela ¨¦xito de ventas sobre Vietnam y que ahora piensa dedicarse a la literatura y al periodismo, es un pol¨ªtico sin pelos en la lengua. Provoc¨® la irritaci¨®n del secretario de Estado, George Shultz, y de sus superiores al afirmar p¨²blicamente hace varias semanas que Estados Unidos debiera reevaluar desde cero sus compromisos militares en todo el mundo, sugiriendo que comenzara por una retirada de tropas de Europa.
M¨¢s sonado fu¨¦ su art¨ªculo Las mujeres no pueden combatir, en el que negaba a la poblaci¨®n femenina el acceso a la Academia Naval de Annapolis. El argumento de este audaz machista era que como "las mujeres no violan a los hombres" son inferiores como combatientes.
Su dimisi¨®n refleja las tensiones existentes en el Departamento de Defensa, acostumbrado bajo Reagan a pedir siempre m¨¢s dinero y a comprar todo tipo de nuevas armas y sistemas, ante un futuro de austeridad. La Administraci¨®n est¨¢ preparando recortes en el gasto militar de 174.000 millones de d¨®lares para los pr¨®ximos cuatro a?os.
El nuevo presupuesto del Pent¨¢gono -299.000 millones de d¨®lares- se estima el m¨ªnimo para mantener la seguridad nacional. Aunque se pide m¨¢s para la guerra de las galaxias, insuficiente sin embargo para acelerar su despliegue, el presupuesto recorta globalmente un 4% el gasto en adquisici¨®n de nuevas armas. Y fija un crecimiento cero para programas de investigaci¨®n y desarrollo. La reducci¨®n real para la Marina es de un 6,8%.
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